MARISCAL DE CAMPO NICOLÁS DE MINIUSSIR Y GIORGETA por Isabel Saiz Giorgeta y Francisco Coloma Colomer


MARISCAL DE CAMPO NICOLÁS DE MINIUSSIR Y GIORGETA
(Origen de los Giorgeta de Valencia)

BIOGRAFÍA GENERAL
por
Francisco Coloma Colomer e Isabel Saiz Giorgeta
Nota de los autores

Hemos estructurado la presente biografía en dos partes claramente diferenciadas, exponiendo, de forma ensamblada, las dos primeras (biografía oficial y comentario).

-El núcleo de la obra, sobre el que gira el resto, está indicado con las palabras “biografía oficial,” y lo integra el texto, prácticamente fidedigno, de la biografía oficial, procedente de la Colección “Estado Mayor del Ejército Español” (1855), recopilada por Luis Manuel Duyos García (tataranieto del Mariscal).
En el mismo, sólo existen mínimas variaciones de tipo gramatical, que facilitan la comprensión del texto, complementadas con diversas anotaciones (en letra cursiva).
Estas anotaciones son, en unos casos, puramente aclaratorias y en otros proceden de la “Hoja de Servicios de Miniussir”, hallada en el Archivo General Militar de Segovia (también recopilada por Luis Manuel Duyos García).

-La segunda parte, indicada con el vocablo “comentario,” explica los sucesos históricos más relevantes acaecidos durante la vida de Miniussir hasta su retiro de la vida militar activa, completados con diversos hechos biográficos relacionados con el Mariscal y procedentes de fuentes familiares.

NICOLÁS DE MINIUSSIR Y GIORGETA

(Títulos, Cruces y Condecoraciones)


Excelentísimo Señor.

Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica.

Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando de Primera y Cuarta Clase.

Cruz de la Orden Imperial de Leopoldo de Austria.

Cruz de Cuarta Clase de la Orden Militar de los Países Bajos.

Cruz de la Orden de la Encina Verde de los Países Bajos.

Medalla de Honor de Su Majestad Británica por la Batalla de Waterloo.

Benemérito de la Patria por la Batalla de Albuera.

Benemérito de la Patria por la Batalla de Luchana.

Doce Cruces Nacionales por Acciones de Guerra.

Mariscal de Campo de los Ejércitos Nacionales.

NICOLÁS DE MINIUSSIR Y GIORGETA

(Empleos y Grados)


Cadete al servicio de Austria.
(15-febrero-1805)

Subteniente al servicio de Austria.
(17-abril-1809)

Teniente en España.
(16-septiembre-1810)

Grado de Capitán.
(26-mayo-1811)

Teniente Coronel Mayor vivo y efectivo.
(19-octubre-1815

Teniente Coronel efectivo.
(febrero-1822)

Primer Comandante de Tropas Ligeras.
(15-octubre-1822)

Grado de Coronel.
(15-abril-1835)

Coronel efectivo.
(7-agosto-1836)

Brigadier.
(25-diciembre-1836)

Mariscal de Campo.
(3-julio-1843)


EL MARISCAL DE CAMPO
DON NICOLÁS DE MINIUSSIR Y GIORGETA

BIOGRAFÍA OFICIAL.-
El mariscal de campo don Nicolás de Miniussir, de cuyos hechos vamos a ocuparnos, es hijo adoptivo de España.
En el curso de esta biografía expondremos la serie de circunstancias a que se debe que, este general, sea contado en el número de los españoles, y nuestros lectores podrán, por sí mismos, juzgar si él ha sabido corresponder a esta adopción, en vista de los servicios que ha sabido prestar a su nueva patria.

Don Nicolás de Miniussir nació en Trieste, ciudad marítima de la Iliria, en el imperio austriaco, el 21 de enero de 1794 y pertenece a una antigua y distinguida familia.
(Según partida de bautismo, hallada por Pietro Covre, nace 6 años antes en 1788, datos obtenidos en la oficina parroquial de la iglesia de Santa María la Mayor, cuyo informe indica que Nicolò Gaudenzio Vincenzo Miniussi, hijo de Giacomo (apodado “Caponi”, cafetero de profesión) y de Margherita Giorgetti, fue bautizado en dicha iglesia el 21 de enero de 1788).
(Según Pietro Covre: cabe también destacar que el apellido del general resultó  modificado de Miniussi a Miniussir, con "r"; no se ha encontrado explicación alguna que resulte plausible a la hora de dar respuesta a tal licencia gráfica que fue seguramente autorizada por parte del interesado).

(Tanto su padre, Roque de Miniussir, como su madre, Margarita Giorgeta, eran también oriundos de Trieste).
(Conocemos, además, la existencia de, al menos, un hermano llamado Jacobo, entre 8 y 14 años menor que Nicolás, y una hermana, Lucía, madre de su sobrino el arquitecto Leopoldo Colnhuber).
(El nombre Roque del padre y no Giacomo, como aparece en el certificado de bautismo de Nicolás, consta en la partida de bautismo de César Giorgeta Kermaschii, hijo natural de Miniussir).

Giacomo Miniussir y Giorgeta, hermano de Nicolás.
 (La Farmacia de Trieste).
La aún hoy existente farmacia “Al Castoro” de vía Cavana n. 11 fue adquirida por Giacomo Miniussi en 1839, un año después de haber conseguido la licenciatura que le autorizaba a desarrollar su delicada profesión.
Giacomo Miniussi nació en Trieste el 28 de julio de 1802, y aquí murió el 30 de septiembre de 1880. Vivió célibe y habitó en vía Cavana n. 13, la casa contigua a la farmacia.
Un suceso del todo imprevisto, acaecido el 7 de noviembre del año 1855, hizo que la farmacia Miniussi subiera a la palestra de la ciudad, dotándola de una ventajosa e inesperada notoriedad. A las nueve y cuarto de aquella mañana el archiduque Fernando Maximiliano, hermano del emperador Francisco José, por entonces en Trieste en calidad de comandante de la marina de guerra austriaca, recorría la calle costera de Campo Marzio guiando un coche tirado por dos caballos. Improvisamente los dos cuadrúpedos desbocados escaparon al control del archiduque, y después de un trecho de carrera desenfrenada la montura volcó arrastrando en la caída al conductor que quedó enredado con las bridas. Maximiliano, que presentaba varias heridas y en estado de confusión, fue rápidamente socorrido; poco después fue visitado por su médico personal y otros sanitarios triestinos. Todas las vendas, medicinas, desinfectantes, las pomadas y los ungüentos fueron adquiridos en la vecina farmacia Miniussi de vía Cavana.
La especiería Al Castoro fue honrada con el título de Farmacia de la Corte o Archiducal, y fue en ésta que desde entonces Maximiliano y su séquito continuaron abasteciéndose de medicamentos y demás material sanitario.
Estos breves apuntes históricos han sido considerados necesarios en la medida que la especiería de vía Cavana constituía el anillo de conjunción entre Nicolò y su Trieste: de hecho, aquí hacia llegar su correspondencia, aquí eran abiertas y comentadas las cartas que enviaba sea al hermano Giacomo sea al predilecto sobrino Leopoldo Colnhuber.
Giacomo Miniussi figura como propietario de la farmacia “Al Castoro” desde 1839 (1838 según otras fuentes), y hasta 1880, año en que pasó a mejor vida. En 1848 fue nombrado “Capo soprastante del Gremio farmacéutico”, cargo que conservó seguramente hasta 1862; un año antes de dicha fecha fue autorizado a arrogarse el título de “Farmacéutico Archiducal”, y poco más tarde también con el de “Farmacéutico Imperial”. Por sus méritos obtuvo el caballerato de la Orden Pontificia de San Silvestre.

Mantuvo siempre una afectuosa relación con su hermano Nicolò, tanto que en 1841, deseando reencontrarse con éste, se trasladó a España. (Con Wellington a Waterloo de Pietro Covre).

 

Giacomo de Miniussir y Giorgeta (1802-1880), hermano de Nicolás.

COMENTARIO.-
Trieste.
Ciudad situada en el norte de Italia, a orillas del mar Adriático y casi en la frontera con Eslovenia.
Es la capital de la provincia del mismo nombre.
Estuvo en poder de la Austria de los Habsburgo desde 1382 hasta la caída del Imperio Austrohúngaro tras la Primera Guerra Mundial.
Miniussir nació en Trieste y fue en esta ciudad donde pasó su infancia y adolescencia.
Ingresó en la academia militar a la edad de once años (17 según Covre), el día 15 de febrero del año 1805, como cadete al servicio de Austria; terminando sus estudios a los quince años (21 según Covre) con el grado de subteniente.
Toda esta época discurre paralela al ascenso al poder de Napoleón, por lo que exponemos, a continuación, un esbozo histórico de la misma.
Napoleón.
Terminado el terror jacobino, consecuencia de la Revolución Francesa de
1789, surgió, en 1795, la nueva Constitución republicana, siendo el hombre
fuerte del Directorio Barras.
Éste, tras encargar a Napoleón la represión de la insurrección de París y sofocada la misma, encomendó a Bonaparte, en 1796, dirigir la guerra en uno de los frentes republicanos más desasistidos, el de Italia, contra los austriacos y piamonteses.
Su formidable máquina bélica trituró el Piamonte en menos de dos semanas y repelió a los austriacos, más allá de los Alpes, con sus épicas victorias en Lodi (1796) y Arcole (1797).
Austria se vio forzada a pedir la paz el mismo año 1797.
El mes de mayo del año 1798 comenzó la campaña de Egipto, venciendo a los mamelucos, pero sucumbiendo, su escuadra, a la de Nelson en Abukir.
Napoleón dio el golpe de estado el día 9 de noviembre de 1799, creando el Consulado, mera tapadera que ocultaba su verdadero objetivo, la dictadura. Ésta fue sancionada por la nueva Constitución napoleónica del año 1800 y Bonaparte la convirtió en vitalicia dos años más tarde (1802), tras derrotar en Marengo a la 2ª Coalición de potencias monárquicas.
El 2 de diciembre de 1804 fue coronado Emperador y una nueva Constitución, ese mismo año, afirmó, aún más, su autoridad.
En la batalla de Austerlitz (1805) abatió la 3ª Coalición.
En la batalla de Jena (1806) reorganizó el mapa de Alemania en la Confederación del Rin, tras derrotar al ejército prusiano.
Finalmente, en Friendland (1807) contuvo a los rusos.

BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1809.- (Miniussir tiene 15 años según España o 21 años según Trieste)
Terminados sus estudios en 17 de abril de 1809, fue Miniussir empleado, en clase de subteniente, en el batallón de cazadores Istrianos, que formaba parte del ejército a las inmediatas órdenes de don Juan, archiduque de Austria. Con él asistió a varias e importantes acciones de guerra en las desgraciadas campañas de Italia e Iliria contra Francia. Mereciendo ver citado su nombre en los boletines oficiales (el día 19 de junio fue hecho prisionero en las fortificaciones de Prerrald).

Según Covre: El inicio de la tercera y última ocupación francesa de Trieste, ocurrido el 17 de mayo de 1809, encontró al joven Nicolò Miniussi en una posición fuertemente crítica hacia aquel sistema de gobierno, culpable, a sus ojos, de haber provocado la ruina económica de la ciudad, y de haber difundido unas nuevas ideas hacia las cuales probaba una decidida aversión. Apenas veinteañero, los estudios ya terminados con éxito, leal de carácter pero de temperamento ardiente y aventurero, halló rápidamente el modo de sofocar sus ambiciones enrolándose en uno de los dos batallones de cazadores, y precisamente en aquél comandado por el conde Paolo Brigido, quedando el otro a las órdenes del conde Raimondo Thurn (o de la Torre), formaciones que sobre el Carso triestino trataron, sin demasiada fortuna, de obstaculizar los movimientos de las tropas francesas. Lamentablemente, el resultado negativo del sangriento encuentro de Prevallo (25 de abril de 1809), señaló el fin de aquel entusiasta arranque patriótico brindado por los voluntarios triestinos, y los dos batallones vencidos y dispersos quedaron deshechos. Pero Nicolò Miniussi no quiso arredrarse tras aquel primer fracaso militar de su vida, y poco después encontró el modo de enrolarse en el batallón istriano de la Landwehr, donde, merced a su óptimo comportamiento, fue promocionado al grado de alférez, y nombrado ayudante mayor del mayor Schlechter.
La conclusión de la desfavorable campaña de 1809 encontró a Miniussi desplazado de servicio en Fiume.

COMENTARIO.-
Batalla de Wagram (1809).
El día 5 de julio del año 1809 se enfrentaron el ejército francés de Napoleón y el del Archiduque austriaco, en el marco de las Guerras Napoleónicas de la Quinta Coalición.
El resultado final fue la derrota austriaca y la posterior capitulación de ésta ante el Imperio Francés.

Este es el momento de nuestro relato en que el alférez Miniussir obtiene licencia absoluta en el ejército del emperador austriaco y pasa al servicio de España.
Año 1810.- (Miniussir tiene 16 años según España o 22 años según Trieste)
Al terminar la guerra, Trieste, con todo el litoral, fue cedido a Francia.
Miniussir que se hallaba de guarnición en Fiume, puerto que pertenece a Hungría, no quiso, como otros oficiales de su país, entrar al servicio de Francia.
Así las cosas, se presentó, en aquel puerto la fragata de guerra española la Paz, enviada por la Junta Central de Sevilla para recoger, a su bordo, al ministro plenipotenciario de España en Austria don Eusebio Bardají y Azara, y al secretario de la legación don Joaquín Campuzano y, según órdenes que aquel tenía de la citada Junta de Sevilla, y convenios secretos con Austria, entre otros jefes y oficiales distinguidos, pasó Miniussir al servicio de España, obteniendo su licencia absoluta en el ejército del emperador.
Miniussir, que contaba entonces 16 años (o 22 según Covre), dio bien pronto a conocer su viveza de carácter, audacia y felices disposiciones, por cuyas dotes fue elegido para llevar pliegos importantes al embajador de España, en Constantinopla, don Juan Jabat.
Siendo de notar que el gobierno austriaco, que a pesar de haber reconocido, por necesidad en los anteriores tratados, a José Napoleón, se había propuesto auxiliar ocultamente a la España, fue quien puso a disposición de Miniussir las cantidades necesarias para tan penoso viaje.
Emprendió Miniussir su viaje por tierra atravesando Austria, Hungría y Transilvania hasta la frontera austriaca en Orsowa Vieja.
Embarcóse en el Danubio y pasó a la plaza turca de Widin, en cuyo punto el bajá, para quien llevaba recomendaciones, conociendo el peligro que corría el joven militar al atravesar Turquía y sus dilatados desiertos, le hizo acompañar de un jenízaro, con el cual pasó por Schumbla, Ruschuk y Adrianópolis hasta Constantinopla.
Después de haber permanecido allí un mes, en casa del embajador español, pasó a Smirna en Asia, donde se hallaba una fragata cargada de armas y vestuario, proporcionado por el expresado ministro plenipotenciario para la junta central, que a la sazón se hallaba en Cádiz, a cuyo punto llegó felizmente Miniussir, en la referida fragata, después de cuarenta y dos días de navegación, a mediados de mayo de 1810.
Hallábase entonces en Cádiz de ministro de Estado e interino de la Guerra el expresado don Eusebio Bardají y Azara, y Miniussir, en 10 de septiembre del mismo año, obtuvo real despacho de teniente del 2º batallón de la legión extranjera, que se estaba organizando en la plaza de Tarragona. Pero como se opusieran graves dificultades a su embarque para aquella plaza, Miniussir se vio precisado a permanecer en Cádiz.
Entonces el gobierno, que no quería permanecer impasible a la defensiva, se propuso atacar al enemigo por retaguardia y obligarle a levantar el sitio de la isla de León (Cádiz).
En esta expedición solicitó Miniussir tomar parte, en clase de aventurero, deseando ocasiones de distinguirse, y fue, en efecto, agregado a la compañía de cazadores, mandada por el valiente capitán don Román Landáburu del primer batallón de Reales Guardias Walonas.

COMENTARIO.-
Guerra de Independencia (1808-1814).
Inicio (1808).
El año 1808 reunió Napoleón, en Bayona, a Carlos IV de España y a su hijo Fernando VII.
Consiguió que Fernando devolviese la corona a su padre (el cual la había cedido, a su hijo, tras el motín de Aranjuez) y éste, a su vez, abdicó en favor de Bonaparte, recibiendo los dos, a cambio, distintas donaciones, tanto en inmuebles como en metálico.
Dejación, deshonor y cobardía, nunca vistos hasta entonces, es lo que brindaron a su pueblo los dos Borbones.
El día 2 de mayo se ordenó que fuera trasladada a Francia el resto de la familia real.
Este fue el detonante que provocó el levantamiento del pueblo de Madrid contra los franceses, que ocupaban la capital, y los consiguientes fusilamientos del 3 de mayo.
El día 6 de junio Napoleón proclamó rey de España a su hermano José.

Los bárbaros acontecimientos de Madrid se transmitieron rápidamente a toda España, produciendo una reacción, tan heroica como irreflexiva, de patriotismo que, al grito de “INDEPENDENCIA,” se enfrentó al francés en todos los rincones del Estado. Improvisando ejércitos, ayudados por guerrilleros y con el auxilio inglés, se logró, tras seis años de descalabros y victorias, expulsar a los invasores.

El mes de septiembre de este año 1808 la Junta Central Suprema asumió la dirección del gobierno y se trasladó a Aranjuez.
Ante el avance de los franceses la Junta Central se trasladó a Sevilla y posteriormente a la Isla de León (junto a Cádiz).
Esta Junta gobernó durante 16 meses (desde el 25 de septiembre de 1808 hasta el 29 de enero de 1810).
Después de esta fecha fue sustituida por un Consejo de Regencia que dirigió durante 4 años, es decir, hasta la vuelta de Fernando VII, y que convocó Cortes a las que vivió sometida.

BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1811.- (Miniussir tiene 17 años según España o 23 años según Trieste)
Salieron las tropas que formaban la expedición de Cádiz a fines de febrero de 1811, verificándose su desembarco en Tarifa el día 3 de marzo.
Con estas fuerzas se encontró Miniussir en la batalla de Chiclana el 5 del mismo mes, conduciéndose en ella con tanto denuedo y tan señalado entusiasmo que mereció ser recomendado al gobierno, granjeándose el aprecio del general Zayas, con cuya división se embarcó para Ayamonte y salió, nuevamente, de Cádiz hallándose en la célebre batalla de la Albuera el 16 de mayo. En ella peleó Miniussir con admirable valor y serenidad, consiguiendo, en esta memorable jornada, nuevos laureles y nuevas simpatías de sus hermanos de armas; siendo nuevamente recomendado al gobierno y obteniendo, con fecha 26 del mes citado, el grado de capitán.
La expedición de Cádiz fue admirada hasta por el Parlamento inglés, parco siempre en tributar sus alabanzas a extranjeros. En él se declaró: “que se reconocía altamente el distinguido valor y la intrepidez con que se había conducido el ejército español al mando del general Blake en la batalla de la Albuera” Miniussir está dignamente comprendido en tan honorífico testimonio.

Separado después Blake del ejército inglés, pasó Miniussir, con la división de aquel general, al condado de Niebla, hallándose, por consecuencia, en el asalto del castillo sito en la villa del mismo nombre. Estrellose allí el arrojo de los españoles ante las sólidas fortificaciones en que se hallaba parapetado el enemigo; y la empresa no produjo resultado alguno.
Miniussir, acreditado ya como un valiente y entendido oficial, quedó, desde entonces, de ayudante de campo del comandante general de la caballería del quinto ejército, el conde Peune de Villemour, que permaneció en las inmediaciones del Guadiana, hasta que habiendo repasado el Tajo el general francés Marmont, pasó con el general Castaños a Valencia de Alcántara.

COMENTARIO.-
Guerra de Independencia (1811).
Batalla de Chiclana (1811).
Queriendo aprovechar, el gobierno de Cádiz, la ocasión de haber salido el mariscal Soult, con parte del ejército sitiador, hacia Extremadura en auxilio de Massena, intentó dar un golpe de mano contra las tropas enemigas que habían quedado frente a la Isla de León.
En la mañana del 5 de marzo del año 1811 se produjo la batalla en los pinares de Chiclana, donde el enemigo francés fue rechazado y conquistadas sus posiciones a la bayoneta. Fue tanto el brío y la bizarría expresados por las tropas aliadas que, 4 años después de este hecho de armas, por Real Orden de 13 de febrero de 1815, creó el rey Fernando VII una cruz de distinción para todos los que concurrieron a la batalla.
Batalla de Albuera (1811).
El gobierno español ordenó entonces a Blake (general español de ascendencia irlandesa) que se reuniese con el general Castaños y, a las órdenes del general inglés Beresford, intentaran la conquista de Badajoz.
Soult acudió en auxilio de la ciudad, pero los aliados (anglo-hispano-portugueses) salieron a su encuentro en Albuera (situada a 22 Km. de Badajoz, en la ruta hacia Sevilla).
Combatieron, en esta batalla, 25000 franceses contra 31000 aliados.
A pesar del lamentable desarrollo táctico, planteado por Beresford (causante de 6000 bajas propias), se alcanzó una brillante victoria, el día 16 de mayo de este año, gracias al arrojo de los generales españoles: Blake, Ballesteros, Castaños, Lardizábal y Zayas.
Por su entrega en esta acción obtuvo, Miniussir, el grado de capitán y, más adelante, recibió la Cruz de la Batalla y fue nombrado Benemérito de la Patria por la
misma.
BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1812.- (Miniussir tiene 18 años según España o 24 años según Trieste)
Concurrió Miniussir al sitio y toma de Badajoz, quedando de guarnición en esta plaza con el Regimiento de Tiradores de Doyle a que pertenecía, y hallándose en dicho punto fue a Lisboa en comisión de asuntos importantes del servicio.

COMENTARIO.-
Guerra de Independencia (1812).
Al alborear el año 1812 Napoleón, que había dicho que para dominar España le bastarían unos batallones, se iba convenciendo de su irreparable equivocación.
Sir Arthur Wellesley (duque de Wellington) tomó Ciudad Rodrigo y Badajoz y, emprendiendo la ofensiva contra las tropas de Marmont, dio la batalla de los Arapiles (o de Salamanca), obteniendo señalado triunfo.
Los resultados de esta victoria fueron, por una parte, la evacuación de Madrid del rey José I, que se trasladó a Valencia, y por otra el levantamiento del sitio de Cádiz.
Lord Wellington, que había sido nombrado por las Cortes generalísimo, empleó el invierno en reorganizar las tropas aliadas.
Duque de Wellington (1769-1852).
Sir Arthur Wellesley nació en Dublín el año 1769.
Entró en el ejército en 1887.
Tras servir en la India, donde su hermano (marqués de Wellesley) era gobernador, fue diputado conservador en la Cámara de los Comunes.
En 1808 fue puesto al mando del ejército que, Gran Bretaña, envió a Portugal para combatir contra Francia, tras la invasión de la península Ibérica por parte de Napoleón.
La suerte de la guerra le fue desfavorable hasta 1810. Pero, después de contener el avance francés hacia Lisboa en 1811, comenzó, contando con el apoyo de la guerrilla autóctona, una ofensiva victoriosa que no cesó hasta el triunfo definitivo en Toulouse el año 1814.
BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1813.- (Miniussir tiene 19 años según España o 25 años según Trieste)
Terminada ésta, se presento Miniussir en el teatro del la guerra en Castilla la Vieja, incorporándose al ejército de lord Wellington, que el 13 de junio emprendió la marcha con dirección a Salamanca, hallándose en la toma de los fuertes de San Vicente de Benedictinos, de Mercedarios y de San Cayetano, situados en la margen del Tormes.
Hallábase Miniussir, a la sazón, empleado en el Estado Mayor de la división del general Morillo.
Volvió después Miniussir a pasar a Lisboa de orden de don Francisco Javier Castaños, regresando, de esta nueva comisión, a tiempo que las armas francesas iban a recibir un golpe mortal en la batalla de Vitoria, el 21 de junio.
En esta memorable acción supo, Miniussir, corresponder a la reputación que anteriormente se había conquistado, haciéndose notable por su arrojo y decisión, y mereciendo ser recomendado al gobierno por su bizarro comportamiento.
Las magníficas consecuencias de esta victoria fueron las de desprestigiar las armas francesas, que tenazmente perseguidas, vieron su territorio invadido por el ejército aliado.
Miniussir penetró con él en Francia, hallándose en las acciones de Arnegui y Valcarlos, y después en las de Venta Artea, Ferro, Sorauren, Campos de Villavas, alturas de Maquilla y montañas de Arran en los Pirineos, sin dejar las armas de la mano contra el ejército del mariscal Soult en los días 25 hasta 31 de julio.
Avanzó Wellington hasta Bayona, adonde había hecho retroceder al mariscal Soult y Miniussir se halló con la expresada división del general Morillo en el paso de la línea sobre Añoa el 10 y 12 de noviembre, y en el del río Nive el 9 y 13 del mismo mes.

COMENTARIO
Guerra de Independencia (1813).
Las campañas de Napoleón en Alemania y en el norte de Europa no le eran favorables, por lo cual hubo de llamar al mariscal Soult y recomendar a su hermano (el rey José I) que trasladase su cuartel general a Valladolid, adonde llegó el día 23 de marzo del año 1813.
El mes de mayo, emprendió Wellington la ofensiva, tratando de avanzar de poniente a oriente para cortar a los franceses el camino de Madrid a Irún.
El rey José, contra el parecer de la mayoría de sus generales, decidió, el día 21 de junio, aceptar la batalla de Vitoria.
La victoria aliada desalentó a las tropas francesas que se retiraron, desordenadamente, hacia Pamplona.
El día 13 de agosto se produjo la batalla de San Marcial en la que los ingleses arrasaron San Sebastián.
Napoleón se aprestó a defender su frontera hasta poder negociar, con Fernando VII, una salida airosa.
Batalla de Vitoria (21 de junio de 1813).
Librada entre las tropas francesas que escoltaban a José Bonaparte en su huida y las aliadas (inglesas, españolas y portuguesas) al mando de Wellington.
El ejército aliado, dispuesto en tres columnas, alcanzó a los franceses en las cercanías de Vitoria.
Tras duros combates se rompió el frente central francés y las defensas napoleónicas se derrumbaron.
Los franceses iniciaron una huida desesperada dejando 8000 bajas, 2000 prisioneros, todos sus cañones y el cuantioso botín que sus tropas se llevaban a Francia.
Precisamente, debido al comportamiento ejemplar que Miniussir demostró en este enfrentamiento, se le concedió, tres años más tarde (1816), la Cruz de la Batalla de Vitoria.
Francisco Javier Castaños (1758–1852).
Ascendió a brigadier tras la guerra de 1793 entre Carlos IV de España y la Francia republicana.
En 1795 era ya mariscal de campo y en 1802 teniente general.
Iniciada la guerra de Independencia, recibió el encargo, de la Junta Suprema de Sevilla, de formar un ejército en Andalucía para combatir al francés y fue nombrado capitán general.
Pablo Morillo (1778-1837).
General español. Conde de Cartagena y marqués de la Puerta.
Se distinguió en la guerra de Independencia, especialmente en la batalla de Bailén (1808) donde luchó a las órdenes de Castaños.
Alcanzó el grado de teniente general tras la Batalla de Vitoria (1813).
Estuvo al frente del ejército destinado a someter a los rebeldes coloniales, luchando en América contra Bolívar.
Siendo capitán general de Galicia participó, en 1833, en la 1ª Guerra Carlista con el bando liberal.
BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1814.- (Miniussir tiene 20 años según España o 26 años según Trieste)
Volvieron a principios de febrero a emprenderse las operaciones suspendidas por los rigores del invierno, y moviéndose Wellington con intento de pasar el río Adour y poner sitio a Bayona, tuvo lugar el ataque sobre San Palais en 14 del mes citado. Interesaba desalojar al enemigo de la importante posición del monte Aribelza que dominaba el camino real por donde tenía que pasar la división del general Morillo y el cuerpo de ejército de lord Hill.
Púsose Miniussir a la cabeza de dos compañías de cazadores y acometiendo denodadamente a la bayoneta al enemigo, cuyas fuerzas eran muy superiores, le desalojó con gran pérdida de aquel punto, con lo cual pudo el ejército marchar libremente por aquel camino.
En esta honrosa acción pagó Miniussir su tributo de sangre a la madre patria que le había adoptado, pues, trepando por el citado monte de Aribelza, bajo el horroroso fuego del enemigo, una bala le penetró por la mejilla izquierda, destrozándole la mandíbula, atravesándole la lengua y cortándole la arteria carótida derecha, y sólo la casualidad de hallarse próximo un cirujano pudo impedir que tan grave herida causara a Miniussir la muerte.
Tuvo, en cambio, la satisfacción de que el lord Wellington y el general Morillo, a cuya vista combatió, le recomendaran al gobierno. Tras la debida información sobre su comportamiento en esta batalla de San Palais, le fue concedida, dos años después (8 de noviembre de 1816) la Cruz de San Fernando de primera clase.
Restablecido en parte de su herida, se unió Miniussir con el Estado Mayor de su división, y llegó a encontrarse en el sitio de la plaza de Navarrens, siendo propuesto por su general para el grado inmediato en julio siguiente.
El perfecto conocimiento de las lenguas italiana, española, francesa, alemana y probablemente inglesa, favoreció de un modo determinante que Miniussi fuera capaz de llevar a buen término las numerosas misiones diplomáticas que el gobierno español le encargara; misiones que devinieron poco a poco más desafiantes después de constatada su extraordinaria habilidad (Pietro Covre).
En 1º de agosto salió Miniussir con pliegos importantes para el Congreso de Viena, y llegando a dicho punto cumplió exactamente su comisión.
Desde allí nuestro embajador extraordinario en aquel Congreso, don Pedro Labrador, le envió a Londres con pliegos para el ministro plenipotenciario de España en aquella corte, que era el duque de Fernán-Núñez.

COMENTARIO.-
Final de la Guerra de Independencia (1814).
Pasado el invierno, comenzaron de nuevo las hostilidades en el mes de febrero del año siguiente (1814).
Wellington cruzó el río Bidasoa, atravesó el Neville y el Adour y venció en Orthez al mariscal Soult, a quien después desalojó de Toulouse, el día 10 de abril.
Capituló Pamplona.
Burdeos abrió sus puertas al mariscal inglés Beresford.
El mariscal Suchet evacuó Valencia y Cataluña, pasando, por último, los Pirineos.
La Guerra de la Independencia había terminado.

Hay que recordar, en este punto, que, mientras se sucedían estos hechos de armas, Fernando VII pactaba, con Napoleón, la recuperación de su corona y la paz con Francia en los albores de este mismo año 1814, sin tener en cuenta, por supuesto, a los españoles que habían sido y seguían siendo los verdaderos participantes en el conflicto.
Fernando VII pisaba tierra española el día 22 de marzo del año 1814.
La situación política era complicada debido al enfrentamiento entre los liberales, partidarios de que siguiera en vigor la Constitución de 1812, y los defensores del poder absoluto del nuevo rey.
Las Cortes habían declarado que el Rey no podría ocupar el trono hasta que hubiera jurado la Constitución. Pero los absolutistas organizaron una conspiración para retornar a la situación del año 1808.
Con el apoyo del clero y un sector del ejército, y aprovechándose del descontento que habían provocado, en las zonas rurales, los nuevos impuestos establecidos por las Cortes, convirtieron el viaje de Fernando VII, desde la frontera hasta Valencia, en un rosario de manifestaciones a favor del absolutismo y al grito de “vivan las caenas” el Rey fue aclamado como monarca absoluto.
Al llegar a Valencia, el día 17 de abril, el general Elío proclamó la posición de su ejército a disposición del Rey y solicitó la vuelta de la monarquía tradicional
El día 4 de mayo se expidió el nefasto decreto por el que se declaraba nula, y sin ningún efecto, la Constitución, en la que el liberalismo español había puesto sus esperanzas.
El día 11 del mismo mes se restablecía el antiguo régimen absolutista.
Fernando entró en Madrid e inauguró la era de las persecuciones.

BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1815.- (Miniussir tiene 21 años según España o 27 años según Trieste)
Permaneció en Londres hasta el 9 de abril, que volvió a salir para Viena; pero a su paso por Bruselas, el teniente general don Ricardo de Álava, embajador de España cerca del rey de los Países Bajos, manifestó a Miniussir, que siendo ya inútil su regreso a Viena, por haberse disuelto aquel Congreso, lord Wellington le había propuesto, a Su Majestad, para que fuese comisionado en los ejércitos aliados, de que él era general en jefe. Accedió Su Majestad, en efecto en 14 de junio, a la propuesta del duque de Ciudad Rodrigo (Wellington), y Miniussir pasó a su Estado Mayor.
Por esta circunstancia el general Álava y Miniussir fueron los dos únicos españoles que oficialmente representaron a su nación en la siempre memorable batalla de Waterloo (ver en blogcoloma: Miniussir y Giorgeta: Capitán y Diplomático,1815).
Miniussir se distinguió a la cabeza de dos batallones de las tropas de Nassau que encontró dispersos y arrollados, y dirigiéndoles la palabra en alemán consiguió que se rehicieran, y pudo llevarlos nuevamente al combate, donde pelearon ya con grande entusiasmo y arrojo.
Al suyo debió Miniussir quedar herido y perder dos caballos, continuando, sin embargo, en el campo hasta la conclusión de tan memorable jornada.
El general Álava le recomendó al rey en el parte oficial que dio de aquel suceso, y que consta en la Gaceta extraordinaria de Madrid del 13 de julio, y Su Majestad, en 19 de octubre, le nombró teniente coronel mayor vivo y efectivo.
Este ascenso extraordinario compensó el atraso en que se hallaba Miniussir en su carrera, a pesar de haberse visto recomendado en casi todos los partes oficiales por los servicios que prestó durante la guerra de la Independencia.
Después de la batalla de Waterloo siguió Miniussir en el ejército (aliado), penetrando con él en París (tras su capitulación), adonde fue nombrado secretario interino de la legación española (a las órdenes de Álava) en aquella corte, desempeñando este empleo hasta la llegada del propietario.
En 27 de septiembre le fue concedida la cruz de la orden imperial de Leopoldo de Austria, por el mérito que contrajo en la batalla de Waterloo, y la medalla de honor por la misma que concedió el príncipe regente de la Gran Bretaña.
El rey de los Países Bajos también condecoró a Miniussir con la cruz de 4ª clase de la orden militar de Guillermo.
Durante la permanencia de los franceses en España nos habían sido arrebatados los mejores cuadros de nuestros museos, que entonces ya servían en el de París de adorno, con envidia de los extranjeros. El general Álava encargó a Miniussir que los recobrase a viva fuerza con el auxilio de 200 hombres de infantería inglesa (además del general Miguel Ricardo de Álava y de Miniussir, también formó parte de esta, extraña pero efectiva delegación, el pintor Francisco Lacoma). Miniussir puso al momento en ejecución esta orden, extrayendo de aquel museo las pinturas robadas a España, y conduciendo a Amberes, no sólo los cuadros sino también preciosos efectos del gabinete de historia natural y de la imprenta real de Su Majestad, cuyo valor ascendía a treinta millones de reales; salvando con su mucha resolución, valor y prudencia tan rico convoy en las difíciles circunstancias en que se hallaba Francia, forzando las fronteras a la cabeza de una escolta de caballería inglesa y arrollando a los aduaneros que trataban de detenerle.
Tuvo después que embarcarse en el puerto de Helvoeslins en Holanda en una fragata de guerra de la misma nación, por orden de Su Majestad, y trasportó a Cádiz y de allí a Madrid el cuantioso cargamento, que entregó exactamente en los respectivos establecimientos a que pertenecía.
Por tan importantes servicios, Su Majestad se dignó mandar, por real orden de 19 de noviembre, comunicada por el ministro de Estado al de la Guerra, se le recomendase para que no quedara sin un testimonio positivo de la real aprobación. Pero, a pesar de la expresa voluntad del rey, sensible nos es decirlo, tan relevante servicio no ha sido recompensado todavía, y Miniussir no ha obtenido por él otro premio que la satisfacción de la propia conciencia, y el testimonio de aprecio y gratitud que le dio la Academia de Nobles Artes de San Fernando, contándole en el número de sus individuos como académico de honor (según consta en el Catálogo de los miembros de la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, editado en Barcelona el día 16 de noviembre de 1846, tomo 1, nº 16 del Boletín Enciclopédico de Nobles Artes, Miniussir fue nombrado Académico de Honor el día 14 de septiembre de 1816 y, veinticuatro años después, Consiliario el día 9 de diciembre de 1840). Regresó después Miniussir inmediatamente, según se le previno, al cuartel general aliado de Cambray y París.
Suplemento a la Gaceta de Madrid del jueves 13 de Julio de 1815. (ver en blogcoloma: Miniussir y Giorgeta, 1815).
El teniente general de los Reales Ejercitos D. Miguel de Alava, ministro plenipotenciario de S. M. en Holanda, ha dirigido al Exmo. Sr. D. Pedro Cevallos, primer secretario de Estado y del Despacho, la carta siguiente:
... No quiero concluir este oficio sin decir a V.E. para noticia de S.M., que el Capitan D. Nicolas de Miniussir, del regimiento de tiradores de Doyle, de quien tengo hablado a V.E. anteriormente, asi como de su destino en este ejercito, se porto ayer con el mayor valor y bizarria, habiendo sido herido cuando arrojadas las tropas de Nassau del jardin las reunio e hizo volver a su puesto; que durante el combate tuvo otro caballo herido, y que por su conducta anterior y por la que ha observado en este dia, es digno de que S.M. le de una prueba de su satisfaccion. Este oficial es bien conocido en la Secretaria de Guerra, y lo es tambien del General Don J. de Zayas que ha hecho mucho aprecio de su merito.

Dios guarde a V.E. muchos años.
Bruselas, 20 de Junio de 1815.
B.L.M. de V.E.,
Miguel de Alava 

COMENTARIO.-
Batalla de Waterloo (18 de junio de 1815).
Tras la vuelta del Emperador de su exilio en la isla de Elba, y al reunirse la Séptima Coalición contra él, Napoleón decide invadir los Países Bajos, donde se están reuniendo las tropas de dicha Coalición.
Esta acción se enmarca en lo que históricamente se ha denominado los “Cien Días”.
La batalla, librada entre el ejército francés (comandado por Napoleón) frente a las fuerzas británicas (dirigidas por Wellington) y prusianas (de von Blücher) abarca toda una serie de combates acaecidos entre los primeros encuentros de franceses y prusianos, el día 15 de junio, hasta la retirada final del ejército francés, el día 18, cerca de la ciudad de Waterloo (Bélgica). Incluyendo, dentro de su contexto, los combates librados en le pueblo de Ligny, en Quatre Bras, Wavre y el monte Sain-Jean.
Von Blücher (1742-1819).
General prusiano, ya muy veterano, de 72 años, cuando se desarrolló esta batalla.
Era admirado “soldado entre soldados” y no temía estar en la línea de fuego.
Ya se había visto con Bonaparte en Leipzig (1813), derrotándole, y confiaba plenamente en Wellington.
Resultó herido, y casi capturado por los franceses, tras la última carga en Ligny, pero no cejó en su empeño hasta que sus tropas entraron en París.
Miguel Ricardo de Álava y Esquível (1772-1843).
Militar, político y diplomático español.
De familia noble, ingresó, primeramente, en la Armada.
En 1802 era ya teniente de navío y, a las órdenes del almirante Gravina, participó en la Batalla de Trafalgar.
Retirado del servicio en Vitoria, volvió al comenzar la Guerra de Independencia, pero, ahora, como miembro del ejército de tierra.
Vinculado inicialmente a los llamados afrancesados, luchó más tarde en el bando patriótico.
Destacó en la Batalla de Albuera.
Como brigadier dirigió el sitio de Ciudad Rodrigo, que le supuso el ascenso a mariscal de campo.
Participó en la Batalla de Vitoria y se internó en territorio francés persiguiendo al enemigo.
En 1815 fue nombrado, de forma interina, embajador en París.
Sorprendido por el regreso de Napoleón, tomó parte en Waterloo.
Tras la derrota francesa permaneció como embajador en París.
BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1816.- (Miniussir tiene 22 años según España o 28 años según Trieste)
En este año, y por sus anteriores méritos de guerra, le fueron concedidas varias condecoraciones, a saber: en 28 de abril la de cuarta clase de la militar de Guillermo en los Países Bajos por la citada batalla de Waterloo, como ya hemos dicho; por reales diplomas de 22 de octubre, las de Chiclana, Vitoria y la del ejército de reserva de Andalucía; por otro de 24 del mismo la de Albuera, siendo por la misma batalla declarado benemérito de la patria, y finalmente, en 8 de noviembre, la de San Fernando de primera clase, expedida después de la debida información sobre su comportamiento en la ya referida acción de San Palais.

Años 1817 a 1820.- (Miniussir tiene entre 23 y 26 años según España y entre 29 y 32 años según Trieste)
Miniussir permaneció en París hasta agosto de 1819, época en que el ejército aliado desocupó Francia, habiendo sido aquél, en este tiempo, enviado cinco veces a Londres con pliegos interesantes del servicio.

Miniussi llegó a París y allí permaneció realizando encargos extraordinarios hasta agosto de 1819, época en que las fuerzas de ocupación abandonaron el derrotado país. (P.Covre).

Disponemos de un certificado manuscrito de Álava, fechado el 17 de noviembre de 1817, justificando la entrega, sin recibo debido a la urgencia, de un cargamento de reses destinado a la manutención del ejército inglés durante la Guerra de Independencia española, a principios de julio del año 1813. Se presenta Álava como Enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Rey de España en los Países Bajos y aporta como testigo la firma de su Ayudante de Campo el Teniente Coronel Nicolás de Miniussir.
  
 

En 30 de septiembre del mismo año y 9 de enero del siguiente de 1820, desempeñó Miniussir dos comisiones sobre materias artísticas que le confió la Real Academia de San Fernando, y en 13 de abril del mismo pasó de agregado militar a la embajada de Viena.
Fue precisamente en 15 de diciembre de este año 1820 cuando Miniussir (con 26 o 32 años) casó con doña María del Carmen de Torrijos, hermana del célebre general de este nombre.
Según carta hallada por Martínez Carrión en Almagro (Madrid, 6 de julio de 1861), el propio Miniussir se declara: (…) Liberal toda mi vida y colaborador incesante en los trabajos patrióticos desde 1820, con mi inolvidable hermano político el malogrado general Torrijos, hasta su fatal muerte…

COMENTARIO.-
Absolutismo (1814-1820).
La restauración del absolutismo llenó las cárceles de patriotas que habían luchado por España en la Guerra de la Independencia.
Las intrigas cortesanas y las delaciones producían constantes mudanzas de ministros, pasando de 30 los que hubo en el transcurso de estos 6 años.
El desorden y la inmoralidad llegaron a escándalos extremos.
En general, los ministros fueron gentes mediocres, elevadas por el capricho del monarca. Mientras que destacadas personalidades eran desterradas.
Tanto los secretarios como los Consejos no tuvieron más que autoridad aparente, ya que el poder lo tenía la “camarilla” (tertulia íntima del monarca) formada por hombres de muy escasas luces.
En dicha tertulia se despachaban los asuntos de gobierno; se decretaba la caída de altos funcionarios, se preparaban aventuras galantes, se repartían prebendas o cargos a políticos absolutistas y a clérigos y se imponían castigos a liberales.

Carmen Torrijos.-
Nació en Madrid el día 7 de febrero del año 1796.
Hija menor de Cristóbal Torrijos y Chacón y de María Petronila Uriarte y Borja (1759).
De sus tres hermanos: María de las Angustias (1785), Francisco de Borja (1787) y José María (1791-1831), el de mayor relevancia fue este último, el famoso e infortunado general liberal.

Casó a los 24 años con Miniussir, el día 15 de diciembre del año 1820.
Esta sola fecha es, totalmente suficiente, para rebatir la teoría de que se trató de una boda de compromiso, para que ayudase en el proceso abierto, al general Torrijos, por conspiración, ya que, el mismo, se produjo, nada menos, que once años después, en 1831.
Tuvo al menos dos hijos con Miniussir, aunque sólo conocemos el nombre del que le sobrevivió: Fernando de Miniussir y Torrijos.
Nos consta además, por carta de Sofía Kermaschii a su cuñado Jacobo de Miniussir, que hubo nietos; pero desconocemos todo sobre ellos.
Durante el exilio de Nicolás, en la Década Ominosa, Carmen residió en Málaga, como narra Sergio Hinojosa, en Nacimiento del Estado moderno en España, refiriéndose al día del fusilamiento de Torrijos:  … “La hermana de Torrijos y esposa de Miniussir, Carmen, que habitaba en Málaga, recogió el cuerpo de aquel (su hermano José María) al igual que hizo con el de Juan López Pinto un comandante de artillería, depositándolos en sendos nichos.”

También se desmonta, por las cartas de Sofía Kermaschii, la teoría de que Miniussir ya no tuvo contacto con su esposa desde que comenzó el romance con su nueva compañera (20 años después), pues, este contacto existió, tanto con ella como con su hijo Fernando. Como es de suponer, estamos ante la hermana un personaje notable ya que Torrijos, que en la época de su fusilamiento habría sido oficialmente denostado, a partir de la muerte de Fernando VII en 1833 (que comenzó el reparto de poder entre las distintas familias liberales) sería con toda seguridad admirado.
Por todo esto, es lógico deducir que tanto en su relación matrimonial como en la familiar mantendría correctamente los convencionalismos sociales. De aquí se explica la postura que adoptó Miniussir desde un principio, al no reconocer oficialmente, en momento alguno, a Sofía, ni como pareja, ni como madre de su hijo (César) y, por el contrario, la tratase siempre en público como ahijada o sobrina.

BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Años 1821 a 1822.- (Miniussir tiene entre 27 y 28 años según España y entre 33 y 34 años según Trieste)
En abril del primer año regresó de aquella corte, y en 21 de mayo fue nombrado fiscal de la capitanía general de Castilla la Nueva, desempeñando este cargo hasta fin de enero de 1822.
En todo este tiempo estuvo Miniussir agregado a la provincia de Castilla la Nueva, y dependiente del regimiento de Fernando VII, hasta que en febrero, del año anteriormente citado, fue nombrado teniente coronel efectivo del regimiento imperial Alejandro, con el cual hizo algunas salidas de Vitoria en persecución de facciosos, y tuvo algunas acciones parciales, permaneciendo en este cuerpo hasta que, en 15 de octubre del mismo año, recibió el nombramiento de primer comandante de tropas ligeras.

COMENTARIO.-
Trienio constitucional (1820-1823).
El día 1 de enero del año 1820 se sublevó el ejército a las órdenes del teniente coronel don Rafael del Riego, en Cabezas de San Juan. Este ejército estaba allí acantonado para marchar a América, con el fin de aplastar los movimientos independentistas de nuestras colonias.
La rebelión se propagó y el rey se resignó a jurar la Constitución de 1812, el día 10 de marzo de este mismo año.
Los sucesivos ministerios que se produjeron, a partir de entonces, intentaron denodadamente acreditar el gobierno constitucional, pero se encontraron obstaculizados por las pasiones políticas de los propios liberales, que se dividieron en dos bandos: liberales moderados y liberales progresistas o exaltados.
Tampoco fue baladí la actitud del monarca, financiando conjuras anticonstitucionales, tratando despectivamente a sus ministros, derrumbando gobiernos y negándose a firmar proyectos votados por las Cortes.
En el año 1822 comienza la insurrección facciosa anticonstitucional en Cataluña, protegida manifiestamente por la corte, el clero, la nobleza y el gobierno francés.
Todo el Norte, desde Gerona hasta Guipúzcoa, y desde el Pirineo hasta las inmediaciones del Ebro, ardía con horrible llamarada absolutista.
Pretendiendo que el rey estaba secuestrado por los liberales, los sublevados establecieron una regencia en la Seo de Urgel.
La represión del ejército constitucional fue brutal pero totalmente inútil, la suerte constitucional ya estaba echada.
El día 1 de octubre el rey declaró nulos todos los actos del gobierno constitucional y el día 22 de noviembre del año 1822 se reunieron, en Verona, los monarcas y ministros que formaban la Santa Alianza, acordando prestar el auxilio que reclamaba Fernando VII para poder abolir la Constitución.


BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1823.- (Miniussir tiene 29 años según España o 35 años según Trieste)
El nuevo Código que la nación se dio en 1820 (Trienio Constitucional 1820-1823) fue para Miniussir una ley emanada de un poder legítimamente constituido, y la obedeció, como militar ciegamente, amándola además con entusiasmo como ciudadano: juró pues defenderla, y ha llegado el momento en que vamos a ver cómo supo cumplir su juramento, desnudando la espada para defender la libertad que peligraba.
En virtud de orden del inspector general de infantería salió de Madrid para Barcelona en 2 de enero, conduciendo 1200 quintos para los regimientos de Navarra y Barbastro, a los cuales instruyó durante su marcha, de modo que al llegar a su destino fueron incorporados e hicieron, desde luego, el servicio como soldados veteranos.
El 17 de mayo Miniussir se halló mandando el regimiento de Barbastro en la acción de Casteltersol contra la división francesa del general Donadieu y dos batallones realistas; en ella recibió Miniussir una gravísima herida, y fue llevado en unas parihuelas hasta las puertas de Barcelona, donde le recibieron las valientes amazonas mandadas por la viuda del malogrado general Lacy (Luis Lacy Gautier, general liberal, fusilado el día 5 de julio de 1817, tras liderar una conspiración, al parecer de inspiración masónica, que tenía como objetivo secuestrar al Rey para obligarle a jurar la Constitución de 1812), que le llevaron al alojamiento que le estaba preparado, y en el tránsito, como era el primer herido que entraba en la plaza, recibió una verdadera ovación, arrojándole flores y coronas desde las ventanas.
Teniendo aún abierta su herida, a pesar del esmero con que le cuidaron aquellas señoras, salió de Barcelona el 9 de septiembre mandando la vanguardia de una división para socorrer la plaza de Figueras, teniendo parte en el triunfo que logró dicha expedición el 15 del mismo en los campos de Lladó contra los franceses al mando del general (barón de) Damas (que sufrió una pérdida considerable). Al día siguiente, habiendo hecho la división un movimiento sobre la izquierda en dirección de Llers, inmediato a Figueras, con objeto de entrar en dicha plaza, se vio de improviso rodeada por fuerzas muy superiores, y obligados, los que la componían, a capitular en el campo del honor, después de un obstinado combate, por haberse consumido todas las municiones, pasando prisioneros a Francia.
El enemigo mismo, admirando el valor con que combatió aquella división, permitió que los oficiales conservasen su espada y sus mochilas los soldados.

COMENTARIO.-
Los cien mil hijos de San Luis (1823).
Dos días después de que Francia retirase a su embajador en Madrid, el día 28 de enero del año 1823, su rey Luis XVIII pronunció un emotivo discurso, durante el acto de la apertura de las Cámaras, en el que anunció, solemnemente, que cien mil franceses estaban dispuestos a marchar invocando al Dios de San Luis para conservar en el trono de España a un nieto de Enrique IV.
El ejército francés, a las órdenes del sobrino de su rey (duque de Angulema), se elevaba a 95000 hombres. Mientras que por su parte, el ejército constitucional estaba dividido en cuatro cuerpos de 18 a 20000 hombres cada uno.
El Ejército de Operación estaba mandado por el general Ballesteros, el Ejército de Cataluña por el general Espoz y Mina, el ejército del Centro por el general La Bisbal y el ejército de Castilla y de Asturias por el general en Jefe Morillo.
La desorganización de la defensa y la escasa moral de la tropa, impidieron una resistencia eficaz contra el ejército de Angulema.
Sólo Espoz y Mina supo oponer una tenaz resistencia en Cataluña, hasta el punto de ser Barcelona la última ciudad que cayó en manos francesas.


Es, tras estos hechos, cuando Miniussir comienza su exilio que abarcará toda la década ominosa.

BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Años 1824 a 1834.- (Miniussir tiene entre 30 y 40 años según España y entre 36 y 46 años según Trieste)
Permaneció todo este largo espacio de tiempo emigrado en Francia, Bélgica, Holanda e Inglaterra.
No dejó por esto Miniussir de trabajar por la causa constitucional, si no con la espada, con la pluma.
Tenemos a la vista un número de un periódico titulado El Filántropo, impreso en París el día 29 de mayo de 1832, en forma pequeña y tipo diminuto, que adoptaron Miniussir y otras dos personas notables que le redactaban, para poderle remitir a España en cartas cerradas, como en efecto lo hicieron
Para que se comprendan mejor las máximas políticas que sentaba El Filántropo, no podemos menos de transcribir los siguientes párrafos del citado número, debidos a la pluma de Miniussir.
“De las observaciones que hasta ahora nos han ocupado se deducen varias consideraciones, a saber:
1ª Que la humanidad progresa perpetuamente hacia su perfección.
2ª Que se ejecuta esta progresión con el auxilio de ciertos hombres, y a pesar de la neutralidad o resistencia de otros, se deduce el principio político que amonesta a los gobiernos el establecimiento de un sistema administrativo tal, que satisfaga las justas exigencias de sus partidarios, sin amenazar la tranquilidad de los indiferentes, ni reducir a la desesperación los individuos del partido contrario.
En efecto, siéndole físicamente imposible a un gobierno aniquilar del todo el partido de la oposición, cuando éste existe entre sus gobernados, piden la prudencia y la necesidad de su propia conservación, que se esfuerce, sí, en debilitar los principios adversos, pero dejando siempre a los hombres que los profesan, medios abundantes de reconciliación, para que no se vean obligados a eternizar su hostilidad.
Es de admirar que esta sencilla máxima, cuya aplicación reclaman, igualmente, la humanidad, la justicia y el interés privado, no tenga apenas cabida en los consejos del poder, bien que se halle éste en las manos del partido progresivo, bien en el retrógrado.
Creen los gobiernos nacidos de tumultos públicos, que no tienen otra misión en el mundo que la de ensalzar a los partidarios de quienes han recibido el poder, como si sólo ellos tuvieran derecho a la protección de las leyes, o como si fuera dable ahogar las quejas de los demás, a fuerza de irritarlos y perseguirlos. De aquí las luchas, sangrientas y prolongadas, con que se han despedazado los partidos por espacio de innumerables siglos y generaciones.
Tiempo es ya, empero, de que la experiencia produzca sus frutos, y de que cese de segar víctimas la hoz de la persecución.
Tiempo es ya de que se acuerde el partidario político, al apoderarse de las riendas del gobierno, que una nación entera, y no un partido, espera de él instituciones saludables y propias del estado en que la sociedad a la sazón se encuentra.
No sean sus providencias la expresión de la parcialidad, ni exalten a unos pocos hombres sobre la humillación de los demás.
No establezca su fuerza moral sobre peregrinas e impertinentes doctrinas que no llegan al corazón, porque resultado ninguno ofrecen.
Ni mucho menos pretenda conservar su poderío por medio de atroces decretos y enrojeciendo las plazas públicas con una sangre que no puede salir, en último resultado, más que del seno de la patria.
El filósofo no ve en su examen otra cosa que un conjunto de hombres; verifica imparcialmente la suma de goces morales, físicos e intelectuales repartidos entre todos, y aquella edad o nación le parece más adelantada, adonde son dichosos mayor número de individuos, y adonde encuentra un principio moral más verdadero y estable.
Los partidos políticos, siendo inexterminables, debe un gobierno saber aprovecharse de la virtud y fuerza de todos, atraerlos a sí, y aplicar su energía a empresas de utilidad pública, extendiendo para ello su patrocinio y justicia al amigo, al neutral y también al adversario.
Porque no es el hombre otra cosa en política, que un instrumento capaz, si bien manejado, de contribuir a la obra del bien común, pero peligrosísimo en manos imprudentes o inexpertas.
Y como apenas haya hombre completamente inepto para todo, debe la pericia gubernativa, no emplearse en neutralizar, sofocar y destruir, sino en deslizar, calificar y dar cultivo y acción adecuada a todas las capacidades, genios y disposiciones.
El conocimiento amplio y exacto del siglo y de las gentes entre quienes se vive, y el arte de utilizar todos los hombres y todas las circunstancias, deben preceder indispensablemente al acierto del gobierno.”
Sonó por fin la hora en que el partido liberal iba a levantar su abatida cabeza, y la sanción del Estatuto real en abril de 1834 devolvió a la España los proscriptos liberales que se hallaban en la emigración; y Miniussir que desde principios del año últimamente citado, en que fue nombrado el duque de Frías (el liberal Bernardino Fernández de Velasco Enríquez de Guzmán y López Pacheco) embajador cerca del rey de los franceses, estuvo empleado en aquella legación en comisiones importantes, vino en octubre a Madrid con pliegos para el gobierno (salió de París el 23 de octubre y llegó a Madrid el 1 de noviembre).

COMENTARIO.-
La década ominosa (1823-1833).
El Rey careció de la ecuanimidad necesaria para consolidar su triunfo y desarrolló una política absolutamente represiva.
Las comisiones militares y las juntas de fe iniciaron una era de crímenes jurídicos, de asesinatos y de proscripciones (alcanzaron a 100.000 personas), que desdoran los anales de la desventurada España.
Los liberales eran perseguidos como fieras feroces (Rafael del Riego fue ahorcado en Madrid el día 7 de noviembre del año 1823, es decir, en el mismo inicio de esta funesta década).
Para empeorar la situación, nació el partido nominado “Federación de Realistas Puros y Apostólicos”. Eran absolutistas intransigentes, apoyados por el infante don Carlos, hermano del Rey, y comenzaron a conspirar para destronar a Fernando.
El Rey persiguió con igual saña a los carlistas y a los liberales.
Contra la tiranía fernandina se hicieron, tanto por parte de militares como de paisanos, varias intentonas revolucionarias, pero todas fracasaron (Manzanares, Chapalagarra, Mina, Valdés, Torrijos etc.) y fueron causa de cruel persecución.

Mención especial tiene, para esta obra, la intentona del general Torrijos, que era, desde hacía 11 años, cuñado de Miniussir.

General José María de Torrijos (1791-1831).
Se distinguió singularmente en la Guerra de la Independencia.
Por sus ideas liberales y pertenencia a la masonería fue encerrado en un castillo tras la restauración absolutista (1814) y puesto en libertad en el año 1820 (inicio del trienio constitucional).
Se le confió, entonces, la Capitanía General de Valencia y sólo 3 años después era nombrado Ministro de Guerra.


La invasión de los “cien mil hijos de San Luis,” en el año 1823, provocó su emigración, como sucedió con el propio Miniussir.
Se instaló en Inglaterra donde, la ciudad de Londres, se convirtió en el centro de actividades de la oposición liberal española, que no dejó de conspirar, ni un solo momento durante toda la década ominosa, para derribar al régimen absolutista.
El general Torrijos actuó, por su cuenta, en el intento de llevar a cabo un levantamiento de las ciudades de Cádiz y Ronda (febrero de 1831).
En la fase preparatoria de la conspiración se instala, clandestinamente, en el sur de la Península y es, precisamente desde aquí, de donde procede una nutrida correspondencia con su enlace secreto, un tal Noel Müller (que no es otro que su cuñado Miniussir) dándole instrucciones y narrándole los pormenores de su quehacer diario.
Tras su fracaso y detención, fue fusilado, junto con otros 50 hombres de su partido, en Málaga (diciembre de 1831).
Esta escena fue inmortalizada por el pintor Antonio Gisbert, en su óleo titulado “Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros,” realizado el año 1886.

Como es de suponer, el fusilamiento de su cuñado, debió de afectar tremendamente en el estado de ánimo de Miniussir, exiliado desde el año 1823.
Este estado se deja traslucir en las líneas escritas por él en el periódico “el Filántropo” (París, mayo de 1832) y que se reproducen en su biografía oficial, en el apartado 1824-1834.
Detonante de las Guerras Carlistas.
Muerta, en 1829, la tercera esposa del Rey (Fernando contaba entonces 45 años y continuaba sin descendencia), casó éste con su sobrina carnal, María Cristina de Borbón, que tenía 23 años y era hija de los reyes de Nápoles.
Al poco tiempo de la boda se supo que María Cristina le daría al Rey su anhelada sucesión, inmediatamente Fernando VII promulgó, el día 29 de marzo del año 1830, la Pragmática Sanción, que restablecía la Ley de Partidas, en orden a la sucesión de las hembras, y que derogaba la Ley Sálica (instaurada por Felipe V) que las excluía.
Don Carlos (hermano del Rey) y sus partidarios protestaron por entender que al nacer aquél, el año 1788, aún estaba en vigor la Ley Sálica.
Esta oposición supuso el detonante que originó las fratricidas Guerras Carlistas, que llenaron de dolor, fuego y sangre a España durante casi todo el resto del siglo XIX.
El día 10 de octubre del año 1830 nació Isabel II a la que se proclamó heredera a la Corona.
Dos años después, en el mes de septiembre de 1832, aprovechando un ataque de gota que puso en peligro la vida del Rey, hubo un intento de cambiar la Ley de Sucesión por parte del ministro Calomarde; pero, una vez repuesto de su dolencia, el Monarca destituyó al ministro y desterró a su hermano don Carlos.
El nuevo ministro, Cea Bermúdez, inauguró una política liberal, publicando una amnistía que permitió la vuelta a la Patria de muchos emigrados.
Los liberales se agruparon en torno a la reina María Cristina y su hija Isabel dispuestos a defenderlas.
La década ominosa concluyó con la muerte del Fernando VII, de apoplejía, el mes de septiembre del año 1833; fue el rey más funesto e infeliz de los Borbones españoles.

Inicio de la Regencia de María Cristina de Borbón (1833-1840).
Primera Guerra Carlista (inicio).
María Cristina ejerció la regencia durante siete años, comenzando el mismo día en que falleció el rey don Fernando.

La Guerra Carlista estalló pocos días después, tomando don Carlos el título de rey (1 de octubre de 1833), con el nombre de Carlos V.
En España surgieron dos bandos: por un lado estaban los “absolutistas,” partidarios de Carlos y por el otro los “liberales,” partidarios de Isabel.
Las razones que esgrimían los carlistas para justificar la guerra eran, además de defender los derechos legítimos al trono de don Carlos, defender la religión católica y mantener sus fueros, privilegios que temían que el nuevo régimen aboliera.
Esta Primera Guerra Carlista, que se llamó “de los siete años,” tuvo caracteres de extraordinaria crueldad, tanto por parte de los carlistas como de los cristinos o isabelinos.

Merece la pena, para ayudar a la mejor comprensión de esta biografía, recordar los nombres de algunos de los mandos militares más destacados, que actuaron por ambos bandos:
-Jefes militares carlistas: Zumalacárregui, Cabrera, Marcoval, Carnicer, Tristany, Superes, el cura Merino, Basilio, Moreno, Eguía, Jáuregui, el conde de España, Maroto, Eraso, Gómez, Villarreal, Zariátegui etc.
-Jefes militares isabelinos: Mina, Valdés, Quesada, Rodil, Lorenzo, Córdova, Espartero, Diego de León, Oraa, Pardiñas etc.

La regente María Cristina, obligada por las circunstancias a apoyarse en los liberales, para luchar contra los carlistas y defender el trono, promulgó, el año 1834, el Estatuto Real, que dotaba al país de un régimen representativo.
Este Estatuto no sólo desagradó a los carlistas sino que fue la causa de escisión que se produjo entre los mismos liberales, que se dividieron en “moderados” y “progresistas.”

Es precisamente en el mes de octubre del año 1834 cuando Miniussir vuelve a España tras diez años de exilio.

BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1835.- (Miniussir tiene 41 años según España o 47 años según Trieste)
En real orden de 30 de marzo de este año, Su Majestad manifestó haberle sido muy grato el celo que demostró Miniussir presentando un proyecto de defensa marítima, con lanchas cañoneras, acompañado de planos científicamente trazados.
En 8 de abril fue nombrado en comisión para revisar, en clase de inspector, las comandancias 10ª y 11ª del cuerpo de carabineros de la Real Hacienda en las provincias de Granada y Málaga, desempeñando satisfactoriamente este servicio hasta final de septiembre (por su labor de inspección mereció muy satisfactorias comunicaciones del Director General de Aduanas y Resguardos).Y el 6 de octubre fue encargado por el capitán general de Andalucía del mando de 1800 infantes y 120 caballos, divididos en varias columnas para la persecución de la facción de Orejita en Sierra Morena (y Pedroche de Córdoba, que estaba devastando), logrando, en el término de 23 días, aniquilarla totalmente (salvando a la provincia de Córdoba), fusilando varios cabecillas y un crecido número de sus partidarios, que en realidad no eran más que ladrones, cuyo servicio mereció los mayores elogios de los jefes superiores, como consta por el parte oficial de la Gaceta del 5 de noviembre.
En 15 de abril obtuvo grado de coronel, y por real orden de 6 de diciembre del mismo año fue nombrado gobernador militar y político de San Felipe de Játiva.

COMENTARIO
Primera Guerra Carlista (1835).
El general Fernández de Córdova denominó a esta fase del conflicto “la guerra lánguida”. Caracterizada por el ritmo lento e ineficaz esgrimido por ambos bandos.
La muerte de Zumalacárregui y la derrota carlista de Mendigorría (Navarra) señalan la terminación de la primera fase de esta guerra.
Este año 1835 comenzó a utilizarse, por parte de los carlistas, la táctica de salir de su territorio, mediante expediciones que trataban de introducirse en el campo cristino, para provocar levantamientos a favor de don Carlos.
Guerrilleros (“Orejita” y “Palillos”).
Muchos de los guerrilleros, que habían combatido contra la invasión francesa, volvieron a las armas, en apoyo de don Carlos, fuertemente respaldados y, aun, alentados por el clero, en defensa de un modelo de sociedad que parecía amenazada, en sus fundamentos, por los principios del régimen liberal.
Las partidas estaban formadas por campesinos, artesanos y jornaleros que, enardecidos por los párrocos de los pueblos, actuaban como expertos conocedores del terreno y de la táctica de guerrilla.
Entre los cabecillas que destacaron en la zona de La Mancha están “Orejita” y los hermanos “Palillos” (Francisco y Vicente Rugero, de Almagro) que la recorrieron incesantemente sin otro resultado que el de interrumpir las comunicaciones y arruinar el tráfico.
Su individualismo, personal sentido de la lucha, improvisación e indisciplina explican, en último término su fracaso y su carácter de lucha marginal.
Sus acciones eran puntuales y seguidas de retirada a los seguros refugios de las sierras.
Las partidas de “Orejita” y los “Palillos” eran las más numerosas en el último año de guerra, llegando a contar con 180 infantes y 300 caballos cada una.
El vandalismo de esta guerra queda patente con el fusilamiento, en la puerta de Granada de Ciudad Real, de la madre de los “Palillos” con 81 años.
El final de “Orejita” tiene dos versiones. En una, es asesinado por su ayudante y expuesto su cadáver en Ciudad Real. En la otra, murió en octubre de 1838 en el curso de una acción cerca de Mestanza.

BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1836.- (Miniussir tiene 42 años según España o 48 años según Trieste)
Estando en dicho gobierno hizo varias salidas con la compañía de veteranos, mandada por el bizarro capitán don Eugenio Martínez, ahora coronel graduado, y nacionales de infantería y caballería de aquella ciudad, y con el batallón de Cofrentes en persecución de Cabrera y del fraile Esperanza, y en socorro de la villa de Requena.
En 24 de marzo fue nombrado por el capitán general de Valencia para el mando militar de Liria, Chiva y Chelva, y puestas a su disposición varias fuerzas de nacionales de ambas armas, persiguió a los facciosos hasta el pueblo de Abejuelas en Aragón, y les cogió 63 armas de fuego y varios prisioneros.
En 16 de junio fue Miniussir destinado a las inmediatas órdenes del general en jefe del ejército del Norte don Luis Fernández de Córdova, a quien se presentó en 9 de julio.
El 11 le confió el mando en comisión del regimiento de Extremadura, 15 de línea, y el 12 fue nombrado comandante general de la primera brigada de la primera división de aquel ejército.
En 7 de agosto fue ascendido a coronel efectivo.
Y en 14 fue nombrado jefe de la Plana Mayor del cuerpo de operaciones de Vizcaya, Guipúzcoa y costa de Santander, de cuyo destino no llegó a tomar posesión, porque el general Oraa, que reemplazó a Córdova, quiso conservarle en el mando de la expresada brigada.
El 31 del mismo mes se halló en la acción de Murguía, donde fue encargado de cubrir la retaguardia del ejército, y en 13 y 14 de septiembre tomó parte en las de Monte Ángelo y campos de Arroniz, mereciendo las gracias de Su Majestad.
En el levantamiento del tercer (segundo) sitio de Bilbao dio Miniussir relevantes pruebas de su arrojo y conocimientos, pues habiendo el general Espartero reunido en Castrourdiales junta de comandantes generales de brigada y de división en 22 de noviembre, propuso Miniussir en ella:
“Que aprovechándose de trece lanchas pescadoras que había en el puerto, se trasladasen 200 o 300 hombres a Portugalete, donde esta fuerza, auxiliada por la guarnición, podía apoderarse de Santurce, y ocupado este punto, lo cual se indicaría con una señal convenida, podría embarcarse el ejército en las lanchas existentes en Castrourdiales, trasladándose sin oposición a Santurce, y de allí a Portugalete.”
El general Espartero, sin oír una sola palabra más, ordenó a Miniussir que fuese a poner en práctica lo que había manifestado.
Así lo verificó, embarcándose, en las referidas lanchas, con 300 hombres del regimiento de Extremadura que mandaba, llegando al anochecer a Portugalete, apoderándose en la madrugada del 23 de Santurce, y enviando al general en jefe dos vapores ingleses que ayudaron la traslación del ejército.
Hallóse después Miniussir el 27 y 28 en Baracaldo; en las acciones de Lujúa y Erandio el 5 de diciembre; y el 15 en la de Retuerta a Baracaldo, cubriendo la retaguardia del ejército con la brigada de su mando.
Asistió también Miniussir a la célebre batalla de Luchana (ver Miniussir y Giorgeta: Batalla de Luchana en blogcoloma); y como ya hemos tenido ocasión de reseñarla en varios parajes de esta obra, nos contentaremos con añadir que Miniussir, al frente de su brigada, compuesta de dos batallones de Extremadura y el segundo del Infante, atacó a la bayoneta las formidables posiciones atrincheradas que defendían los carlistas con tenacidad y fuerzas muy superiores, y decidió el triunfo, portándose con extraordinaria bizarría.
Espartero, para recompensar el mérito que contrajo en aquella noche la brigada de Miniussir, mandó, en la orden general, que fuesen aquellos batallones los que le acompañasen en su entrada triunfal en Bilbao.
Hizo además mención muy honorífica de Miniussir en la alocución que dirigió al ejército el 26, y en el parte detallado que dio, se dice:
Que es merecedor de la gratitud de la patria por la serenidad con que se condujo formando los cuerpos después del paso de un terrible desfiladero.
Felicitole, además, por su comportamiento sobre el mismo campo de batalla, y le propuso a Su Majestad para el ascenso a Brigadier, que efectivamente se le concedió con fecha del día siguiente 25, obteniendo, además, la cruz de aquella jornada, y siendo declarado benemérito de la patria.
Las condecoraciones que obtuvo además Miniussir en este año fueron: la de comendador de Isabel la Católica en 27 de junio, y la de San Hermenegildo con fecha 23 de septiembre.

COMENTARIO.-
Primera Guerra Carlista (1836)
En este año, 1836, organizó Miniussir un homenaje al general Torrijos en la misma playa donde fue fusilado en 1831, con el objetivo de recuperar la memoria del militar que dio su vida por la libertad y la democracia.

En el mes de febrero del año 1836 se decretó la desamortización de los bienes eclesiásticos, siendo ministro Juan Álvarez Mendizábal.
Este hecho es relevante en la biografía de Miniussir ya que la mayor parte de las propiedades que adquirió, tres años después en Almagro, eran procedentes de esta desamortización.
Hasta finalizar el año 1836 la lucha estuvo indecisa, pero, a partir de la victoria de Luchana, se inclinó claramente del lado isabelino.
Batalla de Luchana.
Tuvo lugar los días 23 y 24 de diciembre de 1836 entre los sitiadores, carlistas, de Bilbao y los libertadores, cristinos, de la misma al mando de Espartero.
El día 19, de madrugada atravesaron el Nervión en pontones la caballería y la artillería y el día 20 la infantería. La operación fue apoyada eficazmente por los cañones de los buques españoles e ingleses que habían penetrado en la ría hasta la altura del Galindo.
Estas fuerzas tenían por misión presionar en el Azúa, de tal forma que se pudiera aliviar la tensión sobre la acción principal que se quería realizar en el demolido puente de Luchana, muy próximo a la desembocadura del Azúa.
El plan se basaba en dos puntos esenciales: el primero consistía en amenazar o herir el ala izquierda del enemigo empeñándole, de este modo, a que acudiera a defenderla, así debilitaría las fuerzas que mantenían el puente; el segundo punto tenía por objeto reconstruir dicho puente y lanzar, con la idea de proteger operación tan atrevida, fuerzas bastante considerables para, de este modo, contener el ímpetu de los batallones carlistas que guarnecían la falda del monte Cabras.
La batalla fue muy cruenta y Espartero que, aquejado de una cistitis, guardaba cama, al anochecer del 24 de diciembre, al ver que los intentos por ocupar el puente eran vanos, se levantó del lecho y se lanzó al frente de varios batallones a su conquista.
Los soldados, enardecidos por el valor de su General en Jefe, conquistaron el estratégico punto en la madrugada del día de Navidad.
El caudillo carlista, al darse cuenta de que la batalla estaba perdida, ordenó la retirada y el levantamiento del sitio.
Al amanecer del día 25 de diciembre de 1836 entraron exhaustas las fuerzas liberales en la villa de Bilbao entre los aplausos de la población.

En este importante y trascendental hecho de armas se distinguió, el coronel Miniussir, de un modo relevante y reconocido por sus mandos, siendo ascendido a brigadier. Más adelante sería nombrado Benemérito de la Patria por la batalla de Luchana.
En el capítulo 38º de la novela Luchana de la serie Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós se menciona a nuestro personaje:
"Cuando llegó al sitio del embarque, advirtiéronle que su caballo ya iba navegando hacia Luchana. Empezaron a embarcar las compañías de Extremadura y casi toda la división de Miniussir….. Religioso y triste silencio imperó en la travesía. Nadie hablaba. Por un momento, en un desgarrón de las nubes, dejose ver la luna menguante con medio rostro apagado. El temporal remusgaba lejano. Eran las doce, hora del Nacimiento de Jesús, que allí no anunciaron cantos de gallo ni festejó el rabel de inocentes pastores. Más bien las cornetas y cajas y el pavoroso silbar del viento, proclamaban la destrucción del mundo".
También este año 1836, se produjo la expedición carlista más espectacular, aunque totalmente estéril, de la guerra. Efectuada por el general Miguel Gómez, entre los meses de junio y diciembre, recorriendo España de norte a sur.
Cabrera.
Ramón Cabrera y Griñó nació en Tortosa el año 1806.
Abandonó el seminario y se unió, en Morella, a la causa carlista destacando pronto por sus dotes militares.
En abril de 1835 don Carlos le nombró Jefe de sus fuerzas en el Maestrazgo y el Bajo Aragón, dando un gran impulso a la guerra.
En 1836 fusilaron a su madre, hecho que contribuyó a endurecer la crueldad del conflicto y se le empezó a denominar “el Tigre del Maestrazgo”.
BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1837.- (Miniussir tiene 43 años según España o 49 años según Trieste)
El día 3 de marzo de este año se halló Miniussir en las acciones de Galdácano y alturas de Santa Marina; y el 21 del mismo mes en la de Zornoza y retirada a Bilbao. El 14 de mayo concurrió a la toma de las formidables líneas de Oriamendi y los pueblos de Hernani y Urnieta (sobre la línea enemiga); y el 29 del mismo a la acción de Andoain y paso de su puente, en que, al vadear el río de Lichani para dar ejemplo al primer batallón de su regimiento, fue arrastrado por la corriente a larga distancia y sumergido tres veces, debiendo su salvación al arrojo de algunos soldados que le socorrieron, con exposición de sus vidas.
Desde 28 de septiembre, en que obtuvo real licencia, estuvo en los baños de Alhama restableciendo su quebrantada salud, hasta que, por real orden de 17 de diciembre, fue nombrado comandante general de la provincia de Ciudad Real (de cuyo destino tomó posesión al día siguiente). En 22 del mismo mes y habiendo ya tomado posesión de su destino, le confirió, el segundo cabo de la capitanía general don Laureano Sanz, el mando de la primera brigada de operaciones de dicha provincia.

COMENTARIO
Primera Guerra Carlista (1837).
En el año 1837 se elaboró una nueva Constitución, de tipo conciliador, que establecía dos Cámaras: Congreso y Senado.
A pesar de estos intentos, continuaron las crisis políticas, las sublevaciones y las revueltas.
Fue en este año cuando tuvo lugar la llamada Expedición Real (intento del Pretendiente de llegar hasta Madrid para negociar una solución a la guerra con la Regente).
Pero, estando a las puertas de la ciudad y con todo a su favor, los carlistas no se decidieron a atacar.
A partir del fracaso de esta expedición, se entra en la última fase de la guerra, ya con una notable superioridad del ejército liberal sobre el carlista.

BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1838.- (Miniussir tiene 44 años según España o 50 años según Trieste)
Con ella (1ª Brigada de Operaciones de Ciudad Real) se halló Miniussir el 8 de enero en la acción del Corral de Calatrava, donde hizo prisionero al cabecilla Sabariego (Vicente Sabariego Sánchez, de Piedrabuena de Calatrava en Ciudad Real), matándole cinco hombres; y el 16 en las inmediaciones de la Fuente del Emperador, en los montes de Toledo, persiguió al cabecilla Palillos, rescatando 1600 reses que fueron devueltas a sus dueños.
El 20 del mismo cayó con sus tropas sobre Fernán Caballero, de donde hizo huir a la Plana Mayor de Palillos.
A las 7 de la mañana mandó al comandante don Luis Suero con 100 infantes y 25 caballos al pueblo de Malagón, que dista media legua, para proteger la marcha de un convoy de cereales; pero como el convoy tardase demasiado y se hubiese avistado desde el campanario una guerrilla de facciosos de caballería, creyendo que las fuerzas de Palillos se habían interpuesto y no permitían que regresase el comandante Suero, salió Miniussir con su pequeña columna, compuesta en su mayor parte de nacionales de Carrión, y tomó la dirección de Malagón para coger al enemigo entre dos fuegos.
Llegado a un tiro de fusil del pueblo, vio con sorpresa que toda la facción de don Basilio (Basilio Antonio García y Velasco), compuesta de 4000 infantes y 700 caballos, a la que se creía, según partes oficiales, internada en Extremadura, se hallaba formada por batallones al frente de Malagón, y la caballería colocada en ambos costados del camino.
Miniussir que no contaba con más fuerza que 260 infantes y 69 caballos, se encontró entonces en una crítica posición, habiendo ocupado Palillos en cuanto él salió de Fernán Caballero el puente del Guadiana, lo que le impedía la retirada, teniendo a su derecha el río y a su izquierda los montes coronados ya por una parte de la infantería carlista.
Decidido entonces a morir o romper las líneas enemigas, Miniussir hizo calar bayoneta a aquel puñado de valientes y a paso de carga y a la voz de viva la libertad, rompió por medio de la fuerza enemiga, sita en el camino, siendo atacado en este movimiento por los 700 caballos carlistas, y quedando su gente reducida a una tercera parte, con la que entró en Malagón, salvando el honor de las armas de la Reina, el convoy y el fuerte que don Basilio deseaba ocupar.
En esta desgraciada, pero gloriosa acción, perecieron la mayor parte de los milicianos de Carrión, contra los cuales se cebó el enemigo, y mandada formar la competente sumaria se sustanció posteriormente declarando:
“Que el brigadier Miniussir, comprometido por circunstancias imprevistas, procedió de una manera digna de su honor y concepto, mereciendo todo elogio su conducta, como jefe y como soldado.” En virtud de real orden de 28 del citado enero entregó, el 26 de febrero, el mando de las tropas y comandancia general de Ciudad Real al brigadier Guajardo (quedando de cuartel en dicha ciudad).
(Estar de cuartel, un oficial de graduación, significa estar bajo una sanción, consistente en carecer de empleo o destino, disfrutando de menor sueldo al que corresponde su grado).
Incorporado a las tropas que operaban con el general Flinter en persecución de Basilio, obtuvo el mando de la infantería, y al amanecer del 14 de marzo penetró con dos batallones en la villa de Valdepeñas por un agujero de las tapias, sorprendiendo a la indicada facción, y cogiéndoles un gran número de prisioneros, equipajes y varios efectos.
En la acción del mismo día, en las eras de aquel punto, fue gravemente herido de bala de fusil en el pie derecho y conducido casi exánime a Valdepeñas.

COMENTARIO.-
Primera Guerra Carlista (1838).
El desahogo que significó para el gobierno de María Cristina la desamortización de los bienes eclesiásticos sirvió para dotar de más medios al ejército del Norte, ahora bajo el mando de Espartero.
Basilio.
Basilio Antonio García y Velasco nació en Logroño el año 1791.
Luchó en la Guerra de Independencia.
Durante el trienio liberal se mantuvo enfrentado a los liberales y, más tarde, con el absolutismo de Fernando VII, fue comisario de guerra.
En 1833 se unió a la causa carlista.
En 1836 realizó con éxito expediciones fuera del territorio carlista, sobre todo en tierras castellanas.
Uno de los episodios más sangrientos de esta guerra, tuvo lugar en las proximidades de Ciudad Real, en Calzada de Calatrava, el 25 de febrero de 1838, cuando la partida del guerrillero don Basilio incendió su iglesia parroquial, donde se habían refugiado alrededor de 400 personas, con presencia de numerosas mujeres y niños, que murieron todas calcinadas.
Tras el Convenio de Vergara siguió la comitiva del príncipe aspirante hasta Francia.

Acción de Malagón.
(Solicitud del la Laureada de San Fernando por parte de Miniussir).
Datos extraídos del juicio contradictorio instruido por el entonces Brigadier Miniussir, para obtener la Cruz de 4ª clase de la Militar Orden de San Fernando.
Dirigida al Regente del Reino (era entonces el general Espartero, que había sustituido a María Cristina, en la regencia durante la infancia de Isabel II, el día 2 de octubre de 1841).
Está fechada en Madrid, el día 26 de mayo de 1841.
La primera petición ya la había cursado Miniussir sólo cinco días después de trascurrida la acción (25 de enero de 1838). Pero estando aún de regente María Cristina, decidió ésta someter, dicha acción, a juicio para aclarar las causas. De hecho no sólo se le denegó entonces su petición, sino que se le retiró el mando de tropas y de la Comandancia General de Ciudad Real, quedando de cuartel.
-Original propiedad de Gabriel Duyos Montaner.
-Transcrita por Luis Manuel Duyos García.

Plaza de Madrid                                                                                                              Año 1841

PROCESO

En juicio contradictorio instruido a solicitud del Señor Brigadier D. Nicolás de Miniussir, para obtener la Cruz Laureada de 4ª clase de la Militar Orden de San Fernando a que se considera acreedor por el mérito que contrajo en la acción que el día 20 de enero del pasado año 1838 sostuvo contra los rebeldes acaudillados por D. Basilio a las inmediaciones de la villa de Malagón en la Mancha siendo comandante General de la provincia de Ciudad Real.
Juez Fiscal                                                                   Secretario
El Señor Coronel                                                         El Teniente Coronel
D. Pedro Marquina Villanueva                                   D. Segundo Fernández de Gamboa
El Excelentísimo Señor Secretario de Estado y del Despacho de la Guerra en 8 del actual me dice lo siguiente:
“Excelentísimo  Señor: accediendo su Alteza el Regente del Reino a una instancia que D. Nicolás de Miniussir, brigadier de Infantería, solicita dispensa de término para la formación de juicio contradictorio en averiguación del mérito que contrajo el 20 de enero de 1838 atacando a las inmediaciones de Malagón y con la escasa fuerza de 250 infantes y 69 caballos al rebelde D. Basilio y facciones reunidas de la Mancha, compuestas de unos 4000 infantes y 700 caballos, a quienes tuvo la suerte de arrollar, causándoles más de 200 heridos y en su proporción los muertos, se ha servido Su Alteza dispensar al recurrente dicho exceso de tiempo y en su virtud disponer que, por la Capitanía General del digno cargo de VE, se le instaura desde luego el expresado juicio contradictorio, a cuyo efecto y de orden de Su Alteza permito a VE la instancia del interesado que según reglamento ha de obrar en cabeza del sumario”
Lo que con inclusión de la citada instancia transcribo a VI para que como fiscal proceda a la instrucción del Proceso que previene el Reglamento, en el que actuará de Secretario el Teniente Coronel D. Segundo Fernández Gamboa.
Dios guarde a VI muchos años
Madrid, 11 de junio de 1841
Pedro…
Señor D. Pedro Marquina Villanueva, Coronel Fiscal
Sello 4º                                                Isab. II P. L. G. D. Dios y laConst.                   Año 1841
40 Ms                                                  Reina de las Esp.

                                                                   AL REGENTE DEL REYNO

D. Nicolás de Miniussir, Brigadier de Infantería, empleado de Real Orden a las inmediatas del Capitán General de Andalucía, y con la licencia de V. A. en esta Corte para la curación de sus heridas, con el debido respeto expone:
Que el 20 de Enero de 1838, hallándose de Comandante General de la Provincia de Ciudad Real y de la 1ª Brigada de la División de Operaciones, mandada por el 2º Cabo de Castilla la Nueva el Excmo. Sr. General D. Laureano Sanz, a las 3 y media de la tarde de aquel día salió de Fernán Caballero para la villa y fuerte de Malagón con su pequeña columna, compuesta de 250 infantes y 69 caballos.
Este movimiento lo hizo el que expone para reunirse con las fuerzas de otros 162 infantes y 25 caballos, que hacían parte de aquella, y que había dirigido a dicha villa pocas horas antes, al mando del Comandante del Batallón de Tiradores de la Patria D. Luis Suero con el objeto de escoltar a un convoy de víveres y cebada que se hallaba en ella y debía transportarse en aquel día a Ciudad Real por la urgente necesidad de suministrar a la División de Ejército de Norte, que mandaba el mariscal de Campo D. Segundo Ulibarri, que se hallaba en dicha capital, cuyo General, por Real Orden de 15 de Enero, estaba encargado de perseguir al rebelde D. Basilio y facciones de la mancha sin perderles de vista ni un solo momento.
También le obligó a marchar a Malagón por la necesidad de introducir en su fuerte algunas cargas de municiones que eran precisas para su defensa; pero al llegar a la altura de Torrecilla, distante un cuarto de legua, con sorpresa observó el exponente que las expresadas facciones, cuyas fuerzas ascendían a unos 4000 infantes y 700 caballos, acababan de bajar de la sierra y que tomaban posición a tiro de fusil de la enunciada villa.
El que expone, a la vista de las fuerzas tan considerables, no le fue posible retirarse sin exponer a su pequeña columna a una derrota por la situación del terreno en que se encontraba; además conocía que el objeto y empeño del enemigo era el de ocupar aquella numerosa población, cerrada con endebles tapias, y obligar a la poca fuerza que se hallaba en ella a retirarse al fuerte, sito a un extremo del pueblo, como sucedió poco antes con la entrada del rebelde Palillo; y considerando también que la pérdida de los víveres y cebada era de suma trascendencia, determinó sin titubear en aquel duro trance, atacar a tan poderoso enemigo, abrirse paso y entrar en Malagón, prefiriendo la muerte a una capitulación que hubiese llenado de orgullo a un enemigo que había llegado desde las Provincias hasta aquel punto sin haber tenido ninguna formal pelea con los defensores de la libertad y de la Reyna.
El que expone conocía que el peligro era grande y la empresa ardua, pero sabía que era mayor la decisión de los valientes que mandaba. Confió, pues, como debía en el valor de estos, y en seguida de haberlos excitado con una corta pero enérgica alocución, dispuso la columna en orden de ataque, mandó desplegar las guerrillas a vanguardia y otras de ambas armas sobre su izquierda, que era la que debía ser atacada la primera por las maniobras y posiciones que tomaba el enemigo.
En este estado, y con todos bien resueltos a morir o a abrirnos paso entre los rebeldes para entrar en Malagón, cuya puerta de entrada se hallaba a nuestro frente, marchamos intrépidos al enemigo, rompimos el fuego y en breve nos hallamos mezclados con la infantería y caballería enemiga.
Las balas, bayonetas y sables de los valientes, a cuya cabeza se hallaba el que expone, hicieron estragos en las filas y masas de los contrarios, que se hallaban como se ha indicado a distancia de tiro de fusil de las tapias del pueblo, formados en dos líneas de Infantería y Caballería.
El suplicante logró el objeto que se propuso de arrollar al enemigo, de entrar triunfante en Malagón con más de la mitad de su infantería y toda la Caballería del 2º Ligero, excepto siete caballos y cinco jinetes que quedaron en el campo, salvando con su arrojo no sólo la población sino el convoy de víveres, obligando al mismo tiempo al enemigo a retirarse a Fernán Caballero, donde campó aquella noche, en vez de haber descansado y racionado en Malagón, que tanto necesitaba después de la penosa marcha que hizo en aquel día de 14 leguas desde los Yébenes pasando por los montes de Toledo y Guadalerzas.
El que expone en tan cruenta pelea, con dolor dejó en el campo del honor y en un terreno de cien varas cuadradas 177 individuos de tropa y 12 oficiales, entre muertos y heridos, pero estos héroes de la libertad, como se ha citado, hicieron pagar caras sus vidas al enemigo, quien tuvo más de 200 heridos, y en su proporción los muertos.
El suplicante, Serenísimo Señor, considerando este hecho de Armas como uno de los más gloriosos y esforzados que presentan las páginas de nuestros fastos militares, y creyéndolo por lo mismo comprendido en el artículo 17 del reglamento de la Orden Militar de San Fernando, solicitó cinco días después de tan heroica acción del Capitán General de Castilla la Nueva, el que se le abriese el juicio contradictorio prevenido en el artículo 11 del citado reglamento para la obtención de la Cruz de 4ª clase de la expresada Orden. No tuvo efecto a la sazón dicha súplica porque S. M. la Reyna Gobernadora, en 28 de Enero de aquel año, mandó formar sumaria para aclarar las causas que dieron motivo a dicha acción; pero como V. A. conformándose con lo expuesto por el Tribunal Supremo de Guerra y Marina, ha tenido a bien mandar sobreseer en dicha sumaria por orden del 19 del que rige declarando “que el exponente procedió en la acción de Malagón de una manera digna de su honor y concepto, mereciendo elogio como Jefe y como soldado, y que obró con el distinguido valor y lealtad que tiene bien acreditado”; por lo tanto a V. A.
Suplica: se digne dispensarle, por la razón indicada, el tiempo transcurrido, y mandar que en esa Corte se le abra el indicado juicio contradictorio, sobre el mérito heroico de dicha acción para que declaren como testigos de referencia y presenciales el Teniente General D. Laureano Sanz, el Brigadier D. José María Laviña, el Coronel D. Francisco Alameda, el de igual clase D. Luis Suero, los Comandantes del Escuadrón del 2º Ligero D. Miguel Almendarez y D. Antonio Palacios, el Comandante de la Reyna Gobernadora D. Julián Galán, los Capitanes D. Ignacio Martí Segura, D, José Blanco y D. Pedro María Lacase del distinguido Batallón de Tiradores de Castilla, y Brigadier D. Francisco de Paula Guajardo.
Gracia que no duda merecer de la justificación de V. A., cuya vida guarde el cielo dilatados años.

                                                              Madrid, 26 de mayo de 1841
                                                                                                                   
Nicolás de Miniussir

BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1839.- (Miniussir tiene 45 años según España o 51 años según Trieste)
En todo este año estuvo Miniussir restableciéndose de su herida (con real licencia y de cuartel); y por real orden de 10 de noviembre se sirvió Su Majestad mandar le fuesen abonados los servicios prestados al emperador de Austria, contándose su antigüedad de subteniente desde el 17 de abril de 1809.
Año 1840.- (Miniussir tiene 46 años según España o 52 años según Trieste)
Por real orden de 18 de junio fue destinado como brigadier a las órdenes del Capitán general de Andalucía.

COMENTARIO.
Final de la Primera Guerra Carlista.
Esta guerra, terrible y sangrienta, costó más de 300.000 hombres a España. El esfuerzo empleado y la sangre vertida afectaron gravemente al desarrollo del País.
El día 26 de agosto del año 1839 se firmó la paz en Oñate, confirmándose el día 31 en los campos de Vergara, donde los generales Espartero y Maroto, en presencia de sus tropas, se dieron fraternal abrazo.
Las principales disposiciones del convenio fueron: el reconocimiento de los empleos, grados y condecoraciones del ejército de Maroto y la promesa, por parte de Espartero, de que las Cortes estudiarían la concesión o modificación de los fueros.
La guerra se prolongó aún durante diez meses en Navarra, Cataluña y el Maestrazgo, con la victoria final de Espartero el mes de junio del año 1840.

Almagro. 

Sólo cinco días después de firmarse la Paz de Vergara, consta, en escritura del día 5 de septiembre del año 1839, la compra, por parte de Miniussir, que ya es brigadier, de 129 tierras en Almagro, procedentes de la desamortización de bienes religiosos, llevada a cabo por Mendizábal en 1836. Los antiguos dueños de estas tierras eran: dominicos, agustinos, monjas bernardas y monjas dominicas.(Según Martínez Carrión): Su amistad con el general Espartero y con el político progresista Mendizábal, su ideología liberal y democrática y su conocimiento de La Mancha por haber participado activamente en la primera guerra carlista, llevó a Miniussir a invertir toda su fortuna en la compra de bienes desamortizados a la iglesia en la localidad de Almagro. Habría sido el propio ministro de Hacienda y el impulsor de la ley de desamortización, Mendizábal, quien le habría recomendado a Miniussir que participase en Almagro en las subastas de las tierras desamortizadas de conventos y de la Mesa Mestral de la Orden de Calatrava. Miniussir se instaló en Almagro e invirtió más de millón y medio de reales en la compra de olivares, vides, huertas, eras, tierras cerealistas, casa, bodegas, molinos y otra amplia serie de bienes. Se convirtió en el plazo de dos años en uno de los principales terratenientes y propietarios de Almagro y su comarca, destacando por poseer gran parte de las tierras de la encomienda de la Orden de Calatrava de Pozuelo, la casa de la Tercia en Almagro y cientos de hectáreas de tierras que habían pertenecido a los dominicos del desaparecido colegio-universidad de Almagro.
No se sabe a ciencia cierta cuál fue el domicilio del Mariscal en Almagro, pero todo hace indicar que se asentó en una casa de la calle Roldanes, desamortizada a las monjas dominicas de clausura de Almagro. Miniussir también adquirió una casa en la calle La Prensa y otra en la calle del Carranque, pero no debían de estar en un buen estado de conservación.
 Esta compra se produce en un periodo de convalecencia de Miniussir, que lo mantuvo retirado del servicio, durante todo este año 1839, debido a una grave herida sufrida en Valdepeñas el año anterior.


 
Sofía Kermaschii y George (1815-1880).
Suponemos que es, en esta etapa de su vida, quizás durante la convalecencia del año 1839, cuando Miniussir debió de iniciar el romance con la que sería el gran amor de su vida (Sofía Kermaschii y George), ya que el hijo de ambos (César Giorgeta Kermaschii) nació el día 23 de agosto del año 1841, por lo que probablemente fue concebido a mediados del mes de noviembre del año 1840.
Parece ser que Miniussir acudió de visita a la casa de los Kermaschii en Troyes, ya conocidos suyos mucho tiempo atrás. Pero, esta vez, la pequeña Sofía se había convertido  en una bella joven de 24 años, de la que el general se prendó al instante y con la que se vino a España.
Sofía Kermaschii, nacida en Troyes (Francia), el año 1815, era hija de Fernando Kermaschii (de origen polaco) y de Antonia George (también oriunda de Troyes).


Troyes.Ciudad francesa, situada en el departamento de Aube, en la región de Champaña-Ardenas.
Se asienta en la llanura del Sena y está próxima a París (121Km.).
La Augustobona romana, llegó a ser, ya en el siglo X, una de las plazas comerciales más importantes en las grandes ferias de Champaña. Floreció en el Renacimiento convirtiéndose en la 5ª ciudad de Francia.
Con la revolución industrial, en el siglo XIX (época de nuestro relato), llegó a ser la capital de la industria textil y sombrerera.
Tenía Sofía 21 o 27 años menos que Miniussir (dependiendo nos basemos en los datos españoles o triestinos respectivamente) y 26 cuando nació su hijo César.
Según consta en la partida de bautismo, el niño, nacido a las 13,45 horas del día 13 de agosto del año 1841, fue bautizado en la Iglesia de San Martín de Madrid el día 23 del mismo mes, imponiéndosele seis nombres propios (siendo el último el de su auténtico padre): César, Augusto, Óscar, Ramón, Mariano y “Nicolás.”
Desde que comenzó su relación, Miniussir siempre la presentó e inscribió en certificados oficiales como su “ahijada”, "hija" o "sobrina" y “bajo su patria potestad,” así como, esposa de un personaje inventado, llamado “Gaudencio Giorgeta,” natural de Trieste.
Sus descendientes se refirieron a ella, tanto en escritos como en tertulias familiares, como “mamá Sofía” y sobrina del general Miniussir.
Por desgracia, nos han quedado escasos datos personales del periodo comprendido entre el nacimiento de César, en el año 1841, y el accidente cerebral, sufrido por el general, acaecido en el año 1856.
Existe, en una escritura del año 1866, mención de que las tierras, obtenidas por Miniussir en 1839 tras la desamortización, fueron hipotecadas a favor de su hermano Jacobo el año 1851. Este préstamo es devuelto por Nicolás el año en que se redacta esta escritura (1866) y con ello se restituyen de nuevo las tierras a su propietario original. Es posible que en esta época Miniussir, a sólo dos años de su muerte, ya no fuese dueño de sus facultades mentales y esta actuación se debiese más a un gesto de piedad, por parte de Jacobo hacia Sofía y su hijo, que a la auténtica devolución del préstamo.
El hecho de la solicitud, por parte de Nicolás a su hermano Jacobo, de este préstamo, en el año 1851, demuestra que ya, durante la década moderada, la economía de Miniussir debía de estar resintiéndose.
Parece que Sofía vivió en Madrid, en la calle de San Vicente Ferrer donde, así mismo nacería su hijo.
También residió en Almagro, lugar donde el general tenía sus tierras, y en Valencia, donde de hecho murió Miniussir.
Tuvo la desgracia de sufrir, los últimos 12 años de la vida de Nicolás, con éste postrado en cama.
Tras la muerte de Miniussir vivió, los otros doce años que le restaban de vida, pasando una relativa estrechez económica y residiendo, en compañía de su hijo César, entre Madrid y Almagro.
Por suerte sí ha permanecido, para la posteridad, el magnífico retrato al óleo realizado por José Madrazo, que permanece en la actualidad en la exposición permanente del Museo San Pío V de Valencia (donado, con este fin, en el testamento de su nuera Teresa Chiner Plomer, posiblemente a instancias de su marido e hijo único de Sofía, César).
Ficha técnica del cuadro.-
Doña Sofía Kermaschii. Óleo sobre lienzo. 86,6 x 70,5 cm. Madrid 1840.
Retrato de medio cuerpo de doña Sofía Kermaschii, dama de la aristocracia valenciana, Madrazo infunde un estilo pictórico aporcelanado y brillante, haciendo gala de un excelente trazo minucioso para los cabellos y encajes. Las carnaciones lucen un tenue colorido de excelsa pincelada, con modulaciones y pequeños claroscuros de gran virtuosismo técnico. El mismo brillo conferido a los ojos y boca coadyuva a mantener una tierna frescura en esta hermosa dama.
José de Madrazo (Santander 1781 – Madrid 1859).-
Cabeza de serie de una saga familiar de pintores de gran influencia durante el siglo XIX y principios del XX, José de Madrazo es, junto a Vicente López, la gran figura del neoclasicismo español.
Destacó fundamentalmente como gran retratista de nobles y aristócratas, siendo además un célebre pintor de cámara de los reyes Carlos IV, Fernando VII e Isabel II.
También practicó y desarrolló con éxito el tema histórico.
Se instaló en Madrid el año 1819, donde ejerció una gran influencia en las enseñanzas artísticas de la Real Academia de San Fernando.
Madrazo llegó a ser Director del Museo del Prado entre 1838 y 1857.
Sofía Kermaschii murió de congestión pulmonar en Madrid el día 2 de agosto del año 1880. Tenía 65 años.

BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1841.- (Miniussir tiene 47 años según España o 53 años según Trieste)
(Ver Miniussir y Giorgeta: Proceso del general León en blogcoloma)
Llegamos a los acontecimientos del 7 de octubre, y no queriendo, según la costumbre de que hemos sido fieles observadores en todo el curso de esta publicación, prejuzgar por nosotros mismos cuestiones enteramente personales, dejaremos hablar al mismo Miniussir en un escrito que tenemos a la vista:
“Yo he observado siempre, como militar, dice, el principio de ciega obediencia a mis superiores y de estricta observancia de la ordenanza, y cumpliendo con lo que ésta previene, no titubeé en aquella noche en presentarme al Capitán General de Castilla la Nueva, quien me confirió el mando de dos batallones del regimiento de infantería de Soria, para que con ellos marchara por la calle Mayor al Arco de Palacio con el objeto de observar los movimientos de los insurrectos que se hallaban en la plaza de armas del Real Alcázar, cuyo encargo desempeñé, tomando al efecto las necesarias disposiciones militares, y permaneciendo en aquel punto hasta el amanecer que capitularon unos 160 hombres de la G.R. de I. que habían tomado parte con aquellos.
Con sorpresa supe por la Gaceta del 9 que Su Majestad me había nombrado Fiscal del Consejo de guerra permanente que se había creado por Real orden del día anterior.
Al comunicarme este nombramiento el General Capaz, presidente de aquel consejo, dirigí una exposición manifestando la incompatibilidad de mi nombramiento con la circunstancia de que, como testigo ocular de lo acaecido en aquella noche, debería prestar declaraciones en las diferentes causas que iban a instruirse.
Pero consultado el auditor de guerra, manifestó que no había motivo para que yo dimitiera el cargo que me confiaba el Regente (Espartero), pues sólo en el caso de aparecer como testigo, difería el encargo de fiscal.
Con esta resolución no pude ya dejar de cumplir mi penosa obligación.
Y el ilustre general León (Diego de León) me dio un público testimonio de que comprendía que sólo me impulsaba el cumplimiento de un triste deber, mandando que se me diese un trozo de aquella lanza que fue el terror de los carlistas, testimonio que conservaré siempre como un precioso recuerdo.”

COMENTARIO.-
La regencia de Espartero (1841-1843).
Primer año de regencia (1841).
El día 2 de octubre del año 1840 la regente María Cristina cedió ésta al general Espartero y se designó, como tutor de la reina Isabel a don Agustín Argüelles.
María Cristina se exilió en París y, a partir de entonces, su palacio se convirtió en centro de conspiraciones contra Espartero. Hubo en España varios pronunciamientos durante estos años; siendo el más relevante, para esta biografía, el que estalló en Madrid y costó la vida a varios generales, entre ellos a don Diego de León (15 de octubre de 1841), apodado “la Primera Lanza del Reino” contra los carlistas.
Esta acción fue vivida en primer plano por Miniussir, al actuar, primero en su represión y posteriormente en su juicio, pues, a su pesar, fue nombrado Fiscal del Consejo de Guerra que condenó a muerte al general León.
De aquí se desprende el motivo por el que Miniussir emplea este emocionado alegato al referirse al doloroso suceso.
Diego de León y Navarrete (Primera Lanza del Reino).
El conde de Belascoain nació en Córdoba el año 1807.
Entró muy joven en el ejército, alistándose en el Arma de Caballería.
Participó en Andalucía en la Primera Guerra Carlista, haciéndose famosa su costumbre de marchar, en los ataques, al frente de sus lanceros y cargar allí donde el enemigo era más numeroso.
En el año 1840 fue nombrado Capitán General de Castilla la Nueva.
Como miembro del Partido Moderado, afín a la regente María Cristina, tuvo que emigrar a Francia tras la caída de ésta.
En el año 1841 se unió al alzamiento de O’Donnell contra Espartero, pero la asonada fracasó, siendo detenido y posteriormente fusilado.
No quiso aceptar proposiciones de huida y aceptó la pena que se le impusiera por su intento de asalto al Palacio Real.
Espartero fue inflexible e hizo ejecutar la pena de muerte.
De León vistió su uniforme de gala. Al bajar de la carreta regaló unas monedas de oro a los soldados del pelotón y, una vez leída la sentencia sumarísima, se dirigió a sus ejecutores y, antes de dar él mismo las órdenes reglamentarias, les ordenó: ¡Que no os tiemble el pulso! ¡Al corazón!
Fue ajusticiado el día 15 de octubre de 1841.
BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Años 1842 a 1843.- (Miniussir tiene entre 48 y 49 años según España y entre 54 y 55 años según Trieste)
Por real decreto de 9 de junio del primero de estos años fue Miniussir nombrado vocal de la junta de revisión de ordenanzas, y con la misma fecha se le propuso para la gran Cruz de Isabel la Católica, cuya gracia no tuvo efecto.
En 12 de mayo de 1843 se le permitió el uso de la orden de la Encina conferida por el Rey de los Países Bajos.
En 18 de junio fue nombrado comandante general de la provincia de Ciudad Real.
Por real decreto de 3 de julio fue ascendido al empleo de MARISCAL DE CAMPO.
Desempeñó la comandancia general hasta 25 de julio siguiente que presentó su dimisión a la junta que se formó en aquella capital. Y en 10 de agosto obtuvo licencia para pasar a Austria con objeto de tomar baños.

Nicolás de Miniussir y Giorgeta a los 49 años, según España (55 según Trieste).
Óleo de Federico Madrazo y Küntz (1843)

COMENTARIO.-
Segundo y tercer año de regencia de Espartero (1842-1843).
Las repetidas crisis ministeriales, disoluciones de Cortes, oposición parlamentaria y levantamientos, hicieron de Espartero un personaje impopular.
Tuvo inexperiencia política y gestión desacertada.
Un formidable pronunciamiento de los generales, tanto moderados como progresistas (Prim, Serrano y Milans del Bosch, en Cataluña y Narváez y Concha, en Valencia), lo derrocó.
Espartero renunció a la Regencia y embarcó hacia su exilio londinense el día 30 de mayo del año 1843.
El día 10 de noviembre, de este mismo año, se proclamó la mayoría de edad de Isabel II (contaba entonces 13 años de edad) que juró la Constitución.

Miniussir estuvo desempeñando el cargo de Comandante General de Ciudad Real desde el día 18 de junio del año 1843 hasta el día 25 de julio, del mismo año, que presentó su dimisión, siendo ya Mariscal de Campo desde el día 3 de julio.

BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Años 1844 a 1847.- (Miniussir tiene entre 50 y 53 años según España y entre 56 y 59 años según Trieste)
Permaneció en el extranjero.
(Con Real Licencia y Prórroga).
(Por real orden de 26 de diciembre de 1844, se le privó del empleo, honores y condecoraciones).


En diciembre de 1844, Miniussir, al que con fecha 1 de agosto de 1843 se le había concedido permiso para trasladarse a tomar los baños en Hadelberg (Austria), tras su dimisión de comandante general de Ciudad Real, es acusado de enemigo del gobierno español privándole (por orden de Narváez) de empleo, honores y condecoraciones, por haber viajado por varias ciudades italianas con pasaporte de antiguo oficial inglés y criticado al gobierno español.
El general Narváez (dueño del poder durante la Década Moderada) promovió la decisión de dar de baja a Miniussir en el ejército, con prohibición de regresar a España.

El parte oficial del Ministerio de la Guerra, firmado por Narváez en Madrid el 26 de diciembre de 1844 (Boletín Oficial de Madrid, num. 2033, lunes 6 de enero de 1845) reza así:

"...se ha acreditado que dicho Miniussir, à que por real orden de 1º de agosto del año anterior se había concedido licencia para los baños de Hadelberg, en Austria, ha estado viajando por Milán, Venecia y otras poblaciones de Italia con pasaporte inglés, según él mismo confiesa, en el que se titula antiguo oficial al servicio de S. M. B.: que en ninguna de las poblaciones por donde ha transitado ó ha residido se ha presentado á los agentes de S. M., y por último que en sus conversaciones y en las noticias que ha esparcido se ha espresado como un enemigo del gobierno español..."

Miniussir mantuvo esta situación los años 1845 y 1846, hasta que, por Real Orden de 28 de julio de 1847, se le concedió cuartel* para la Corte, con el sueldo de reglamento y, posteriormente, el abono de los devengados durante los efectos de la Real Orden de 26 de diciembre de 1844).
*En este caso “conceder cuartel” es conceder permiso. Sin relación alguna con “estar de cuartel”, ya comentado antes.
Para su desgracia, a partir de este momento, a pesar de su rehabilitación, se le mantuvo sin misión alguna en el ejército hasta su exención definitiva del mismo, dictada el día 28 de septiembre del año 1863 (cuatro años antes de su muerte).
En 16 de agosto de 1847 le fue conferido el empleo de MARISCAL DE CAMPO, cuya concesión había quedado sin efecto en el año de 1843.
Y en 19 de septiembre se le concedió la gran Cruz de San Hermenegildo.


Años 1848 a 1854.- (Miniussir tiene entre 54 y 60 años según España y entre 60 y 66 años según Trieste)
De cuartel en Extremadura y otros puntos.

Revolución o revoluciones de 1848 (la Primavera de los Pueblos o el Año de las Revoluciones).
Es la denominación historiográfica de la oleada revolucionaria que acabó con la Europa de la Restauración (el predominio del absolutismo en el continente europeo desde el Congreso de Viena de 1814-1815).
El amor que Miniussi profesaba por su ciudad (natal), nunca venido a menos pese a tantas separaciones, era tan profundo que por un momento pensó abandonar la brillante posición militar alcanzada en España y volver a Trieste para asumir el mando de la recién constituida Guardia Nacional (marzo de 1848), pero el cariz de los acontecimientos, la distancia y la dificultad de los contactos, no permitieron la realización de su generoso proyecto (Con Wellington a Waterloo de Pietro Covre. Trieste, 1983).

Cartas de Miniussir entre 1848-1849.
(Archivo diplomático de la biblioteca cívica de Trieste).
(Extraídas de la biografía titulada: Con Wellington a Waterloo de Pietro Covre. Trieste, 1983).
El período que se extiende desde el año 1844 hasta el año 1848, Nicolò de Miniussi lo vivió en varios países europeos, sobre todo en Austria, Francia y Alemania. Esta estancia suya en las mayores capitales de Europa (especialmente en Viena), en un lapso de tiempo en que maduraron eventos históricos de extraordinaria importancia, viene testimoniada por una serie de cartas custodiadas en el archivo diplomático de la biblioteca cívica de Trieste.
En la capital austríaca fue testimonio directo de la revuelta popular de marzo de 1848, tanto que describe algunos interesantes episodios en la relación epistolar enviada a su hermano Giacomo y a su sobrino Leopoldo.
También en París, donde se hallaba en diciembre del mismo año, fue espectador (parece no del todo desinteresado) de los acontecimientos políticos destinados a llevar al trono de Francia al príncipe Napoleón Bonaparte, sobrino de su gran homónimo.
Durante su permanencia en estas importantes ciudades el triestino consiguió mantener relación con personalidades de primer orden que operaban en las esferas políticas, militares y económicas de sus respectivos países. En particular, en Viena fue honrado con la amistad del conde Francisco Stadion y también con la del barón Calos Luis Bruck, y parece que dado el interés de uno de estos personajes fue incluso recibido por el emperador.

Carta 1:
De Nicolás desde Viena a Giacomo en Trieste (25 de agosto de 1848).

De gran importancia, no sólo por las noticias de primera mano que contienen, sino también por las agudas consideraciones políticas que expresan, son las dos cartas que enviara Nicolò: una a su hermano Giacomo y la otra a su sobrino Leopoldo (familiarmente llamado Pòldele).
Las dos misivas, dirigidas como de costumbre a la farmacia de vía Cavana (Trieste), fueron expedidas a los interesados con un día de intervalo entre una y otra.
La primera de Viena, donde oficialmente el general permanecía para su curación, lleva la fecha del 25 de agosto de 1848 al culminarse la revuelta popular estallada en la capital austríaca (de marzo a octubre del mismo año); revuelta sofocada por el mariscal de campo Alfredo Cándido Windschgraetz.
En la carta Nicolò informa al hermano de “que los proletarios que se batían en el Prater, han sufrido en efecto 8 muertos y 102 heridos. La Guardia Municipal es aquella que más ha combatido. Mañana, sábado, día de paga, se cree que habrá nuevos disturbios. Veremos”.
En lo tocante a los desórdenes acaecidos en Trieste, acerca de los cuales se muestra ampliamente informado, Miniussi expresa las siguientes consideraciones: “Es mala cosa que los ciudadanos empiecen a batirse entre ellos, es algo que separa a los partidos, y sin unión no existe la fuerza. Trieste, por su situación topográfica, necesita más que ninguna otra permanecer unida y apoyarse en Austria”.

Más adelante, refiriéndose a la recientemente constituida milicia ciudadana, transmite al hermano éstas sus preocupaciones: “Aquellos que comandan la Guardia Nacional deben ser hombres de juicio, porque por experiencia sé que es más difícil conducir a 100 nacionales (sic) que a 1000 soldados de la armada”.
Un fragmento de la misma carta revela su siempre vivo amor por su ciudad natal, y al respecto he aquí que escribe: “Si  la ciudad de Trieste pidiese a este gobierno mi nominación como general de las guardias nacionales de todo el distrito, quizá fuera éste un medio que facilitara mi entrada en servicio. De esto no se puede, con todo, hablar, pues sólo debería nacer de la opinión pública”.
Carta 2:
De Nicolás desde Viena a Leopoldo en Trieste (26 de agosto de 1848).

La segunda carta partida desde Viena y dirigida, como ya se mencionara al sobrino Leopoldo Colnhuber, contiene también elementos de cierto interés; entre otros el escritor acaricia nuevamente la idea de un definitivo retorno a Trieste, y se declara siempre dispuesto “a prestar su todavía fuerte brazo a la libertad e independencia de mi querida patria”. Parece que en aquellos días, en Viena, le haya sido ofrecido al general Miniussi un encargo de carácter militar en el ducado de Parma, proposición que no le debió parecer aceptable puesto que lo declinó con estas secas palabras: “Yo todavía soy un hombre de acción y ese puesto me retiraría a la oscuridad”.
Siempre en la misma carta, expresa al sobrino las propias opiniones a propósito del delicado momento que estaba atravesando Europa; son observaciones que denotan cierta amplitud de miras acompañadas de previsiones en absoluto fantasiosas: “No dudo que si perdemos Italia, nuestra ciudad será entonces perdida por Austria. Espero que la Confederación germánica comprenda la importancia de conservar Italia, tanto más si se tiene en cuenta que pretende ser una potencia marítima, y para ello debe conservar el arsenal de Venecia. A este propósito, dudo que la celosa Inglaterra esté dispuesta a apoyar los deseos de la Confederación, pues bien conoce que con todos sus medios, y habiendo arsenales en el mar del Norte de Alemania y en el Adriático incluida Dalmacia, con el tiempo podría convertirse en una potencia marítima de primer orden”. Conceptos por él ya detalladamente expresados al barón Bruck, con quien parece mantenía óptimas relaciones.
Carta 3:
De Nicolás desde Viena a Leopoldo en Trieste (14 de septiembre de 1848).

En una carta posterior, partida desde Viena el 14 de septiembre de 1848, y dirigida al sobrino Leopoldo, el general menciona un coloquio privado con el conde Francesco Stadion, personaje que, son sus palabras: “me dispensa la más estrecha amistad”.
Acerca de la situación política lombardo-véneta, Miniussi hace partícipe a su sobrino de sus dudas, sus temores y su perplejidad; en conjunto, se trata de juicios que demuestran un conocimiento en absoluto superficial de los graves problemas políticos del momento, algunos de los cuales comprendidos en su justa perspectiva. Y a propósito de las provincias lombardo-vénetas él observa “que las masas son siempre arrastradas en las revoluciones por parte de los ambiciosos, los cuales se valen de cualquier medio para que sus tenebrosas maquinaciones tengan éxito. Sí tendremos la paz en Itaglia (sic), pero por muchos años las sociedades secretas trabajarán para hacer cruda guerra a todo gobierno que pretenda mantener el orden. Austria poseerá el Lombardo Véneto en el futuro, lo mismo que José Napoleón poseyera España, me explico, por medio de la fuerza material”.
Incluso frente al tipo de política instaurado por Metternich, los comentarios de Miniussi son cualquier cosa menos benévolos, tanto que así se expresa: “Metternich es altamente culpable de cuanto ha ocurrido, porque no ha sabido, o mejor dicho, no ha querido conceder nada a los Estados, a pesar de las exigencias de estos”. En la misma larga carta escrita al sobrino, el general cita un proyecto que pretende presentar al ministro Latour, y por dicho motivo está solicitando a su amigo el conde Stadion le procure audiencia con el potente hombre de gobierno.
Se presume que Miniussi, cansado y amargado a causa de las continuadas guerrillas españolas, trataría de obtener un puesto adecuado a su grado dentro del ejército austríaco. Tal deseo viene expresado de manera más explícita en el siguiente fragmento de la correspondencia: “Si más adelante Stadion fuera nombrado Presidente del Consejo de Ministros por el Emperador, en el nuevo Ministerio que comenzará cuando esta cámara quede disuelta, entonces tengo casi la certeza de que mis servicios serán aceptados, habida cuenta de que conoce que, con mis 30 años de revoluciones en España, conozco el modo de conducir los asuntos”.
Carta 4:
De Nicolás desde Viena a Giacomo en Trieste (26 de noviembre de 1848).

En una carta posterior, expedida en Viena al hermano Giacomo el 26 de noviembre del mismo año, Nicolò comunica que tiene la intención de partir en largo viaje a Praga, Dresde, Lipsia, Berlín, Hannover, Colonia, Bruselas y París. Explica también que se mantiene a la espera de su misterioso bastón de Mariscal, un bastón que parece ha sido enviado a una dirección equivocada; cansado tras una prolongada espera, informa a su hermano de haber dejado instrucciones de que, en caso llegara a Viena, sea rápidamente reenviado a Madrid.
Carta 5:
De Nicolás desde París a Leopoldo en Trieste (8 de diciembre de 1848).

De cierta importancia, también porque hace referencia a acontecimientos que se revelarán decisivos para el futuro de Europa, es una carta suya enviada desde París al sobrino Leopoldo el ocho de diciembre del ya fatídico 1848, en la cual se complace ante el feliz arreglo dinástico alcanzado en Austria, y particularmente por la subida al trono del joven archiduque Francisco José.
También en la capital francesa, el general Miniussi pide noticias acerca de su bastón de Mariscal que parece debía serle restituido en el hotel Mirabeau, donde se alojaba.
Era éste un momento crucial para la historia de Francia, tanto que confía al sobrino una serie de previsiones (que en parte se concretarán): “La cámara de los diputados, y este Ministerio, hacen todo lo posible a fin de que la elección de presidente recaiga sobre el general Cavagnac (en realidad, Cavaignac); pero a lo que creo, y por las noticias que he recibido en los tres días que aquí llevo, tengo casi la certeza de que Luis Napoleón obtendrá el triunfo, aunque no conseguirá los más de 3000 (¡sic!) votos que necesitaría para convertirse en Presidente. Se cree que alcanzará más de 2.000.000, mientras que Cavagnac cosechará 1.500.000. Si esto sucede, entonces la cámara tiene derecho a elegir entre estos dos, y todo lleva a pensar que se dará injustamente preferencia a Cavagnac. Tal elección podría causar nuevos altercados en Francia”. Tampoco en esta misiva se hace referencia a su mujer española (Carmen Torrijos), pero aparece nombrada cierta Sofía (Sofía Kermaschii y George, amante de Miniussir desde 1840 y madre de César Giorgeta Kermaschii. Ver en blogcoloma las biografías: “Mariscal de Campo Don Nicolás de Miniussir y Giorgeta” y “César Giorgeta Kermaschii”), con la cual el que escribe deberá encontrarse en Burdeos.
Tras su veloz paso por las mayores ciudades de Europa central (cuyo objetivo no viene revelado), y la breve etapa de París, volvió de nuevo a España donde, al menos a lo que se presume, se encontrará con su tan esperado bastón de mando.
Carta 6:
De Nicolás desde Madrid a Giacomo y Leopoldo en Trieste (1 de agosto de 1849).

Cabe citar todavía una carta, partida el primero de agosto de 1849 desde Madrid, y dirigida conjuntamente a su hermano y a Pòldele.
Tras de algunas consideraciones a propósito de la conveniencia o no de vender una propiedad común sita en Trieste (venta que privaría a la familia del título de terrateniente), el general menciona un lagar para las olivas que debería ser construido de acuerdo con el proyecto elaborado por el sobrino Leopoldo y con el asesoramiento técnico-agrario del canónigo Stancovich.
El general había adquirido hacía poco (Diez años antes, en  1839). (Ver en blogcoloma las biografías: “Mariscal de Campo Don Nicolás de Miniussir y Giorgeta” y “César Giorgeta Kermaschii) un extenso olivar en Almagro (Castilla la Nueva), zona particularmente rica en dicho producto, algo que explica su interés por los lagares de aceite. Al respecto, fue realizado un intercambio de información acerca del modo mejor de obtener un rentable estrujado de la oliva entre el canónigo, experto en la materia, el general y el sobrino arquitecto.
En la carta, el tío (Nicolás) propone a este último (Leopoldo) la posibilidad de una colaboración con el “Heraldo” de Madrid, colaboración que gozaría de gran acogida “en las actuales circunstancias de Venecia, Italia, y la guerra de Hungría”; también un intercambio entre el diario madrileño y “L’Osservatore Triestino” sería una buena idea a tener en cuenta.
En esta última carta vuelve a nombrar a Sofía (Sofía Kermaschii y George, amante de Nicolás), asegurando que ella dará noticias suyas próximamente.
Preocupado por las condiciones sanitarias de Trieste, amenazada por la enfermedad asiática, prevé “que el cólera no rebasará la Drava, y que vosotros estaréis a salvo: Y Dios lo quiera”.
COMENTARIO.
Década Moderada (1843-1853).
El reinado de Isabel II se puede considerar como un reinado de generales o de camarillas palaciegas.
El general Narváez fue, durante siete años (1844-1851), salvo cortas interrupciones, el amo del poder, ejerciendo, en la práctica, una verdadera dictadura.
La Constitución se modificó el año 1845, convirtiéndose en una de las más retrógradas que ha tenido España, debido, esencialmente, a la presencia de unas Cortes en las que no hubo oposición.
A Narváez se le denominó popularmente como “el espadón de los moderados” y reprimió con dureza las insurrecciones progresistas.

Miniussir, debido a su inclinación liberal progresista, pasó toda esta década en el extranjero o bien de cuartel en varios puntos de España.

El mes de junio del año 1854 se produjo la proclama del general O’Donnell, naciendo una nueva bandera política: la Unión Liberal, que se situaba en el centro de los liberales, entre moderados y progresistas.
La revolución de 1854 produjo el retorno a la política del general Espartero (Duque de la Victoria), debido a que Isabel II le concedió la Presidencia del Consejo de Ministros.
Esta responsabilidad la desempeñó, de forma ininterrumpida, durante todo el llamado “Bienio Progresista.”
Pero, tras la crisis del mes de julio del año 1856, Espartero dimitió a favor de O’Donnell.
BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1854.- (Miniussir tiene 60 años según España o 66 años según Trieste)
Hallándose en Almagro en 19 de julio de 1854 supo que el duque de la Victoria (Espartero) estaba encargado de la formación de un nuevo gabinete. Y llegando el día siguiente 20 a Madrid, se presentó al general don Evaristo San Miguel para ofrecerle sus servicios.
Por real orden de 2 de septiembre se le confirió la Cruz de Isabel la Católica.
Por otra de 28 de octubre la antigüedad de MARISCAL DE CAMPO de 3 de julio de 1843.
Y últimamente en 23 de diciembre igual antigüedad para la gran Cruz de San Hermenegildo.
(Según consta en su hoja de servicios del 8 de septiembre de 1863, y dentro del capítulo sobre cruces y condecoraciones, el Mariscal de Campo don Nicolás de Miniussir recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica por Real Orden de 27 de marzo del año 1855, un año antes de sufrir su accidente cerebral).
(Ver Miniussir y Giorgeta: Laureada y Grandes Cruces en blogcoloma).
BIOGRAFÍA OFICIAL.-
Año 1855.- (Fecha en la que se redacta esta biografía del ejército).
(Miniussir tiene 61 años según España o 67 años según Trieste).
Estos son los hechos del MARISCAL DE CAMPO DON NICOLÁS MINIUSSIR, que en su larga carrera militar ha prestado notables servicios. Ya combatiendo bizarramente en la Guerra de la Independencia, en la de Cataluña en 1823, y en la Civil de los Siete Años. Ya atravesando diferentes veces, encargado de comisiones importantes, Turquía, Austria, Países Bajos, Inglaterra y Francia.
Consecuente siempre en sus opiniones políticas que le han colocado en la línea avanzada del Partido Liberal, y sufriendo por ellas persecución y emigraciones en diversas épocas.
No comprendemos cómo ahora, que el poder se halla en manos del partido en cuyas filas siempre ha militado el MARISCAL DE CAMPO DON NICOLÁS DE MINIUSSIR, no ocupa un puesto a que le han hecho acreedor los graves compromisos que ha arrostrado, por los que le tienen todavía en la misma situación de cuartel en que permanece hace cerca de doce años.

COMENTARIO.-
Datos sobre sus principales condecoraciones, retratos y espada.
-La Orden Nacional de San Fernando
(ver Miniussir y Giorgeta: Laureada y Grandes Cruces en blogcoloma).
Se trata de la primera denominación que se dio a la más importante recompensa española al valor militar. Debido a su característica corona de laurel tomó popularmente el nombre de “laureada”.
Fue una Orden destinada, escuetamente a premiar el heroísmo.
Instituida por las Cortes de Cádiz en 1811 y refrendada por Fernando VII en 1814.
A partir de 1823 cambió definitivamente su nombre por el de Real y Militar.
En el Tercer Reglamento (vigente desde el 10 de julio de 1815 hasta el año 1862).

Se crean cinco clases de condecoraciones:
 1ª clase.- De Plata (para tropa y suboficiales) o de Oro (para oficiales) para acciones distinguidas.
 2ª clase.- De Plata (para tropa y suboficiales) o de Oro (para oficiales) Laureadas para acciones heroicas.
 3ª clase.- De Oro sencilla igual que las de 1ª clase y Placa de Oro para Generales y Brigadieres.
 4ª clase.- De Oro Laureada igual que las de 2ª clase y Placa de Oro Laureada para Generales y Brigadieres.
 5ª clase o Gran Cruz.- Placa de Oro Laureada con banda y venera para Generales en Jefe.
Miniussir recibió la Cruz de Primera Clase por la acción de San Palais (1814), a punto de finalizar la Guerra de Independencia, cuando tenía el Grado de Capitán.

La Cruz y Placa sencillas de 3ª Clase las recibió por la acción de Malagón (1838) contra los rebeldes de don Basilio, siendo ya Brigadier y Comandante General de la Provincia de Ciudad Real.
El 26 de mayo de 1841 presentó la solicitud de juicio contradictorio para obtener la Cruz y Placa Laureadas de San Fernando de 4ª Clase por la misma Acción de Malagón (desconocemos cuándo se produjo la concesión de la Cruz y Placa Laureadas de San Fernando de 4ª Clase, pero disponemos del grabado de Ricardo Baroja, realizado al inicio de la década de 1850, en el que se aprecia la Placa Laureada de San Fernando de 4ª Clase).
Según hallazgo de Luis Manuel Duyos García, en la Academia de Infantería de Toledo se encuentra la lista de poseedores de la Cruz de San Fernando, encontrando al Mariscal en el bloque de la Guerra de Independencia.
-Real y Militar Orden de San Hermenegildo (ver Miniussir y Giorgeta: Laureada y Grandes Cruces en blogcoloma).
Distinción militar y orden de caballería creada por Fernando VII en 1814, tras finalizar la Guerra de Independencia.
“Para premiar a aquellos dignos oficiales que dedican lo mejor de su vida al servicio de mis reales Ejércitos y Armada, sufren las penalidades e incomodidades de esta penosa carrera, sacrificando su libertad y propias conveniencias para perpetuarse en ella y que con su larga permanencia conservan el orden, la disciplina y subordinación que hacen invencibles a los Ejércitos veteranos y los conducen a la victoria”.
Las categorías eran tres: Cruz (oficiales), Placa (jefes) y Gran Cruz (generales).
Miniussir recibió la Placa de San Hermenegildo en 1836 (primera Guerra Carlista) siendo Coronel efectivo y la Gran Cruz de San Hermenegildo en 1854 con antigüedad de 1843, año que ascendió a Mariscal de Campo.
-Orden de Isabel la Católica (ver Miniussir y Giorgeta: Laureada y Grandes Cruces en blogcoloma).
Instituida por Fernando VII en 1815, con el nombre de Real y Americana Orden de Isabel la Católica, para premiar “la lealtad acrisolada a España”.
Fue reorganizada en 1847 y tomó el nombre de Real Orden de Isabel la Católica.
Miniussir fue condecorado Comendador de Isabel la Católica, en 1836, (primera Guerra Carlista) siendo Coronel efectivo.

Por real orden de 2 de septiembre de 1854 se le confirió la Cruz de Isabel la Católica, siendo Mariscal de Campo.
Por último, según consta en su hoja de servicios del 8 de septiembre de 1863, y dentro del capítulo sobre cruces y condecoraciones, el Mariscal de Campo don Nicolás de Miniussir y Giorgeta recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica por Real Orden de 27 de marzo del año 1855, un año antes de sufrir su accidente cerebral.
-Grabado-Retrato de Miniussir. (Datos obtenidos por Luis Manuel Duyos García).
El grabado del Mariscal representado al principio de esta obra, se encuentra en la actualidad en la Academia de Infantería de Toledo.
Según Luis Manuel Duyos, este sería el original o quizá copia del realizado por Ricardo Baroja, según le comunicó el propio Julio Caro Baroja, sobrino del pintor.
Su ubicación actual en la Academia se localiza en la primera planta, sobre el vestíbulo de la entrada principal, en uno de los pasillos que están cerca de la galería cuadrada que da sobre dicho vestíbulo.
Con el marco mide unos 60 cm. de altura.
-Retrato de Miniussir y Giorgeta.
Federico de Madrazo y Küntz (1815-1894).
Óleo sobre lienzo de 86 x 75 cm.
Firmado el mes de julio del año 1843.
El cuadro está fechado el mismo mes y año en que Miniussir, con 49 años (55 años según certificado de bautismo), recibió el nombramiento de Mariscal de Campo y dos años después de nacer el hijo que tuvo con su amada Sofía Kermaschii y George, César Giorgeta Kermaschii.
En el año 1840, el padre de Federico, el pintor José de Madrazo y Agudo (1781-1859), ya había realizado otro retrato, encargado por Miniussir, de su amada Sofía (ver Biografía de Don Nicolás de Miniussir y Giorgeta en blogcoloma).

RELACIÓN DE CONDECORACIONES QUE MUESTRA EL RETRATO DE MINIUSSIR
Parte inferior (de izquierda a derecha):
Placa de la Orden de San Hermenegildo (35 años de servicios intachables).
Medalla de la Batalla de Waterloo (Reino Unido) (Batalla de Waterloo).
Placa de la Orden de San Fernando de Tercera Clase (1ª Guerra Carlista).
Hilera de Cruces (de izquierda a derecha):
Encomienda de la Orden de Isabel la Católica (Lealtad Acrisolada).
Cruz de la Orden Imperial de Leopoldo de Austria (Batalla de Waterloo).
Cruz de la Orden de San Fernando de Tercera Clase (1ª Guerra Carlista).
Cruz de la Orden de San Hermenegildo (25 años de servicios intachables).
Cruz de la Orden de la Corona de Encina Verde de Luxemburgo (Batalla de Waterloo).Cruz de Cuarta Clase de la Orden de Guillermo (Países Bajos) (Batalla de Waterloo).
Relación de Cintas.
Hilera superior (de izquierda a derecha):

Cinta de la Medalla de Irún (1ª Guerra Carlista).
Cinta de la Cruz del Tercer Sitio de Bilbao (Salvadores) (1ª Guerra Carlista).
Cinta de la Cruz del Tercer Ejército (Guerra de Independencia).
Cinta de la Cruz de la Batalla de Vitoria (Guerra de Independencia).
Cinta de la Cruz de la Batalla de Chiclana (Guerra de Independencia).
Hilera inferior (de izquierda a derecha):
Cinta de la Cruz de la Batalla de La Albuera (Guerra de Independencia).
Cinta de la Medalla de Distinción de Prisioneros Militares (Guerra Realista).
Cinta de la Cruz de Distinción del Ejército de Reserva de Andalucía (Guerra de Independencia).
(Ver: Miniussir y Giorgeta: Condecoraciones que muestra en el óleo de Madrazo. 1843 en blogcoloma).

(Ver: Miniussir y Giorgeta: Laureada y Grandes Cruces Españolas en blogcoloma).
(Ver: Si vis pacem, para bellum. Blog de Historia y Cultura Militar: Colección Herrero-De Miguel. Colaboración de Antonio Prieto Barrio).
-La Espada de Miniussir.
La espada con su vaina son, en la actualidad, propiedad particular Gabriel Duyos Montaner (tataranieto de Miniussir).
Con guarnición y empuñadura, su hoja recta, cuyos márgenes están grabados con filigrana, contiene inscrito en el centro un lema que reza así:
“No me saques sin rason. No me envaines sin honor”.

Vejez del Mariscal.
Después de una década, prácticamente apartado de toda actividad militar y ya cumplidos los 60 (66 según partida de bautismo hallada por Pietro Covre), vio Miniussir una luz de esperanza con el retorno de Espartero en 1854.
Como bien se describe en la biografía, resulta increíble que un militar tan arrojado, y absolutamente fiel a los postulados liberal-progresistas, no lograse puesto político alguno en estos dos años del "Bienio Progresista" (1854-1856).

La realidad es que, en su hoja de servicios, consta que permaneció de cuartel hasta el año 1863.
Sabemos por F.J. Martínez Carrión que llegó a vivir durante tres años (1853-1856) en la casa palacio del Conde de Valdeparaíso, José Calasanz Ciria, a quien le alquiló el edificio en Almagro. En 1853 firmaron un contrato de alquiler por 6 años, pero tuvo que abandonarlo porque el hijo del conde requirió el palacio para su residencia habitual. El alquiler era por 1.500 reales al año y con la condición de que Miniussir invirtiera otros 300 en mejoras en el edificio. Hubo un pleito entre el conde padre e hijo.
La indiferencia de Espartero debió de suponer una gran frustración para don Nicolás.

A mediados de 1855 (según Martínez Carrión) fue afectado por el cólera que alcanzó Almagro, aunque sobrevivió a la enfermedad.
No sabemos si fue la causa indirecta, pero el mismo año en que dimitió Espartero (1856), don Nicolás sufrió una trombosis o un derrame cerebral que lo dejó postrado en cama el resto de sus días (que aún fueron 12 años), según datos recogidos de una carta que remitió Sofía Kermaschii a su cuñado Jacobo de Miniussir el año 1869. Aunque, según Martínez Carrión, la hemiplejía mejoró con el tiempo y mantuvo lucidez mental hasta sus últimos años de vida.
Sabemos, por las cartas mencionadas, que desde julio de 1857 hasta agosto de 1858 el Mariscal residió en el extranjero, seguramente próximo a algún balneario para mejorar de su hemiplejía.

También, según cartas halladas por Martínez Carrión, don Nicolás residió en Almagro hasta el mes de septiembre del año 1861 que se trasladó a Valencia, donde acabó sus días.
Tampoco queda claro si Miniussir conservó hasta el final sus facultades mentales, ya que, en su certificado de defunción, se afirma como causa de la muerte “reblandecimiento cerebral”. Su carta al periódico del día 6 de julio de 1861, revela la completa lucidez mental hasta entonces.
Consta, en su hoja de servicios, que el día 28 de septiembre del año 1863 (a sus 69 o 75 años) se le concedió, a su solicitud, el pase a la situación de exento de servicio, con residencia en Valencia (posiblemente en la plaza de Tetuán nº 10) y sueldo anual de 4000 escudos.
También sabemos, por correspondencia de Sofía a su cuñado Jacobo, que redactó varios testamentos antes del mencionado expresamente en la carta (20 de mayo del año 1862) y, posteriormente, una revisión del mismo el año 1866.


Artículos de La Iberia de Madrid (Diario Liberal de la Mañana) entre 1855-1861 (proporcionados por las investigaciones realizadas en Almagro por F. J. Martínez Carrión).

(Madrid, 28 de marzo de 1855).

(El periódico hace suyo el malestar de Miniussir por estar brazo sobre brazo y no haber sido llamado por el general Espartero para colaborar en el Gobierno).
Artículo de primera página.
“Hemos tenido el gusto de leer la biografía del excmo. Señor general don Nicolás de Miniussir y no podemos comprender cómo un patricio y un entendido militar que tan grandes servicios ha prestado a nuestro país, a la buena causa, permanece como olvidado de un gobierno que reparador y justo se precia. Consecuente siempre con sus opiniones políticas, que le han colocado en las líneas avanzadas del Partido Liberal y manteniendo por ellas persecuciones y emigraciones en diversas épocas, no comprendemos, repetimos, cómo que el poder se alía en manos del Partido en cuyas filas siempre ha militado, no ocupa un puesto al que le han hecho acreedor los graves compromisos que ha arrastrado por los que le tienen todavía en situación de cuartel en que permanece hace cerca de doce años”.

(Madrid, 24 de agosto de 1855).
(Tras la epidemia de cólera que asoló el centro de la península y especialmente la ciudad de Almagro en 1855).

“Según nos dicen de Almagro, nuestro distinguido amigo y consecuente liberal el general Miniussir, se halla bastante aliviado, después de haber sufrido un ataque colérico, que fue oportunamente cortado en su primer periodo. Tenemos una verdadera satisfacción en saber que tal leal patricio se halla completamente fuera de peligro y deseamos su pronto y completo restablecimiento. Dícesenos también que en aquella población se espera poder cantar el Te-Deum para el 24, por la total desaparición del cólera”.

(Madrid, 2 de agosto de 1857).
(Tras el accidente vascular cerebral sufrido en 1856, quedó hemipléjico aunque mejoró la sintomatología con el tiempo, manteniendo la lucidez mental hasta algunos años antes de su muerte en 1868. En estos años, los viajes de Miniussir al extranjero y otros lugares de España son habituales, sobre todo a balnearios. En España viaja varias veces al balneario de Ledesma, en Salamanca).

“El 30 marchó nuestro amigo el señor general Nicolás Miniussir a las cuatro de la tarde, a Salamanca y de ahí para los baños termales de Ledesma. Deseamos que puedan serle provechosos para la total curación de la hemiplejía que padece de resultas del ataque apoplético que tuvo el año pasado, hallándose en su casa de Almagro”.

(Madrid, 23 de julio de 1858).
(Tras pasar un año en el extranjero).

“Ha llegado a Almagro, pueblo de su habitual residencia, después de haber pasado un año en el extranjero, el general Miniussir, el cual regresa muy restablecido en su salud. Lo celebramos mucho”.

(Madrid, 6 de julio de 1861).
(Carta de Miniussir, fechada en Almagro, quien reconoce estar muy mejorado de la hemiplejía aunque abatido moralmente por sentirse abandonado por sus correligionarios, a la vez que renueva públicamente su ideología liberal y democrática).

“En mi soledad no tengo otro consuelo ni distracción que la lectura de su Iberia y si ésta me faltase, no dudo que mis males morales aumentarían. Tengo este temor por lo que he leído en el suplemento del 17 del pasado, sin embargo, espero que usted sabrá llevar a cabo su propósito esto es, defender y mantener con energía el artículo 2º de la Constitución, que concede la libre emisión de pensamiento.
(…) Liberal toda mi vida y colaborador incesante en los trabajos patrióticos desde 1820, con mi inolvidable hermano político el malogrado general Torrijos, hasta su fatal muerte, espero que en el último tercio de vida que me queda no abandonaré jamás la senda del liberalismo bien entendido, como el que se encuentra en La Iberia y si para ello es necesario cualquier sacrificio pecuniario de mi parte puede usted, mi buen amigo, disponer con toda franqueza de su invariable correligionario”.


(Madrid, mes de septiembre de 1861).
(El Gobierno autoriza a Miniussir a viajar a Valencia, donde reside su hijo César, para reponerse de su salud, que sigue siendo delicada).

“Ha salido de Almagro para Valencia el consecuente liberal, distinguido general don Nicolás Miniussir, a quien se le ha concedido real licencia por término de un año, con objeto de atender a su quebrantada salud. Deseamos que el benigno clima de Valencia sirva a nuestro amigo para mejorar aquella constitución antes tan vigorosa y hoy, merced a sus largos padecimientos, dolorosamente debilitada”

Muerte del Mariscal.
El día 5 de mayo del año 1868 murió en Valencia el Mariscal de Campo don Nicolás de Miniussir y Giorgeta, a los 74 u 80 años de edad.
Se celebró el funeral en la Parroquia Castrense y fue enterrado, en el Cementerio General de la ciudad, el día 6 de mayo (nicho 3058 de la derecha, en la 3ª tramada y 2ª sección).
Con motivo de diversas obras que se realizaron en este cementerio a finales del siglo XX, sus restos fueron definitivamente trasladados, el día 19 de enero del año 1987, al panteón de los hermanos María y César Giorgeta Gómez (bisnietos del general), sito en el Panteón General (sección 5ª derecha, cuadro 2, número 7) del citado Cementerio General de Valencia.
En este mismo panteón yacen también: César Giorgeta Kermaschii (hijo del Mariscal) y su esposa Teresa Chiner Plomer; así como, César Giorgeta Chiner (nieto de Miniussir) y su segunda esposa María de los Desamparados Gómez Asuar.


Necrológica (hallada por Pietro Covre en Trieste).
“L’Osservatore Triestino” del 19 de mayo de 1868 comunica la noticia de su muerte acaecida en Valencia, con una necrológica que demuestra en su justa medida la relevancia de la personalidad del difunto, y los solemnes honores a él tributados. El cronista del diario triestino, en aquella ocasión escribe entre otras cosas: “Tratándose de un conciudadano nuestro, el cual, gracias únicamente a su nada común valor, supo en tierra extranjera elevarse hasta los altos grados de la milicia, cubriéndose el cuerpo de nobles heridas gloriosamente recibidas sobre el campo de batalla, y el pecho de numerosas insignias, testimonio de virtudes militares y ciudadanas, el silencio por nuestra parte sería gravísima ofensa a la patria, que en las gestas magnánimas de sus propios hijos se complace y de ellos se enorgullece”. El artículo termina recordando que el difunto: “Fue de ánimo abierto, generoso, benéfico. Paz al alma suya”.


FUENTES.-

1.-Biografía del Mariscal de Campo D. Nicolás de Miniussir.
Colección del Archivo Militar: “Estado Mayor del Ejército Español” (1855).

2.-Hoja de Servicios de don Nicolás de Miniussir y Giorgeta.
Archivo General Militar. Segovia (1863).

3.-Transmisión Oral y Escrita de: Luis Manuel Duyos García, Gabriel Duyos Montaner, María Giorgeta Gómez, César Giorgeta Gómez, Encarnación Giorgeta Chiner y Alfredo Bonilla Giorgeta.

4.-Decreto de Desamortización de Bienes Eclesiásticos (19 de febrero de 1836).

5.-Escritura de adquisición de tierras en Almagro por parte de Nicolás de Miniussir y Giorgeta, procedentes de la desamortización de bienes eclesiásticos (5 de septiembre de 1839).

6.-Partida de Bautismo de César Giorgeta Kermaschii.
Madrid a 23 de agosto de 1841.

7.-Texto del juicio contradictorio, instruido por Nicolás de Miniussir y Giorgeta, para obtener la Cruz de 4ª clase de la Militar Orden de San Fernando (2 de octubre de 1841).

8.-Hipoteca de fincas de Almagro, propiedad de Nicolás de Miniussir y Giorgeta a favor de su hermano Jacobo (1851).

9.-Escritura de donación por parte de Jacobo de Miniussir y Giorgeta a favor de Sofía Kermaschii y George del crédito que le debía su hermano Nicolás (1851).

10.-Certificado de restitución de un préstamo por parte de Nicolás de Miniussir y Giorgeta a su hermano Jacobo (1861).

11.-Escritura de donación de tierras por parte de Nicolás de Miniussir y Giorgeta a César Giorgeta Kermaschii (14 de agosto de 1865).

12.-Escritura de donación de tierras por parte de Nicolás de Miniussir y Giorgeta a César Giorgeta Kermaschii (24 de mayo de 1867).

13.-Escritura de venta de tierras por parte de César Giorgeta Kermaschii a Manuel Malagón (5 de marzo de 1868).

14.-Cartas de Sofía Kermaschii y George y de César Giorgeta Kermaschii a Jacobo de Miniussir y Giorgeta (1869-1871).

15.-Archivos del Cementerio Municipal de Valencia.

16.-Certificado de Defunción de Sofía Kermaschii y George.
Expedido el día 3 de agosto de 1880.

17.-Historia de España.
Ed. Ramón Sopena, S.A. (2000).

18.-Historia.
Eugenio García Albiñana.
ECIR Editorial, 2003.

19.-El siglo XIX.
Javier Tusell y Rafael Sánchez Mantero.
Historia de España.
Ed. Espasa Calpe, S.A. (2004).

20.-Atlas de Historia de España.
Fdo. García de Cortázar.
Ed. Planeta, S.A.. 2005.

21.-Diccionario Biográfico.
Enciclopedia de Historia de España. Vol. IV.
Alianza Editorial: Madrid (1991).

22.-Condecoraciones Militares.
Ricardo Serrador y Añino.
Militaria. Revista de Cultura Militar nº 5.
Edit. Complutense, Madrid, 1993.

23.-Luchana, cap. 38.
Episodios Nacionales.
Benito Pérez Galdós.

24.-Catálogo de los individuos de la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando.
Boletín Enciclopédico de Nobles Artes. Tomo 1. Número 16.
Barcelona 16 de noviembre de 1846.

25.-Ciudad Real del siglo XIX.
Ciudad Real y las Guerras Carlistas.
www.ciudad-real.es/historia/sigloxix03.php

26.-Espartero: una figura de leyenda.
Rafael Vidal Delgado.
www.ejercito.mde.es/ihycm/revista/91/vidal.html

27.-Biografías y Vidas.
wwwcasadellibro.com

28.-Guerra de Independencia Española 1808-1814.
http://www.1808-1814.org/

29.-Artehistoria.
http://www.artehistoria.com/

30.-Wikipedia
es.wikipedia.org

31.-Fernando VII, rey de España.
www.alipso.com/monografías

32.-Los cien mil hijos de San Luis.
Wikisource.
es.wikisource.com


33.- Nicolás Miniussir y Giorgeta, el héroe de Waterloo que se instaló en Almagro a mediados del siglo XIX. 
Francisco José Martínez Carrión.
Revista de Arte y Pensamiento de Campo de Calatrava. I Época. Nº 5. Diciembre 2014 (181-199).

34.- Con Wellington a Waterloo.
Pietro Covre.
Trieste, 1983.

35.- Álava en Waterloo.
 Edhasa,2012 ISBN 978-84-350-6260-2.
 Ildefonso Arenas.


36.- Miniussir y Giorgeta: Batalla de Waterloo (1815).
Isabel Saiz Giorgeta y Francisco Coloma Colomer.
Prólogo: Francisco Coloma Saiz (Historiador, chozno de Miniussir).
Colaborador: Luis Cencillo.
blogcoloma


37.- En los orígenes del muy magnífico señor don Nicolò de Miniussi. De Nicolò de Miniussi a Nicolás de Miniussir (Memorias de un viaje a Trieste).
Alfredo Bonilla Giorgeta. 2015.


1 comentario:

Polifacies dijo...

Este enorme trabajo debería engrosar las páginas más conspícuas de la wikipedia.
¡Ánimo!