Sofía Kermaschii y George por Isabel Saiz Giorgeta y Francisco Coloma Colomer

Biografía
de
SOFÍA KERMASCHII Y GEORGE
por
Isabel Saiz Giorgeta y Francisco Coloma Colomer
Suponemos que durante la convalecencia de la grave herida recibida el día 14 de marzo del año 1838, que se prolongó todo el año 1839, fue cuando Nicolás de Miniussir y Giorgeta debió de iniciar el romance con la que sería el gran amor del resto de su vida (Sofía Kermaschii y George), ya que el hijo de ambos (César Giorgeta Kermaschii) nació el día 23 de agosto del año 1841, por lo que probablemente fue concebido a mediados del mes de noviembre del año 1840, el mismo año en que está fechado el retrato que, el pintor José Madrazo, realizó de Sofía a instancia de Nicolás.
Cuentan las lábiles crónicas familiares que Miniussir acudió de visita a la casa de los Kermaschii en Troyes, ya conocidos suyos tiempo atrás. Pero, esta vez, la pequeña Sofía se había convertido en una bella joven de 24 años, de la que el general se prendó al instante y con la que retornó a España.


Sofía Kermaschii y George, nacida en Troyes (Francia) el año 1815, era hija de Fernando Kermaschii (de origen polaco) y de Antonia George (como ella, oriunda de Troyes).
No nos ha quedado información alguna sobre la infancia y juventud de Sofía. Por sus cartas ulteriores, se le supone una educación esmerada, pues sus expresiones en castellano (sin ser su lengua materna) muestran este cariz.

Tenía Sofía 21 o 27 años menos que Miniussir (dependiendo nos basemos en los datos españoles o triestinos respectivamente) y 26 años cuando nació su hijo César.
Según consta en la partida de bautismo, el niño, nacido a las 13,45 horas del día 13 de agosto del año 1841, fue bautizado en la Iglesia de San Martín de Madrid el día 23 del mismo mes, imponiéndosele seis nombres propios (siendo el último el de su auténtico padre): César, Augusto, Óscar, Ramón, Mariano y “Nicolás.”

Sofía Kermaschii y George.
(25 años).
José de Madrazo y Agudo (1840).
Esta etapa inicial, de apenas un lustro (1839-1843), debió de ser para Sofía la más feliz de su relación, pues, además del inicio de su romance, supuso el nacimiento del hijo de ambos y el punto culminante del reconocimiento social y militar de Miniussir (coincidiendo con el final de la 1ª Guerra Carlista y la Regencia del general Espartero).

Nicolás de Miniussir y Giorgeta.
(48 años según datos españoles o 54 años según datos de Trieste).
Federico de Madrazo y Küntz (1843).



A partir de entonces, la carrera de Nicolás en el ejército se ve truncada definitivamente, ya que nunca más volverá a tener mando alguno.
Espartero disolvió el Congreso el 26 de mayo de 1843. La crisis política fue acompañada inmediatamente por la insurrección. Varias ciudades se levantaron en armas. Espartero conoció la caída de Madrid y, el 30 de julio de este año, embarcó para Inglaterra. Terminaba así su regencia, como había terminado tres años antes la de su antecesora María Cristina.
Aunque suponemos que Miniussir, en su periplo por Europa durante la antiliberal Década Moderada, fue acompañado por Sofía, su estado de ánimo no debió de ser nada halagüeño (Ver Miniussir y Giorgeta: Biografía General en blogcoloma).
Desde que Sofía comenzó su relación, el Mariscal siempre la presentó e inscribió en certificados oficiales como: “ahijada”, “hija” o “sobrina” y “bajo su patria potestad,” así como, esposa de un personaje inventado, llamado “Gaudencio Giorgeta,” natural de Trieste (nominación que extrajo de su propio segundo nombre de bautismo: Nicolò Gaudenzio Vincenzo y de su segundo apellido: Giorgeta).
Sus descendientes se refirieron a ella, tanto en escritos como en tertulias familiares, como “mamá Sofía”.
Del mismo modo, César tampoco fue nunca reconocido oficialmente por Miniussir como hijo, pero sí bajo su tutela; por lo que, al inscribirlo, decidió darle su segundo apellido “Giorgeta” como primero, manteniendo como segundo el de “Kermaschii” oficial de su madre: “César Giorgeta Kermaschii”.
Es más que probable que esta irregularidad, sumada a la caída en desgracia del mariscal para el gobierno a partir del año 1843, fuese la causa de que Nicolás y Sofía decidiesen ingresar a su hijo César en el seminario de Ciudad Real, a muy temprana edad.
César Giorgeta Kermaschii.
(Único hijo de Sofía y Nicolás).
(Aún con hábito religioso).
 (22 años).
(1863).

 
César tenía apenas 15 años cuando Miniussir sufrió el accidente cerebral y suponemos que la incapacidad física, que arrastró Nicolás hasta su muerte, fue determinante, primero, en el acercamiento entre madre e hijo y, posteriormente, en la decisión de dejar la vida religiosa (Ver César Giorgeta Kermaschii en blogcoloma).

 
Sofía Kermaschii y George.


Parece que Sofía vivió en Madrid, inicialmente en la calle de San Vicente Ferrer donde, así mismo nacería su hijo.
Se comenta en la familia la celebración, en esta casa, de tertulias festivo-literarias con la presencia de autores de renombre como Espronceda, quien el año 1841 presentaría en primicia a los tertulianos de esta morada su “Canto a Teresa”.
Otra dirección madrileña que Sofía refiere en carta del año 1870 (2 años después de la muerte de Nicolás) es: calle de Pelayo nº 63, 2ª derecha.
La tercera y última dirección que disponemos de Sofía en la capital es la que consta en su certificado de defunción: calle Real, nº 26, 4º, 4ª.
También habitó en Almagro, lugar donde el general tenía sus tierras, desde 1853 hasta 1861, padeciendo ya Nicolás la hemiplejía desde 1856 (Ver: Nicolás Miniussir y Giorgeta, el héroe de Waterloo que se instaló en Almagro a mediados del siglo XIX.  Francisco José Martínez Carrión. Revista de Arte y Pensamiento de Campo de Calatrava. I Época. Nº 5. Diciembre 2014, 181-199).

En 1861 Sofía se trasladó, con el Mariscal postrado, a Valencia, residiendo posiblemente en la plaza de Tetuán nº 10 hasta la muerte de Nicolás en 1868.
Tras la defunción de Miniussir regresó con César a Almagro para hacerse cargo de sus negocios agrícolas alternando, desde entonces, residencia con Madrid.
César Giorgeta Kermaschii (hijo de Sofía con Nicolás de Miniussir)
(Seminario de Ciudad Real)

De pocos datos más disponemos referidos a Sofía.
Existe, en una escritura del año 1866, mención de que las tierras, obtenidas por Miniussir en 1839 tras la desamortización (según Martínez Carrión 1840 y 1841), fueron hipotecadas a favor de su hermano Jacobo el año 1851. Este préstamo es devuelto por Nicolás el año en que se redacta esta escritura (1866) y con ello se restituyen de nuevo las tierras a su propietario original. Es posible que en esta época Miniussir, a sólo dos años de su muerte, ya no fuese dueño de sus facultades mentales y esta actuación se debiese más a un gesto de piedad, por parte de Jacobo hacia Sofía y su hijo, que a la auténtica devolución del préstamo.


Mariscal de Campo D. Nicolás de Miniussir y Giorgeta.
Ricardo Baroja.
Academia de Infantería de Toledo.
Inicio de la década de 1850.


El hecho de la solicitud, por parte de Nicolás a su hermano Jacobo, de este préstamo, en el año 1851, demuestra que ya, durante la década moderada, la economía de Miniussir debía de estar resintiéndose.
Sofía tuvo la desgracia de sufrir los últimos 12 años de la vida de Nicolás con éste postrado en cama, debido a la hemiplejía que provocó su derrame cerebral del año 1856, aunque (según Martínez Carrión) Nicolás mantuvo lucidez mental hasta, al menos, el año 1861 (siete antes de morir) que se trasladó definitivamente a Valencia).

Sofía Kermaschii y George. 
48 años.
(1863).
Existe referencia escrita de la donación que, a los 24 años y siendo aún religioso, César recibió de su padre el año 1865 (teniendo ya Miniussir 71 años según datos españoles o 77 años según certificado de bautismo de Trieste) consistente en 17 olivares, 1 huerta, 4 eras y una casa de labor, sita en la calle Roldanes; todo ello en la ciudad de Almagro.
Todos estos bienes fueron completados con otras 3 eras más, en la misma zona, dos años después (1867), como consta en otro documento.
Nicolás de Miniussir y Giorgeta.
(69 años según España o 75 años según Trieste).
(1863).


Para Sofía, el año 1868 supone la pérdida de Nicolás y una parte sustancial de su soporte económico, acrecentada por la inestabilidad general creada por la Revolución, que provocó la quiebra de la Peninsular, donde poseía todas sus acciones.
Nos consta por una escritura, que pocos meses antes de morir su padre, César vendió seis pedazos de sus tierras a un tal don Manuel Malagón, el día 5 de marzo del año 1868.

Tras la muerte de Miniussir, Sofía vivió, los otros doce años que le restaban de vida, pasando una relativa estrechez económica y residiendo, en compañía de su hijo César, entre Madrid y Almagro.
Madre e hijo subsisten, durante esta etapa, de pequeñas rentas y del aceite proveniente de sus olivares de Almagro (Según cartas transcritas por Luis Manuel Duyos García).

CARTAS DE SOFÍA
Trascripción: Luis Manuel Duyos García (tataranieto de Nicolás y Sofía).
Tres cartas de Sofía Kermaschii y una de su hijo César, entre 1869-1871, dirigidas a Jacobo (Giacomo) de Miniussir, hermano de Nicolás, tras la muerte de éste.
En todas ellas, Sofía se presenta, no como amante y madre de su hijo sino como hija o ahijada de Nicolás, llamándole papá y, a su teórico cuñado Jacobo/Giacomo, hermano de Nicolás, tío.

CARTA PRIMERA
(Escrita un año después de la muerte de Nicolás).
(Sofía reclama a Jacobo el retrato, la espada y las cruces de Nicolás).

Valencia, 25 de julio de 1869
Queridísimo Tío: no quiero pasar el día de San Jaime, día del santo de Ud., sin tomar la pluma para felicitarle en unión de César, y desearle como siempre toda clase de felicidades, pidiendo a Dios que le conserve por largos años su preciosa existencia para bien de Ud., del bondadoso Pòldele (Leopoldo Colnhuber, arquitecto de Trieste, hijo de Giuseppe Colnhuber y de Lucía de Miniussir, hermana de Nicolás) y consuelo nuestro, ya que Ud. es el único con quien nos complacemos en fijar nuestro cariño después de la desgracia que sin cesar deploramos por la muerte de mi adorado papá (q. e. p. d.).
A su tiempo llegó a mis manos la cariñosa carta de Ud. de 2 de junio último, por la que veo con sentimiento que todavía sigue Ud. padeciendo de la debilidad que le sobrevino en el cerebro a consecuencia de la terrible enfermedad que Ud. tuvo el año pasado. Cuídese, por Dios, y esperemos que este año, con los baños que acostumbra tomar, desaparecerá ese padecimiento.
Enterada del conocimiento de la referida carta de Ud., y de cuanto dice respecto al legado del retrato de mi adorado papá, debo hacerle presente que desde el año 56, época del fatal ataque que le tuvo postrado en cama hasta su muerte, mi pobrecito papá hizo varios testamentos, antes del que otorgó en presencia de Ud. en 1862; sabiendo que para después de su muerte, no podía dejar a su querido hermano un recuerdo ni más cariñoso ni más digno de Ud. que el referido retrato, la espada de uso y cruces, fue su idea dedicar a Ud. semejante recuerdo, de modo que en el testamento del 20 de mayo de 1862 no hizo más que repetir lo que tenía consignado en otros anteriores.

Jacobo/Giacomo de Miniussir y Giorgeta.
Hermano de Nicolás.

Por lo demás, si bien es verdad que decía en aquél que quería que después de la muerte de Ud. los objetos indicados pasaran al museo nacional de Trieste, donde estuvieran expuestos al público para que mantuviesen siempre viva su memoria entre sus compatriotas y les sirviera al mismo tiempo de estímulo para imitarle, posteriormente, considerando oportuno anular aquel testamento, y otorgar otro que fuese su última y deliberada voluntad, hizo el de 1866, cuya copia remito a Ud., en este tuvo a bien reformar dicha disposición, mandando que después del fallecimiento de Ud., el retrato pintado por Madrazo, su espada y cruces pasaran a mi poder y al de César. Al dictar esta disposición, tengo datos para pensar que estuvo muy lejos de creer que Ud. podría resentirse de ella, tanto más que, disfrutando de dichos objetos en vida, después de la muerte de Ud. pasaban a manos de personas queridas, que les profesarían, no la vana admiración que puede causar la bondad de la pintura ni el pasajero recuerdo de personas extrañas aunque compatriotas, sino el respeto, la veneración y las lágrimas de dos hijos idolatrados, que sin cesar llorarían la muerte del ser cuyo retrato era la imagen.
Por eso, repito, mi pobrecito Papá, sabiendo el placer que nos causaría que después de Ud. tuviésemos objetos tan preciosos para nosotros, dispuso espontáneamente lo que manifestó sobre este particular en el indicado testamento de 1866, y aunque estimara en mucho la honra que podía proporcionar a su memoria la colección de su retrato y demás en un Museo nacional, gozaba mucho más en su corazón pensando que nos hallaríamos dichosos de guardarlos con el cariño y la admiración que a él le profesábamos.
Ahora bien, Ud. me dice en la suya que, en vista de lo dicho en el testamento del 62, Ud. ha dispuesto en el suyo que los objetos consabidos pasen al Museo nacional de Trieste y que el párrafo 13 del último de Papá anularía lo mandado por Ud. si César y yo no renunciásemos a tan cariñoso legado.
Ud. no puede ni debe dudar de ninguna manera del verdadero, extremado y desinteresado cariño que profesamos a Ud., por lo que estamos muy lejos de querer contrariar en lo más mínimo ninguno de sus deseos, y por lo tanto, aunque con el mayor dolor de nuestro corazón, estamos dispuestos César y yo a renunciar a tan precioso legado; pero antes de enviar a Ud. la escritura de renuncia, he creído conveniente escribir a Ud. para manifestarle las condiciones que mi querido papá tuvo presentes para reformar su disposición del 62 en este punto; por lo mismo, no dudando que en el ánimo de Ud. no puede menos que abrigarse la idea de respetar en todo la última voluntad del que se complacía en llamar a Ud. queridísimo hermano, y que por otra parte no debe Ud. dejar de estar satisfecho de que yo tenga su retrato más bien que el Museo, tanto más que murió con esta idea, considerando además (de) que todo puede conciliarse puesto que nosotros podremos comprometernos, por medio de escritura pública, a legarlo a ese Museo para después de nuestros días, con lo que, aunque más o menos tarde, quedarán satisfechos los deseos de Ud., espero que por el cariño que nos demuestra, por el amor a la memoria de su buen hermano y respeto a su última disposición, desistirá Ud. de su propósito.
Si a pesar de la voluntad de papá, si a pesar de mis justos y cariñosos ruegos, Ud. persiste en su propósito, entonces, aunque con el mayor dolor de mi corazón, para complacer a Ud. haremos, a vuelta de correo, la escritura de renuncia; pero al firmarla no podremos exclamar:
“Padre de mi vida, que desde el cielo donde estás a todos nos ves, toma en cuenta y recibe como una prueba más del tierno amor que te profeso, el sacrificio inmenso que hago en obsequio de tu hermano, a quien tanto queremos. Derrama sobre el dolorido corazón de tus pobres y abandonados hijos un átomo del celestial consuelo de que disfrutas, y de que tanto necesitan para soportar la amargura de la vida hasta que tengan la dicha de reunirse… (?)”.
Ruego a Ud. de dar mis afectuosos recuerdos al buen Poldele y Ud. sabe lo mucho que le quiere su afma. Sobrina.
SOFÍA

P.D. a la carta de Sofía del 25 (de julio de 1869).
Encargo a César escribirle a Ud. sobre lo de Poldele. Como Ud. puede figurarse, amado tío, he sabido con profundo sentimiento la desgracia ocurrida a nuestro querido Poldele con la pérdida completa de su vista. Le compadezco con toda mi alma; dígaselo Ud. así y que pido a Dios le dé ánimo y fuerzas para soportar con resignación tan fatal estado.
Otra vez, adiós, con un tierno abrazo que le envío de corazón.

CARTA SEGUNDA
(César Giorgeta Kermaschii se excusa ante su tío Jacobo por aún no haber averiguado el paradero de las cruces de su padre Nicolás de Miniussir y Giorgeta, reclamadas por su hermano).
(También César Giorgeta Kermaschii se excusa ante su tío Jacobo por no disponer del dinero destinado a su sobrino Poldele, Leopoldo Colnhuber, hasta que no se vendan las fincas de su padre Nicolás de Miniussir y Giorgeta).


César Giorgeta Kermaschii.
(Hijo de Sofía y Nicolás).

Valencia, 2… de julio
(Debe de ser de la misma fecha que la anterior de Sofía: 1869).
Mi muy querido Tío: a no haber sido por haberme visto precisado a retrasar un viaje que tengo que hacer a Madrid, y en el que pensaba ocuparme de la adquisición de las cruces correspondientes a las cintas que Ud. nos ha remitido, hubiera escrito antes contestando en parte a la carta que a 2 de Junio último dirigió Ud. a nuestra querida Sofía, participándole la (adquisición) de dichas cruces, que si acaso las hay, en Madrid es el único punto en que pueden encontrarse; pero, como digo, me he visto precisado por el desempeño de mi destino a suspender hasta más adelante el citado viaje, y puede Ud. estar seguro que, tan luego como lo verifique, me ocuparé del encargo que Ud. me hace y de llevarlo a cabo con la premura deseada, dichoso de complacerle a Ud.
En cuanto a lo de Poldele, nada puedo decir a Ud. sobre este particular más que lo que dije a Ud. en mis anteriores: los asuntos de la testamentaría siguen paralizados; nada se puede hacer pues hasta que no haya quien compre las fincas que dejó su pobre hermano no se pueden realizar fondos. A pesar de esto, tanto Ud. como Poldele estén tranquilos respecto a este asunto pues, como Ud. comprenderá, no me he de descuidar para procurar activarlo todo y de alcanzar lo más pronto posible el término de este asunto y la tranquilidad de todos.
Aunque no tengo el gusto de conocer a Leopoldo, siento mucho su desgraciado estado por haber perdido la vista. Sírvase Ud., amado tío, hacérselo así presente y ofrecerle mis respetos.
Consérvese Ud. bueno y no dude del extremado cariño que le profesa su respetuoso sobrino.
CÉSAR

Jacobo/Giacomo de Miniussir y Giorgeta
(Hermano de Nicolás).
(61 años).
(1863).

CARTA TERCERA
(Sofía Kermaschii se escuda en su mala racha económica, acrecentada por la Revolución de 1868, para dilatar el pago de la deuda de Nicolás (fallecido 2 años atrás) a su sobrino Leopoldo Colnhuber, apodado en la familia triestina Poldele).
(Sofía informa a Jacobo de Miniussir, hermano de Nicolás, de la muerte de Carmen Torrijos, esposa oficial de Nicolás).


(Sin data; por el contexto parece estar escrita en Almagro el 31 de diciembre de 1870).
Mi amado e inolvidable Tío: sin haber tenido el consuelo de recibir carta de Ud. contestando a la que le escribí después de la que tuve el gusto de recibir, en la que me participaba la gracia que se había dignado concederle S.M. el Emperador como justa y merecida recompensa de los servicios que Ud. tiene prestados (posiblemente se refiere al título de Farmacéutico Imperial concedido a Jacobo por aquellas fechas. Ver Miniussir y Giorgeta. Biografía Triestina en blogcoloma), por lo que le felicitaba en unión de César con toda la efusión de mi corazón, hoy, que finaliza el presente año no quiero dejar de escribirle para darle (cuenta) de nuestras noticias, y al mismo tiempo felicitarle con motivo del año entrante, que deseo con toda mi alma le sea muy próspero en todos los conceptos, gozando de la más perfecta salud y pidiendo a Dios le conserve para mi consuelo y durante muchos años.
En mi anterior carta le manifestaba mi profundo agradecimiento por los buenos deseos que le animaban en mi obsequio, principalmente en el asunto de nuestro querido Poldele (Leopoldo Colnhuber), interponiendo su eficaz influencia sobre su ánimo para que nos concediera alguna rebaja en el pago de la cantidad que mi pobre papá, por los motivos que Ud. sabe, declaró en su testamento deber a Leopoldo. Repito mi sincero agradecimiento hacia Ud. por tenerme para este asunto tan presente en su memoria, cuyo beneficio no olvidaré jamás.
He dicho a Ud. en otras ocasiones el triste estado de las cosas esperando de año en año que las circunstancias mejoraran para cumplir cual lo deseo vivamente con un pago tan sagrado para mi corazón como cosa dispuesta por mi inolvidable y adorado papá. Pero por desgracia todo aquí va de mal en peor, sobre todo desde la revolución (Revolución de septiembre del año 1868, La Gloriosa).
La Tercia, única finca de la que podríamos sacar fondos, no puede venderse por más que César haya trabajado mucho para conseguirlo. Esta casa, que sólo tiene graneros, nadie la quiere porque sólo sirve para encerrar granos, y las cosechas son muy malas como Ud. sabrá por los periódicos; Fernando (Fernando de Miniussir y Torrijos, hijo de Nicolás y Carmen Torrijos), que tiene parte en ella como heredero también, no quiere desembolsar un cuarto, de modo que yo tengo que hacer el sacrificio de pagar 500 reales de contribución para que la Hacienda no la embargue. No produce ninguna renta hace años, de modo que el sacrificio que hago es mayor.
Si yo me encontrara en mejor posición no esperaría a que se vendiera la Tercia para pagar a Poldele, pero lejos de eso he sufrido pérdidas terribles. Todo lo que teníamos en “La Peninsular” se ha perdido con la quiebra de esta sociedad, de modo que sólo el trabajo del pobre César, bueno y cariñoso como siempre, y lo poco que nos produce el molino es lo que nos sostiene con decencia. Ya ve Ud., amado tío, lo que sufriría mi pobre papá si nos viera en semejante posición.

Sofía Kermaschii y George.
(Década de los setenta del siglo XIX).

Ahora estamos aquí durante la recolección de la aceytuna, que será hasta fin de febrero. Después nos marcharemos a Madrid, donde hemos tomado una casa, Calle Pelayo, nº 63, 2º derecha, la que pongo a su disposición. César ha encontrado en casa de un buen amigo una excelente colocación.
Su cuñada, mi madrastra Doña Carmen, falleció hace 8 meses en Madrid. De sus hijos solo vive Fernando, y los nietos que me visitan, con los que vivo en la mejor y más cariñosa harmonía.
Si la suerte quisiera que tuviéramos un buen año de fruto de aceytuna, mi primer cuidado sería mandar a Ud. el dinero para concluir el negocio con Poldele. Feliz será para mí el día que pudiera cumplir con este deseo de mi corazón.
SOFÍA

(Sigue copia en borrador de una carta breve en francés, dirigida a una tal Alessandrine).

CARTA CUARTA
(Por el contexto –Sofía le recuerda que ya ha contado “en la última” que se instalan en Madrid, en la calle Pelayo-, parece que ésta pudiera ser la siguiente a la Carta Tercera, la escrita en Almagro el 31 de diciembre de 1870. Pero quizá mediara otra en vísperas de instalarse en Madrid, a final de febrero, terminada la recogida de la aceituna en Almagro; así cuadraría mejor la referencia a una carta escrita “hace ya más de cuatro meses”. Por otra parte, por la fecha de esta Carta Cuarta se puede “fechar” con exactitud la Carta Tercera, en la que no figura la data: el fin de año que se cita en ella tiene que ser el de 1870).
(Sofía se lamenta ante la ausencia de respuesta alguna por parte de Jacobo a sus cartas).
(Sofía confirma que, desde febrero están instalados en Madrid).


Madrid, 21 de julio de 1871
Mi muy querido e inolvidable Tío: hace ya más de cuatro meses que César y yo tuvimos el gusto de escribirle desde Almagro, pero desgraciadamente no hemos tenido el de recibir contestación ni a ésta ni a anteriores y últimas cartas. No sé qué pensar de su silencio; me complazco en creer que, segura del cariño que siempre me ha demostrado en vida de mi pobrecito Papá, su hermano de Ud., ahora a su muerte no es olvido lo que motiva su silencio.
Conozco los achaques de Ud. y temo que su ya quebrantada salud se haya resentido de algún nuevo golpe; mi corazón, amante siempre de su buen tío, sufre de esta incertidumbre. Sólo pues le pido dos palabras sobre este particular para mi tranquilidad.
Le felicito a Ud., amado tío, por el día de su Santo. Quiera éste que mi carta le encuentre a Ud. en buen estado de salud, como pido de todo corazón se la conserve durante muchos años.
En mi última decía a Ud. que nos hemos establecido en Madrid; hoy le repito que le ofrezco ésta su casa, Calle de Pelayo nº 63, 2ª derecha.
Adiós amado tío; no olvide Ud. a la hija de su amado hermano, mi inolvidable Papá de mi alma, de quien me acuerdo diariamente y también me acuerdo del gran cariño que profesaba a Ud., ¡pobrecito!
De mi bondadoso César nada digo a Ud. porque él le escribe. Otra vez adiós, mil cosas amables de mi parte al buen Poldele (Leopoldo Colnhuber, arquitecto de Trieste, hijo de Giuseppe Colnhuber y de Lucía de Miniussir, hermana de Nicolás), y Ud., querido tío, no dude jamás del sincero cariño que de todo corazón le profesa su sobrina.
SOFÍA


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Muerte de Sofía.
Del resto de la década de 1870 nada más nos ha quedado.
El día 2 de agosto del año 1880 murió en Madrid doña Sofía Kermaschii y George.
El certificado de defunción habla de congestión pulmonar.
El deceso se produjo en su domicilio, sito en la calle Real, número 26, cuarto, cuarta (como podemos observar esta residencia vuelve a ser distinta de las mencionadas con anterioridad).
Tenía Sofía 65 años.

Retrato de José de Madrazo y Agudo (1781–1859).
Por suerte sí ha permanecido, para la posteridad, el magnífico retrato al óleo de Sofía con 25 años, realizado por José Madrazo, que permanece actualmente en la exposición permanente del Museo de San Pío V de Valencia (donado, con este fin, en el testamento de su nuera Teresa Chiner Plomer, posiblemente a instancias de su marido e hijo único de Sofía, César Giorgeta Kermaschii).
Este José Madrazo es el padre de Federico de Madrazo y Kuntz (1815–1894) que realizó tres años después (1843) el retrato al óleo de Miniussir.

Ficha técnica del cuadro.-
Doña Sofía Kermaschii. Óleo sobre lienzo. 86,6 x 70,5 cm. Madrid 1840.
Retrato de medio cuerpo de doña Sofía Kermaschii, dama de la aristocracia valenciana, Madrazo infunde un estilo pictórico aporcelanado y brillante, haciendo gala de un excelente trazo minucioso para los cabellos y encajes. Las carnaciones lucen un tenue colorido de excelsa pincelada, con modulaciones y pequeños claroscuros de gran virtuosismo técnico. El mismo brillo conferido a los ojos y boca coadyuva a mantener una tierna frescura en esta hermosa dama.



FUENTES

-Mariscal de Campo D. Nicolás de Miniussir y Giorgeta. Origen de los Giorgeta de Valencia.
Francisco Coloma Colomer e Isabel Saiz Giorgeta.
blogcoloma

-Miniussir y Giorgeta en Waterloo (1815).
Isabel Saiz Giorgeta y Francisco Coloma Colomer.
Prólogo: Francisco Coloma Saiz (Historiador, chozno de Miniussir).
Colaborador: Luis Cencillo.
blogcoloma

-César Giorgeta Kermaschii.
Francisco Coloma Colomer e Isabel Saiz Giorgeta.
blogcoloma

-Miniussir y Giorgeta (Biografía Triestina).
Isabel Saiz Giorgeta y Francisco Coloma Colomer.
Fuente original: Con Wellington a Waterloo por Pietro Covre (Trieste 1983).
Traducción y Correcciones: Francisco Coloma Saiz.
Hallazgo del documento: Alfredo Bonilla Giorgeta.
blogcoloma

-Biografía del Mariscal de Campo don Nicolás de Miniussir.
Colección del Archivo Militar: “Estado Mayor del Ejército Español” (1855).
-Nicolás Miniussir y Giorgeta, el héroe de Waterloo que se instaló en Almagro a mediados del siglo XIX.
 
-Francisco José Martínez Carrión. Revista de Arte y Pensamiento de Campo de Calatrava. I Época. Nº 5. Diciembre 2014 (181-199).

-Con Wellington a Waterloo.
Pietro Covre. Trieste, 1983.

-Transmisión Oral y Escrita de: Luis Manuel Duyos García, Gabriel Duyos Montaner, María Giorgeta Gómez, César Giorgeta Gómez, Encarnación Giorgeta Chiner y Alfredo Bonilla Giorgeta.



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