Encarnación Chiner Chiner por Isabel Saiz Giorgeta y Francisco Coloma Colomer

Biografía de Encarnación Chiner Chiner
(1886-1970).
por
Isabel Saiz Giorgeta y Francisco Coloma Colomer
Encarnación Chiner Chiner
(Valencia 1950)



Ancestros.
Padre:
Joaquín Chiner Plomer (15-VIII-1851 - 3-VIII-1932). Natural de Valencia y de profesión agente de aduanas y propietario. Hijo de Luciano Chiner Artero (+1903) y Vicenta Plomer Navarro (+1892). Hermano de Teresa Chiner Plomer (1856-1933) que fue madre de su primo y futuro esposo Alfredo Giorgeta Chiner (1889-1953).
Madre:
Vicenta Chiner Peris y Valero (23-IV-1860 - 22-V-1921). Hija de José Chiner y Pérez (+1878) y Encarnación Peris y Valero (1839-1894), hermana del insigne periodista y político liberal valenciano José Peris y Valero (1821-1877) y Francisco Peris y Valero (+1889). Nieta de Dionisio Pérez Baixauli y Rosa Valero Romeu (ambos oriundos de Picaña-Valencia). (Ver Genealogía Chiner y Genealogía Peris Y Valero en blogcoloma).
                            
           Joaquín Chiner Plomer (1851-1932).                                        Vicenta Chiner Peris y Valero (1860-1921).
                      (Padre de Encarnación).                                                                    (Madre de Encarnación).
                  Encarnación Peris y Valero (1839-1894).                                    Joaquina Chiner Chiner (+1895).
                     (Abuela materna de Encarnación).                                                 (Hermana de Encarnación).
Infancia y Juventud.
Encarna nació en Valencia, el día 1 de diciembre del año 1886 y fue bautizada en la iglesia del Protomártir San Esteban de esta ciudad.
Tuvo dos hermanos: Joaquín y Joaquina (ésta murió niña el día 2 de agosto del año 1895, cuando Encarna tenía 8 años). Su hermano Joaquín tampoco fue longevo, ya que murió entre los 37-40 años.
Ojos saltones, altura respetable y buena figura, aunque tendente a la obesidad.
Residió, durante sus primeros 28 años de vida, en el domicilio familiar, sito en la Plaza de Emilio Castelar nº 14, derribado entre 1928-1930 (hoy el lugar está ocupado por una finca esquinera con la calle Barcelonina, construida en 1931).
Su educación estuvo de inicio encaminada hacia la habitual formación de una dama burguesa.
Católica ferviente, mantuvo su soltería hasta una edad bastante avanzada para las mujeres de inicio del siglo XX; parece que hubo un noviazgo anterior que no fructificó.

 Encarnación Chiner Chiner.
                                      
                    Encarnación Chiner Chiner                                             Encarnación Chiner Chiner.
                                    (1910)
Boda.
Casó a los 28 años, el día 19 de mayo de 1915, con su primo hermano, de 25 años, Alfredo Giorgeta Chiner (1889-1953). El padre de Encarnación, Joaquín, era hermano de Teresa Chiner Plomer, madre de Alfredo.
La ceremonia se realizó en la Real Capilla del Camarín de Nuestra Señora de los Desamparados de Valencia.
Alfredo era el hijo menor de César Giorgeta Kermaschii (1841-1916), fundador y propietario de la gran fábrica de tinta SAMAS y de Teresa Chiner Plomer (1856-1933), hermana de su suegro y, también, tío Joaquín (ver César Giorgeta Kermaschii en blogcoloma).
El matrimonio se instaló en la finca situada frente a la vivienda de los padres de Encarna, en la misma plaza de Emilio Castelar, esquina con la calle de la Sangre (finca demolida en 1927 para dar paso, en 1930, al edificio actual, nº 2 de la plaza del Ayuntamiento). Esta finca tenía un bajo y dos plantas con una sola vivienda en cada una de ellas; disponían éstas de amplias habitaciones y un total de ocho balcones (cuatro dando a la plaza y los otros a la calle de la Sangre y al edificio del Ayuntamiento).
Por desgracia, don César ya no fue consciente del matrimonio de su hijo menor. Entre finales del año 1914 e inicios de 1915 sufrió un accidente cerebral que lo dejó con enajenación mental permanente hasta su muerte, un año después. De hecho, debido a esta incapacidad, se tuvo que crear una sociedad gestora del negocio de la tinta (18 de mayo de 1915), con doña Teresa como tutora y sus dos hijos varones como socios industriales, con derecho al 50% de los productos. César Giorgeta Kermaschii murió el día 24 de enero del año 1916, a los 74 años de edad, en su casa de la Fábrica (Antiguo Camino de Picasent, posterior calle de Albacete). En su certificado de defunción se describe, como causa de la muerte, embolia cerebral.
Hijas y demás familia.
Alfredo y Encarnación ya esperaban, por entonces, su primer vástago.
Tuvieron a la primera de sus tres hijas: María (Maruja) Giorgeta Chiner, cuatro meses después de la muerte del patriarca (28 de mayo de 1916) y, un año más tarde, el día 16 de julio de 1917, vio nacer a Vicenta (Titín) Giorgeta Chiner, su segunda.
Encarna desarrolló en esta fase una obesidad notable que mantuvo hasta después de la Guerra Civil, aunque su notable apetito no le abandonó hasta el resto de sus días.
En 1919, se produjo en la familia un trágico suceso: Miqui Haussener Liechti (1891-1919), esposa del primogénito del patriarca, César Giorgeta Chiner (1886-1977), murió de viruela el día 21 de marzo, dejando huérfana a su hija, de cuatro años, Beatriz Giorgeta Haussener (1915-1940) y en la desolación más absoluta al joven viudo y al resto de la familia.
El pesar general sólo se dulcificó con el nacimiento, seis meses después, de Encarnación (Sionín) Giorgeta Chiner, el día 26 de noviembre, tercera y última hija de Alfredo y Encarna.
Ya en 1920, partió hacia Madrid, siguiendo el destino de su esposo, Rafael Duyos Sedó (1879-1931), la hermana mayor de Alfredo, Sofía Giorgeta Chiner  (1884-1928), con sus dos hijos Rafael (1906-1983) y Gabriel (1915-1994).
En 1921, Encarna quedó huérfana al morir su madre, Vicenta Chiner Peris y Valero. El viudo Joaquín tenía entonces 70 años y su hija decidió acogerlo en su morada, donde , a partir de entonces, residió y fue tratado con reverencial esmero, tanto por ella como por el resto de su familia, durante los once años que aún sobrevivió a su esposa (los bisnietos siempre se refirieron a él como el “abuelito Joaquín”).
 Plaza de Emilio Castelar en 1920.
La finca esquinera con la calle de la Sangre fue la primera morada del matrimonio.

Boda: Encarnación Chiner Chiner y Alfredo Giorgeta Chiner.
(19 de mayo de 1915).
Escolarización de sus hijas.
Doña Encarnación escogió el colegio del Sagrado Corazón de Godella (pueblo próximo a Valencia) como idóneo para la educación de sus hijas y fue allí donde recibieron las tres hermanas su católica formación, en régimen de media pensión entre los cinco y ocho años y de internado, a partir de entonces, hasta concluir su etapa escolar.
En 1931 (inicio de la 2ª República), a petición de su marido Alfredo y de otros padres de origen liberal, el colegio instauró el estudio del bachillerato, del que carecía el centro hasta entonces.
El Vedat.
Los veranos eran disfrutados por la familia en el Vedat de Torrente.
El matrimonio adquirió, a principio de los años veinte, una gran parcela de pinar, con aljibe y pozo, en cuyo extremo, su antiguo propietario, había construido una pequeña caseta destinada al guarda; fue sobre ella donde decidieron, Encarna y Alfredo, edificar una pequeña, aunque coqueta, casa de una sola planta, con anchos muros y cubierta de teja, cuya entrada principal daba a la carretera; esta construcción inicial con el tiempo fue siendo agrandada siempre sobre la misma planta.
                           
                      Vedat. Casa original.                                                               Hermanas Giorgeta Chiner
                                                                                                                                           (Vedat)
Decidieron llamarla “Villa Encarnación”. 
Durante estos años veinte aún no existía en Torrente la gran avenida que hoy une el pueblo con el monte; toda la subida estaba acotada por campos de algarrobos y la montaña era un tupido bosque de pinos. La familia accedía al Vedat, desde Valencia, viajando en tartana por el camino de Chirivella.
Las escasas edificaciones presentes sobre la zona boscosa pertenecían a burgueses adinerados como: la de los Fe Castell (dueños del periódico El Mercantil Valenciano), la del doctor Peset Aleixandre con su esposa doña Anita y sus tres hijos varones, la de los Gómez Quintero (representante de la casa Domecq) con sus tres hijas y la de los Momparler con dos hijos y una hija.
Traslado.
A finales de 1927, año en que se procedió al derribo de la finca donde residía la familia en la plaza de Emilio Castelar, los Giorgeta Chiner, con el abuelito Joaquín, trasladaron definitivamente su morada a las dependencias de la Fábrica. De este modo, las tres viviendas del complejo fabril fueron ocupadas por: Teresa (matriarca y viuda de don César), su primogénito César (ya casado desde 1923 con su segunda esposa María Gómez Asuar) con sus hijas Beatriz (del primer matrimonio) y María (nacida en 1924), su hijo César no nacería hasta 1928 y, por último, la recién llegada familia de su benjamín Alfredo.
Parece ser que en 1931, tras la muerte de su padre, los hermanos Duyos (Rafael con 25, ya médico y Gabriel con 16 años) volvieron de Madrid y se instalaron en la vivienda de su abuela Teresa. Rafael casó en 1934 y se trasladó, como cardiólogo, al Hospital Español de Tánger. Gabriel comenzó sus estudios de Medicina y vivió en la Fábrica (hasta 1933 con su abuela y, tras la muerte de esta, solo hasta el verano de 1936, aunque atendido con esmero por su tía Encarna, que vivía en la casa contigua). La Guerra le sorprendió en Tánger de vacaciones.
La relación de Encarna y sus hijas con estos dos primos fue siempre muy entrañable; incluso llegó a ser la  madrina del primogénito de Gabriel.
Aspecto de la Fábrica de Tinta SAMAS.
(Visión desde la calle Maestro Sosa, por donde discurría el ferrocarril.
En esta imagen falta la vivienda, situada a la derecha del complejo fabril).

Encarnación Chiner Chiner(1933)
Avenida de César Giorgeta
(ver César Giorgeta Kermaschii en blogcoloma).
La idea nació de los mismos dependientes y operarios de la Fábrica, que, aprovechando la necesidad del Ayuntamiento de Valencia de rotular distintas calles, debido al ensanche urbano, solicitaron del mismo dar el nombre de don César a este tramo de la nueva avenida.
Cristalizada la idea, el 14 de noviembre de 1930 se presentó la solicitud.
El Ayuntamiento acordó por unanimidad el día 10 de julio de 1931 (sólo 3 meses después de iniciada la Segunda República Española) acceder a la rotulación solicitada.
El acto se realizó oficialmente el 14 de abril de 1932.
Muerte de los hermanos Chiner Plomer.
El padre de Encarna, Joaquín Chiner Plomer (abuelito Joaquín), murió en Valencia (en la ya avenida de Giorgeta nº 32) a las 11.40 del día 4 de agosto del año 1932. Tenía 81 años. Los once años que sobrevivió a su esposa Vicenta residió de forma permanente con su hija y los últimos cinco compartiendo vecindad con su hermana Teresa.
Menos de un año después de su muerte, Teresa Chiner Plomer (madre de Alfredo y hermana de Joaquín) murió el día 19 de marzo del año 1933. Tenía 77 años.
A partir de entonces, bajo la dirección de sus hijos varones (César y Alfredo), la empresa se mantuvo boyante, con el lapso de la Guerra Civil (1936-1939), hasta los años cincuenta del siglo XX.

Teresa Chiner Plomer.(suegra y tía de Encarnación Chiner Chiner).
La Guerra.
A diferencia de su hermano César (librepensador, como su padre), Alfredo, aunque también educado bajo el manto del librepensamiento, actuaba como católico convencido, quizás influenciado por su madre Teresa y por su esposa Encarna. Es posible que esta fuese una de las razones de peso para optar por la huida cuando se produjo el golpe de estado y Valencia quedó en manos gubernamentales; pues, el inicio del conflicto coincidió, en la capital del Turia, con meses de auténtico terror, dirigido por piquetes incontrolados, deteniendo y fusilando especialmente a burgueses católicos, supuestamente implicados en la insurrección.
Alfredo consiguió pasaportes para toda su familia fechados el 12 de junio de 1936 y, gracias a los informes presentados por un amigo alemán,  salió del puerto de Valencia para alcanzar Alemania el día 15 de agosto de 1936, a menos de un mes del comienzo de la Guerra Civil. Contó Encarna en reiteradas ocasiones a sus nietos el terror que sintió ese día pues, una vez embarcados, apareció un piquete de milicianos que obligó a descender a todo el pasaje, porque buscaban a Sigfrido Blasco Ibáñez (Sigfrido era el hijo menor de don Vicente. Aliado con Lerroux, se vio envuelto en el denominado «escándalo del estraperlo» en 1935, lo que, junto a sus posiciones políticas más próximas a la derecha, le privó del gran apoyo que gozaba entre los republicanos valencianos). El terror de Encarna se acrecentó ante la perspectiva de un posible cacheo,  pues había escondido su rosario en un zapato. Los hados le fueron favorables al aparecer entre el piquete un conocido de su hija Maruja, que abogó por la familia y evitó la posible detención. Una vez el barco en alta mar, apareció en cubierta un ufano Sigfrido que había burlado a sus perseguidores usando una peluca pelirroja.
Llegados a Alemania se refugiaron, con la ayuda de sus amistades, en Bad Godesberg (distrito municipal de Bonn, al sur de Renania del Norte-Westfalia). Residieron hasta marzo de 1937 en la Pensión Nicodet, Friedrischstrasse, 25. Encarna siempre estuvo agradecida a estos amigos que proporcionaron atención y protección a su familia en un momento tan angustioso de sus vidas.
Tras las gestiones realizadas desde Alemania, decidieron volver a España, aunque dirigiéndose  a Sevilla, que desde el principio de la guerra estuvo en el bando golpista. Arribaron a la capital andaluza en abril de 1937. Allí residieron hasta el final de la guerra, hospedándose en el hotel Delgado, calle Troyano nº 15-17.
Su hija Encarna (con 17 años) pudo entonces seguir estudiando, y finalizar, el Bachiller Superior gracias a su admisión en el colegio del Sagrado Corazón sevillano, hermano del valenciano.


                      Familia Giorgeta Chiner en Bad Godesberg.
                                            (enero de 1937).
Hermanas Giorgeta Chiner.
(Sevilla 1937).
El regreso.
Al finalizar la guerra, la familia volvió a Valencia instalándose, de nuevo, en su casa del complejo fabril, abandonada tres años antes.
Durante la Guerra, sólo César permaneció en la Fábrica, pues la cooperativa que se había hecho cargo de la misma desde el principio del conflicto, lo consideró fiel a la República y decidió mantenerlo como gerente en la misma; a diferencia de Alfredo, que fue considerado sospechoso y cómplice del golpe y desposeído de todos sus bienes.
Encarna regresó ya cumplidos los 52 años. A partir de este momento y, a pesar de las penurias que sufrió España durante la década de 1940 (según consta en notas familiares, durante estos años se emplearon extensas zonas de la finca para plantación de boniatos, destinados a uso doméstico y posible venta), se sintió segura y protegida por el nuevo régimen nacional-católico. Su marido, cuyo lema era: “Familia y Trabajo”, contribuyó a esta estabilidad, sabiéndose, también él mismo, libre de sospecha por parte de las nuevas autoridades. Con su hermano César volvió a compartir, de nuevo, la dirección de la empresa.
Estos últimos trece años que pasó con su marido fueron tranquilos y familiares. Una de las pasiones de Alfredo era viajar, afición a la que se entregó de modo frecuente en esta década tanto con Encarna como con toda la familia, que aumentaba año tras año. Parece que Encarna tocaba el piano con discreta maestría y, en señaladas ocasiones, acompañaba a su marido en sencillos solos de violín ejecutados con bastante elegancia, aunque sin alcanzar la calidad de su suegro Joaquín.

Encarnación Chiner Chiner.(año 1938, con 48 años).
Nietos.
En 1941 casa su hija Vicenta con Luis Bonilla Martí (1915-2001) y, durante los cinco siguientes años, nacen sus nietos: María Luisa (1942), Encarnación (1944), María Teresa (1945) y Alfredo (1946). Toda esta chiquillería, a pesar de residir en otra vivienda, pasa la mayor parte del tiempo en la Fábrica, llenando de bullicio y orgullo a los abuelos.
Parece que todas estas gestaciones y partos tan seguidos tuvieron repercusión en la cardiopatía que desarrolló desde entonces Vicenta y la mantuvo enfermiza hasta su muerte a los 60 años.
La pequeña de las hijas de Encarna, Encarnación (Sionín), usó estos años para licenciarse en Ciencias Químicas y comenzar a trabajar plenamente en el negocio familiar y a media jornada desde su matrimonio. No casó hasta 1950; lo hizo con Florencio Saiz De Diego (1919-1990) y de esta unión emergieron sus cuatro nietos restantes: Encarnación (1951), Isabel (1953), Carlos (1955) y César (1961). Alfredo sólo pudo conocer a las dos primeras, pues murió apenas un mes después del nacimiento de Isabel.
La primogénita de Encarna, María (Maruja), obtuvo el título de Enfermería en 1940, permaneció soltera y se convirtió en el báculo de su vejez desde la muerte de su esposo.

Encarnación Chiner Chiner.(hijas y nietos).
(1961).
Alfredo Giorgeta Chiner.(esposo de Encarnación Chiner Chiner).
Viudedad.
Muere Alfredo Giorgeta Chiner el día 31 de agosto de 1953, sólo con 63 años, de una fulminante encéfalo-mielitis vírica.
La repentina muerte de su esposo provocó en ella una irrupción brusca en la ancianidad, dejándose arropar por sus entregadas hijas (tenía entonces 66 años).
Encarna sobrevivió a Alfredo casi 17 años.
Vivió esta fase con su hija Maruja, en la casa de la Fábrica, hasta tres años después de que ésta cerrara definitivamente en 1964.
Los últimos diez años del negocio familiar fueron de pura decadencia e indicativos de su irremediable fin.
Maruja compró un apartamento de nueva construcción en la plaza de Alfonso el Magnánimo, número 6-1ª y allí se trasladaron en 1967 madre e hija, donde residieron el resto de sus vidas.
Se la recuerda en esta etapa aquejada de edema y algias frecuentes en ambos miembros inferiores, acudiendo de forma habitual a balnearios con hijas y nietos.
Son estos nietos los que la describen como una gran señora, de noble porte y modales exquisitos, pero afable y cariñosa con ellos. En casi todos sus desplazamientos aparecía en su equipaje uno, dos o varios de ellos, haciéndolos partícipes de sus múltiples refranes, adivinanzas y juegos, hecho que engatusaba a la chiquillería y dejó en ella una mella dulce de su abuela Encarna.
              

Muerte de Encarna.
Lo curioso es que apenas tuvo síntomas gástricos, manteniendo casi hasta el final de sus días un apetito respetable, a pesar de sufrir un cáncer de esófago cuyo diagnóstico se realizó ya en fase avanzada.
Murió Encarna Chiner Chiner a las once horas del día 21 de febrero del año 1970, en su domicilio de Valencia, a causa de este carcinoma esofágico.






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