Nicolás de Miniussir y Giorgeta:
protagonista de la insurrección dirigida
por su cuñado, el general Torrijos.
(1831)
por
Isabel Saiz Giorgeta y Francisco Coloma Colomer.
General José María de Torrijos y Uriate
(1791-1831)
Al finalizar la Guerra de Independencia, una parte muy significativa de los liberales españoles se fue inclinando hacia la idea de pactar con las fuerzas absolutistas. Torrijos era un liberal consecuente y, esta deriva de sus correligionarios, le llevó a adoptar posiciones más radicales, creando incluso, con otros 27 compañeros, en 1821, la sociedad secreta “La Comunería” con el objeto de salvaguardar las libertades y la Constitución de Cádiz.
No tenemos datos fehacientes, pero; es más que probable que, el por entonces teniente coronel Nicolás de Miniussir y Giorgeta, formase parte de esta sociedad secreta, habida cuenta de su ideología liberal y del parentesco con Torrijos, ya que se convirtió en su cuñado, el día 15 de diciembre de 1820, al contraer matrimonio con su hermana Carmen.
La declaración de Miniussir, en carta retrospectiva de 1861 (hallada por Francisco José Martínez Carrión) es muy significativa en relación con su disposición ideológica y colaborativa con Torrijos desde 1820. […]. Liberal toda mi vida y colaborador incesante en los trabajos patrióticos desde 1820, con mi inolvidable hermano político el malogrado general Torrijos, hasta su fatal muerte […].
Nicolás de Miniussir y Giorgeta (1788/1794-1868) con su cuñado José María de Torrijos y Uriarte (1791-1831).
Miniussir durante el Trienio Liberal (1820-1823).
Casamiento con María del Carmen Torrijos y Uriarte.
Carmen Torrijos nació en Madrid el día 7 de febrero del año 1796.
Hija menor de Cristóbal Torrijos y Chacón y de María Petronila Uriarte y Borja (1759).
De sus tres hermanos: María de las Angustias (1785), Francisco de Borja (1787) y José María (1791-1831), este último, fue el famoso e infortunado general liberal.
De su primer matrimonio con Ignacio Fernández de las Peñas, tuvo al menos una hija, Isabel Fernández de las Peñas y Torrijos, que casó con Dionisio Alcalá Galiano y el hijo de ambos (José Alcalá Galiano y Fernández de las Peñas) heredó el título de tercer conde de Torrijos en 1898.
Carmen casó en segundas nupcias, a los 24 años, en Madrid el día 15 de diciembre del año 1820, con el entonces teniente coronel Nicolás de Miniussir y Giorgeta, ausente en esos momentos en París y, por tanto, mediante poder especial dado al propio hermano de Carmen, José María Torrijos.
La ausencia de Miniussir se debía al cargo que, por entonces, éste ocupaba como agregado en la embajada española en Viena. Hay que tener en cuenta que, en marzo de este año 1820, había dado comienzo el Trienio Liberal en España.
Carmen tuvo al menos un hijo con Miniussir: Fernando de Miniussir y Torrijos (suponemos que tanto Fernando como sus hijos varones debieron de morir antes del año 1898; pues, habrían heredado, este año, el título de tercer conde de Torrijos, antes que el hijo de su hermanastra Isabel Fernández de las Peñas y Torrijos).
(Como indica la Biografía Oficial del Ejército): […] Miniussir regresó a España cuatro meses después de su boda, el mes de abril de 1821.
Fue nombrado fiscal de la capitanía general de Castilla la Nueva el 21 de mayo, desempeñando este cargo durante 8 meses, dependiente del regimiento de Fernando VII, hasta el mes de enero de 1822.
En febrero fue nombrado teniente coronel efectivo del regimiento imperial Alejandro. Durante el tiempo que permaneció en este regimiento, hizo algunas salidas de Vitoria en persecución de facciosos y tuvo algunas acciones parciales.
El 15 de octubre de 1822, recibió el nombramiento de primer comandante de tropas ligeras.
Torrijos durante el Trienio Liberal (1820-1823).
Tras permanecer dos años en la cárcel, por el pronunciamiento fallido contra el absolutismo, Torrijos fue excarcelado gracias al triunfo del pronunciamiento de Riego (1 de enero de 1820). A pesar de las tentativas, no cedió ante las ofertas de los liberales moderados, apoyando las sociedades patrióticas defendidas por los liberales exaltados.
Cuando se produjeron los alzamientos absolutistas, Torrijos participó en la guerra contra las partidas realistas en Navarra y Cataluña, donde fue lugarteniente del general Espoz y Mina y ascendido a mariscal de campo.
General Rafael Riego Flórez
(1784-1823)
Fin del Trienio Liberal (1823).
A petición de Fernando VII, y en virtud de los acuerdos de la Santa Alianza, Francia invadió España el 7 de abril de 1823 con la finalidad de restablecer el absolutismo. Hubo escaso entusiasmo por parte de la población de defender el estado constitucional y sólo se ofreció verdadera resistencia liberal en Andalucía y en Cataluña.
Luis Antonio de Artois, duque de Angulema
(1775-1844)
(Según consta en la biografía oficial de Miniussir del ejército) […] el nuevo Código que la nación se dio en 1820 fue para Miniussir una ley emanada de un poder legítimamente constituido, y la obedeció, como militar ciegamente, amándola además con entusiasmo como ciudadano: juró pues defenderla, y ha llegado el momento en que vamos a ver cómo supo cumplir su juramento, desnudando la espada para defender la libertad que peligraba.
El día 2 de enero de 1823 salió Miniussir de Madrid hacia Barcelona, por orden de la Inspección General de Infantería, conduciendo 1200 quintos para los regimientos de Navarra y Barbastro, a los cuales instruyó durante su marcha.
El 17 de mayo se halló mandando el regimiento de Barbastro en la acción de Casteltersol contra la división francesa del general Donadieu y dos batallones realistas; en ella recibió Miniussir una gravísima herida, y fue llevado en unas parihuelas hasta las puertas de Barcelona, donde le recibieron las valientes amazonas mandadas por la viuda del malogrado general Lacy. Le llevaron al alojamiento que le estaba preparado, y en el tránsito, como era el primer herido que entraba en la plaza, recibió una verdadera ovación, arrojándole flores y coronas desde las ventanas.
Teniendo aún abierta su herida, a pesar del esmero con que le cuidaron aquellas señoras, salió de Barcelona el 9 de septiembre mandando la vanguardia de una división para socorrer la plaza de Figueras, teniendo parte en el triunfo que logró dicha expedición el 15 del mismo en los campos de Lladó contra los franceses al mando del general (barón de) Damas (que sufrió una pérdida considerable).
Al día siguiente, habiendo hecho la división un movimiento sobre la izquierda en dirección de Llers, inmediato a Figueras, con objeto de entrar en dicha plaza, se vio de improviso rodeada por fuerzas muy superiores, y obligados, los que la componían, a capitular en el campo del honor, después de un obstinado combate, por haberse consumido todas las municiones, pasando prisioneros a Francia.
El enemigo mismo, admirando el valor con que combatió aquella división, permitió que los oficiales conservasen su espada y sus mochilas los soldados.
Inicio del exilio y de la Década Ominosa.
En septiembre de 1823 concluyó el trienio liberal, al ser derrotado el gobierno constitucional por el absolutismo, con la ayuda francesa.
Los últimos reductos liberales por caer fueron Cartagena a las órdenes de Torrijos y Cataluña a las órdenes de Espoz y Mina (donde se destacó Miniussir).
En la publicación de la Vanguardia (Edición del viernes, 16 octubre 1931, página 5 [Pacchiarotti en Cataluña. III y último]) se describen los hechos de la Guerra de Cataluña, el año 1823, en la que Miniussir intervino con valentía, intentando infructuosamente defender el régimen constitucional de los absolutistas usurpadores.
Fragmento de un retrato de Fernando VII
(1784-1833)
por
Francisco de Goya
También, en la publicación de Pío Baroja (Juan Van Halen, el oficial aventurero. 1933. Primera parte. Antecedentes. Los apellidos extranjeros en España) el protagonista se lamenta del olvido histórico de que han sido objeto los hombres relevantes de la primera mitad del siglo XIX, recordando a Miniussir en la batalla de Cataluña en 1823.
La consecuencia inmediata de la instauración del absolutismo recayó tanto sobre Torrijos como sobre Miniussir, que tuvieron que emigrar exiliados.
Torrijos llegó a Francia el 1 de diciembre, aunque, medio año después, se estableció, en Inglaterra, en los alrededores de Londres, con la ayuda que le brindó Wellington.
Miniussir pasó a Francia un mes antes que Torrijos. Podemos recrear sus pasos durante los primeros meses de exilio, de la recién comenzada Década Ominosa, gracias a la correspondencia epistolar de la familia Burguès de Girona (La Correspondència Epistolar de la Família Burguès [1750-1850]. Javier Antón Pelayo. Bellaterra. Universitat Autònoma de Barcelona. 2013). Jaume Burguès fue uno de los exiliados que pasó con Miniussir a Francia. Ambos estaban heridos y recalaron, a finales de septiembre de 1823, en el hospital de Perpiñán donde permanecieron hasta el 27 de este mes, que fueron trasladados a Montpellier. Parece ser que las heridas de Miniussir se agravaron y tuvo que mantener su ingreso en el hospital de esta ciudad hasta el día 14 de noviembre, que fue trasladado de Bourges, en el centro de Francia, donde estuvo recluido hasta el mes de abril de 1824.
Por desgracia carecemos de dato bibliográfico alguno de Miniussir desde este momento hasta 1830, cuando se inicia la fase final de la insurrección de Torrijos. Suponemos que a partir del año 1826 (año en el que Torrijos se va convirtiendo progresivamente en líder del movimiento insurreccional, desplazando a Espoz y Mina), Miniussir debió de formar parte de la camarilla de su cuñado.
La mención que ofrece, de la Década Ominosa, la (Biografía Oficial del Ejército sobre Miniussir), relata que […] permaneció todo este largo espacio de tiempo emigrado en Francia, Bélgica, Holanda e Inglaterra. No dejó por esto Miniussir de trabajar por la causa constitucional, si no con la espada, con la pluma.
También de esta época, hemos hallado otra referencia sobre Miniussir (Historia de las sociedades secretas, antiguas y modernas en España y especialmente de la Franc-masonería. Vicente de la Fuente. 1870, pág. 361 de 389), en un listado secreto de miembros de una secta masónica en el exilio en la que aparece Nicolás como jefe de guerrilla. Esta publicación relata los movimientos conspiratorios de los exiliados españoles durante los primeros años de la Década Ominosa. Muchos liberales utilizaron las bases organizativas de las sociedades secretas para proteger su quehacer clandestino (Ver más en blogcoloma: Mariscal de Campo Nicolás de Miniussir y Giorgeta. Origen de los Giorgeta de Valencia. Biografía General).
La insurrección de Torrijos
(1826-1831).
Prólogo.
Hacia 1826 el movimiento insurreccional, un tanto anárquico, que afectó a toda la década ominosa, entró en una fase más organizada.
Torrijos aceptó hasta 1826 la jefatura de Espoz y Mina, con quien mantuvo buenas relaciones. Pero, a partir de esta fecha, comenzó a destacar lentamente, empezando a ser considerado por los más radicales y encarnando la figura del héroe romántico, virtuoso y altruista.
La emigración liberal española se dividió entre los partidarios de Espoz y Mina y los de Torrijos, ambos jefes militares reconocidos.
General Francisco Espoz y Mina
(1781-1836)
A partir de ahora, la facción de Torrijos fue conocida como Junta de Londres.
Torrijos se irá distinguiendo cada vez más por su preocupación en acelerar el momento de la acción, hasta que en 1829 asumió, con los suyos, el liderazgo como únicos herederos del activismo insurreccional, decreciendo el influjo de Espoz y Mina.
El proyecto de Torrijos era el de la vía del pronunciamiento, más liberal y civil, en el que el militar está al servicio de la libertad. Sus juntas las formaban burgueses y profesionales, peor situados en la escala social, con abundancia de suboficiales del ejército y apoyos en el bajo pueblo urbano.
Espoz y Mina, por el contrario, era un insurrecto moderado, elitista, militarista y pactista para obtener beneficios futuros.
Vamos a analizar los senderos por los que circuló la insurrección liberal española entre los años 1826-1831, siguiendo el orden establecido por Irene Castells en su libro (La utopía insurreccional del Liberalismo. Torrijos y las conspiraciones liberales de la Década Ominosa. Irene Castells. Editorial Crítica. 1989).
Periodo 1826-1830.
Relaciones con los liberales portugueses.
El día 1 de febrero de 1827 se constituyó en Inglaterra la Junta de Londres, que nombró a Torrijos como jefe en detrimento de Espoz y Mina.
La relación de los liberales españoles con los movimientos liberales internacionales se intensificó entre 1826 y 1830.
Los tratos con los portugueses comenzaron cuando Pedro IV instauró un régimen representativo en Portugal, abdicando en su hija María Gloria de 7 años. Mientras, los absolutistas partidarios del regente Miguel, hermano de Pedro, recibían la ayuda del monarca español Fernando VII.
Pedro I de Brasil y IV de Portugal(1798-1834)
Los liberales portugueses llegaron a proponer la creación de la Unión Ibérica en torno al emperador del Brasil, Pedro de Braganza, instándole a que uniese España y Portugal en una sola monarquía constitucional moderada. Don Pedro dio una respuesta vaga con el fin de no comprometerse, pero siguió interesado en conservar la alianza con los liberales españoles, tanto más necesaria para él desde que, su hermano Miguel, consiguió ser proclamado, en Portugal, rey absoluto en julio de 1828.
María II de Portugal con 10 años, en 1829
(1819-1853)
Los del grupo de Torrijos esperaron, a pesar de todo, la ayuda financiera del emperador del Brasil, en los años sucesivos, sin mucho éxito y no cortaron nunca sus relaciones con él. Estos contactos se reactivaron en 1831, cuando don Pedro renunció al imperio brasileño y vino a Europa para defender los derechos de su hija María al trono portugués.
Relaciones con los liberales hispanoamericanos.
Los contactos con los liberales hispanoamericanos eran constantes desde que se estableció la segunda restauración absolutista española; ya que, en las colonias americanas se vivía la última etapa independentista, que trataba de lograr reconocimiento diplomático de las potencias europeas y la plena soberanía de las nuevas naciones.
Los liberales identificaban al colonialismo con el absolutismo, por lo que la colaboración con los colonos fue constante desde 1824.
San Martín declara la independencia del Perú
Relaciones con otros grupos liberales internacionales.
Durante los años 1827 y 1828, Torrijos reforzó los contactos con su antiguo amigo Lafayette y con los radicales ingleses. Ambos iban a ser decisivos para la organización de su pronunciamiento en la primavera de 1830.
A través de Lafayette, la Junta de Londres conectó con el Comité Cosmopolita para la Emancipación de los Pueblos Oprimidos, creado con el propósito de ayudar a la causa constitucional en el sur de Europa.
También se lograron relaciones con el Comité de Emancipación Italiana, que preparaban una expedición a Italia que apoyara a la insurrección diseñada por los carbonarios de Módena.
En 1828, Torrijos trabó amistad con el escritor John Sterling, fundador de la sociedad estudiantil llamada “Los Apóstoles”, cuyos miembros fueron amigos del general y animadores de diversas iniciativas de solidaridad y ayuda a favor de los emigrados españoles.
Junta de Gibraltar.
El objetivo fundamental de la Junta de Londres era obtener recursos para poder realizar la insurrección desde cualquier punto de la frontera española.
Lo inminente era hallar un lugar cercano donde establecer una delegación que permitiera organizar la incursión en el país.
Debido a que, entre los emigrados, se mantenía la opinión de que la mayor parte de la población costera era liberal y que las guarniciones militares del sur eran más débiles y con una actitud más favorable, hacia los liberales, que las del norte, Gibraltar surgió como el punto idóneo desde el que se podía, fácilmente, contactar tanto con los ingleses como con los liberales españoles del interior de España.
Aspecto del Peñón de Gibraltar en el siglo XIXTomada por B. L. Singley y publicada por Keystone View Co.
Se decidió que la Junta de Gibraltar actuase como centro coordinador, dependiente de la de Londres, para organizar juntas en La Mancha, Andalucía, Cartagena, Murcia y las costas de Alicante, Valencia y Castellón, con el propósito de que fuesen la base principal del pronunciamiento, previsto para finales de verano de 1829.
Los liberales del interior estaban impacientes por comenzar la acción.
Todo parecía indicar que Torrijos tenía la causa a su favor si lograba iniciar y dirigir, de un modo inmediato, el levantamiento de las provincias del sur.
Tanto era así que, la junta de Londres, esbozó el plan para septiembre de 1829.
Pero, los agentes secretos de la policía se habían infiltrado en todas las reuniones liberales, esperando el momento para desmembrar la conspiración.
A mediados de julio, la conspiración había sido detenida.
De este modo, en la segunda mitad del año 1829 la conspiración insurreccional de los liberales españoles sufrió un claro retroceso.
El absolutismo aumentó la red de confidentes y agentes dobles en Francia e Inglaterra e intensificó las presiones ante Inglaterra para que se tuviese controlados a los refugiados españoles en Gibraltar y Londres.
Torrijos y su grupo no juzgaban la situación como favorable, pero estaban convencidos de que, en cualquier momento, podían ocurrir cambios importantes en Italia, Francia y Portugal que permitiesen de nuevo reiniciar el pronunciamiento.
Durante los últimos meses de 1829, el “apóstol” Sterling presentó a Torrijos a su primo Robert Boyd y, al enterarse éste de los propósitos de la Junta de Londres, ofreció para su causa las cinco mil libras que acababa de heredar, solicitando ser admitido en la conspiración.
Este suceso marcó, desde entonces, las directrices de acción de Torrijos y su grupo.
Robert Boyd
(1805-1831)
Torrijos lidera el movimiento insurreccional (1830-1831).
Reaparición de Miniussir.
Como hemos comentado anteriormente, es, a partir del año 1830, cuando reaparece en la bibliografía el nombre de Nicolás de Miniussir y Giorgeta, cuñado de Torrijos y agente suyo (con los alias: “Noel Muller” y “El Cazolete”), circulando por Europa y viajando entre Gibraltar y el continente, con el papel de conseguir y gestionar fondos económicos para la causa insurreccional liberal. Se le sitúa en Bélgica los primeros meses del año 1830 y es probable que arribase a Gibraltar con Torrijos el mes de septiembre de este mismo año, pues; participó en los conatos insurreccionales de febrero y marzo de 1831 en Andalucía y sabemos, de su propia mano, que salió de Gibraltar hacia Londres y París el mes de julio de 1831.
Tanto en la biografía de Torrijos escrita por su esposa Luisa (“Vida del general don José María de Torrijos y Uriarte. Luisa Sáenz de Viniegra, condesa de Torrijos. 2 vols., Madrid, 1860”), como en el libro de Irene Castells (“La utopía insurreccional del Liberalismo. Torrijos y las conspiraciones liberales de la Década Ominosa. Irene Castells. Editorial Crítica. 1989”), aparece mencionado repetidamente el nombre de Nicolás de Miniussir y Giorgeta, siempre a partir del año 1830.
Periodo enero-julio de 1830.
Torrijos decidió, el mes de enero de 1830, emplear la aportación de Boyd en la organización de una expedición marítima a un lugar cercano a las costas españolas para valorar la viabilidad del golpe. Si fuese viable, iniciarían el pronunciamiento, que finalmente fijaron para la primavera de este año.
Desde febrero de 1830, Torrijos desplegó cuantos medios y relaciones tenía para la puesta en marcha de sus planes insurreccionales.
Bahía de Algeciras
Según relata Irene Castells (La utopía insurreccional del Liberalismo. Torrijos y las conspiraciones liberales de la Década Ominosa. Irene Castells. Editorial Crítica. 1989): […] lo hizo en tres direcciones: procurar los medios económicos; enviar comisionados a Gibraltar y al sur de Francia para decidir el destino de la expedición y el punto del rompimiento, y elaborar los documentos político-administrativos que debían encuadrar el alzamiento general de la nación.
Para contar con fondos, Torrijos recurrió a los liberales franceses del Comité Cosmopolita, sobre todo al general Lafayette. Le envió desde entonces a sus agentes: primero, desde Londres, Ignacio López Pinto y a Boyd, y más tarde a su cuñado, Nicolás Miniussir y al gallego César Turnell, ambos emigrados en Bélgica.
Retrato del General Lafayette en 1825
(1757-1834)
por
Matthew Harris Jouett
Según narra la viuda de Torrijos (Vida del general don José María de Torrijos y Uriarte. Luisa Sáenz de Viniegra, condesa de Torrijos. 2 vols., Madrid, 1860). […] Los recursos que Torrijos habia sacado de París del empréstito de Calvo, fueron noventa y cinco mil francos en letras, mas estas fueron sucesivamente protestadas, de modo que aquella operacion no solo no produjo ni un solo maravedí, sino que tuvo que buscar dinero para pagar las dichas protestas. Así que todos los recursos que recibió de Lóndres y París quedaron reducidos á treinta mil francos que le llevaron D. Juan Palarea y D. Juan Lopez Pinto, procedentes de los treinta y cinco mil del comité francés presidido por Lafayette, y á catorce mil cuatrocientos francos, y á ciento setenta onzas de oro que le condujo D. Nicolás Minuisir (sic), de la misma procedencia.
Con todo lo que se obtuvo, Torrijos pudo cubrir los gastos de la intensa actividad conspirativa, que se llevó a cabo en los meses siguientes.
Se elaboraron los documentos que deberían darle el soporte político y organizativo a la conspiración, redactando un manifiesto dirigido a la nación española.
Manuel Gurrea y Torrijos fueron los encargados de elaborar el reglamento que regulaba la plana mayor del ejército. La mayoría actuaría desde el sur de Francia, excepto: Moreno, López Pinto, Palarea y Torrijos que lo harían desde Gibraltar, a donde acudirían en el mes de julio de 1830.
Durante los primeros días de agosto, abandonaron Inglaterra, en dirección a París, el Mediodía francés o Gibraltar todos los liberales del grupo de Torrijos que debían participar, de un modo u otro, en el pronunciamiento, fijado finalmente entre el 1 y 5 de septiembre.
La revolución francesa de julio de 1830 sorprendió a Torrijos y a su junta en plena actividad, lanzados ya al proyecto insurreccional.
Juan Palarea y Blanes
(1780-1842)
Revolución francesa (julio de 1830).
La revolución francesa de 1830 abrazó la monarquía constitucional de Luis Felipe de Orleans, y fue la causa del cambio político europeo.
Combate frente al Hotel de la Ciudad de París el 28 de julio de 1830
de
Jean Victor Schnetz.
En febrero, de este año, ya se había independizado Grecia. En agosto comenzó la revolución belga, culminando su independencia en noviembre. También en noviembre, Polonia se sublevó contra el Rusia. En febrero siguiente (1831) hubo insurrecciones en Italia central. Entre tanto, en Suiza y en diversos estados alemanes se mantenían disturbios y agitación política.
Los exiliados españoles se dirigieron a Francia, convencidos de que la caída de los borbones permitiría el restablecimiento del régimen constitucional en España.
En esta referencia bibliográfica (Repercusiones españolas de la Revolución de 1830. Alberto Gil Novales. Universidad Complutense de Madrid), se muestra la reestructuración política que inició el grupo de Torrijos tras los reveses sufridos en el ámbito conspiratorio, creando las bases de una nueva regularización de trabajos patrióticos, en el mes de agosto del año 1831. […] se declara por ahora incursos en esta nueva regularización a Torrijos, Flores Calderón, Valdés, Gurrea, Pinto (Ign.), Minuissir (sic), Paz Gómez, Hernández y Ruiz…
Manuel Flores Calderón(1775-1831)
El grupo de Torrijos precisaba de mayores fondos para comprar armas. Este fue el objeto fundamental del viaje de Torrijos a la capital francesa, negociar un empréstito y pedir una vez más ayuda a Lafayette, único aliado sincero, que le pudo conseguir un crédito de cien mil francos.
Torrijos tenía previsto el golpe para septiembre, por lo que embarcó hacia Gibraltar el 19 de agosto de 1830.
Al principio, el gobierno francés facilitó, e incluso financió, movimientos y concentraciones en la frontera pirenaica, pero desde que Fernando VII reconoció a Luis Felipe, la política francesa se inclinó hacia la no intervención.
Pese a todo, las incursiones por la frontera norte se realizaron.
Fracasó otra vez la acción combinada y, aunque casi todos los jefes militares nombrados por Torrijos consiguieron penetrar en España, no se produjo el esperado movimiento general.
Intentos de levantamiento infructuosos entre septiembre de 1830 y enero de 1831.
El 5 de septiembre de 1830 Torrijos estaba ya en la bahía de Gibraltar.
La Junta de Londres había establecido que sería él quien realizaría el rompimiento en el sur. Los rompimientos por varios puntos a la vez serían la señal para que los liberales del interior se sumaran al levantamiento general.
Torrijos desembarcó furtivamente el 9 de septiembre de 1830 en el Peñón. El resto arribó entre el 4 y 10 del mismo mes.
Arriba a la izquierda: Bahía de Gibraltar
El gobierno español estuvo, desde el primer día, al tanto de la llegada de los nuevos exiliados.
Tras ultimar los preparativos, la noche del domingo 24 de octubre, salieron a la bahía todos los jefes militares y oficiales de la Junta de Gibraltar, junto con un heterogéneo grupo de hombres que habían podido reunir, siendo en total unos doscientos. Pero, a causa de la delación de un soldado y de los avisos del cónsul de Gibraltar, el mismo día Torrijos tuvo que disponer la retirada.
En noviembre, la Junta de Gibraltar recibió nuevos recursos y ayudas. Habían podido comprar una goleta toscana y dos barcos más, que tenían en la bahía provistos de artillería y municiones.
En la noche del 28 de enero de 1831 comenzó un nuevo intento levantamiento.
Nuevo fracaso. Los refuerzos no llegaron y Torrijos volvió a dar la orden de repliegue. Aunque infructuoso, el ataque a La Línea tuvo gran repercusión, tanto en el gobierno absolutista español como en la propia Junta de Gibraltar y los liberales se sintieron fortalecidos tras este hecho.
Torrijos, cuyo prestigio personal se acrecentaba, estaba convencido de superar los impedimentos económicos y lograr la cooperación organizada con los liberales del interior. Por esto, reiteró sus peticiones a París a través de sus agentes (su cuñado Miniussir e Ignacio Pinto) y los trabajos con las juntas del sur.
José María de Torrijos y Uriarte
(1791-1831)
Nueva decepción en el levantamiento de Andalucía entre febrero y marzo de 1831.
A propuesta de la Junta Central de Madrid (ligada a Espoz y Mina), se decidió desencadenar un levantamiento en todo el país para el mes de marzo de 1831. Como los partidarios de Torrijos recelaban del habitual timorato comportamiento de Espoz y Mina, tendrían que ser ellos los que aceleraran e iniciaran el levantamiento en el sur.
Así llegó el 21 de febrero de 1831.
El pronunciamiento de Salvador Manzanares en el Campo de Gibraltar y la Serranía de Ronda y la rebelión de Cádiz y San Fernando, acabaron en desastre, haciendo inútiles los demás conatos de rebelión de toda Andalucía.
Los dos grupos liberales se culparon mutuamente del fracaso, provocando el final del tenue acuerdo alcanzado entre ellos.
De nuevo, hay constancia escrita de la presencia de Miniussir en este infructuoso levantamiento (Según Pío Baroja pp. 144-5. “Con la pluma y con el sable”, de 1820 a 1823. London: Forgotten Books. Original work published 1921) […] en el curso de la insurrección de febrero Miniussir se acercó a Gibraltar con otros liberales (Salvador Manzanares, Díaz Morales y Epifanio Mancha) esperando el levantamiento de Cádiz.
Como siempre, el régimen absolutista estuvo puntualmente informado sobre los planes de los insurrectos y, partir de este momento, Torrijos pasó a convertirse en enemigo y objetivo primordial para el gobierno de Fernando VII.
Comienzo de la última tentativa.
A pesar de las adversidades, a partir de la primavera de 1831, Torrijos y la Junta de Gibraltar decidieron mantener su compromiso con la insurrección. Lo inmediato era conseguir permanecer en Gibraltar.
Juan López Pinto
(1788-1831)
Llegaron a considerar el disponer de otra plataforma cercana que sirviese para preparar el desembarco y Argel podía ser esta base, aunque no llegó a materializarse este traslado. Según las cartas de Miniussir a Torrijos, el ministro francés de la Guerra, mariscal Soult, llegó incluso a negociar con Miniussir el conseguir un apoyo mutuo sobre la cuestión argelina, lo cual no fue posible por la propia oleada de protestas que desencadenó, entre la emigración española, esta medida.
Aunque la comisión ejecutiva de Gibraltar no se trasladó finalmente a la costa argelina, siguió contando, a través de Palarea, con su ayuda estratégica para alcanzar las plazas de Ceuta y Tarifa, en las que tenían juntas organizadas.
Lo que realmente necesitaban, Torrijos y Flores Calderón por estas fechas, eran recursos materiales. Pero, lo único que recibían de sus agentes eran resultados negativos y la escusa principal se escudaba en la rivalidad entre los dos bandos liberales españoles. Torrijos sabía que estas disputas desaparecerían si preparaba nuevos rompimientos en varios puntos del mediodía de España.
(Según datos obtenidos de los informes sobre la Junta de Gibraltar proporcionados a finales del verano de 1831 al conde Ofalia por su confidente en París, Ramón Conti, a través de las entrevistas mantenidas por este último con Miniussir) […] La misión de García del Barrio y Boyd era la relación con comerciantes españoles, ingleses y extranjeros para obtener recursos económicos.
Gaytán y Miniussir, desde París, eran los responsables de contactar con los distintos gobiernos liberales europeos, para procurar de ellos ayuda económica y armas, solicitados de modo apremiante desde Gibraltar.
(Según Irene Castells) […] Miniussir inició incluso las gestiones para obtener fondos para la causa con la garantía de la venta de los bienes de José María de Torrijos, además de que tenía a su cargo el mantenimiento personal de la esposa de éste, Luisa Sáenz de Viniegra, y del hijo de Flores Calderón, Lorenzo.
El artero Plan Viriato.
Había que empezar de nuevo a coordinar los movimientos de las juntas del sur de la Península, hasta que se acordase el momento y el lugar del nuevo levantamiento.
Las informaciones emitidas entre la Comisión Ejecutiva y los comisionados, y viceversa, comenzaron a estar severamente intoxicadas con las trasmitidas por los confidentes absolutistas, lo que dificultó definitivamente las operaciones.
En octubre de 1831, Nicolás de Miniussir y Giorgeta (que acababa de regresar de Gibraltar y volvía a París decidido a buscar por los medios que fuese el apoyo del que tan necesitados estaban Torrijos y su grupo) se entrevistó para ello con Javier Istúriz y con el marqués de Palmella e informó a ambos de que “la fuerza de la Junta de Gibraltar estaba en sus bases del interior de España: en Cádiz, en la isla de León, condado de Niebla, Sevilla, Granada, Jaén, las Alpujarras, La Mancha, Tarifa, costas de Castellón, Valencia y Alicante, entre los presidiarios de Andalucía y en diversas guarniciones militares, como las de San Roque, La Línea y Algeciras” (AMJ, Armario reservado, leg. 63; carta de Miniussir a Torrijos escrita en París el 24 de octubre de 1831).
Al fracasar la posibilidad de usar las costas levantinas debido a los arrestos y carencia económica, Torrijos se centró en el litoral andaluz. El coronel José de Coba (agente de Torrijos) logró organizar en Málaga una comisión con algunos liberales de la ciudad. Fue precisamente a través de esta comisión, aprovechando su desorganización, como se infiltró Bernabé Chinchilla, confidente al servicio del gobernador de Málaga, Vicente González Moreno.
Vicente González Moreno
(1778-1839)
Gobernador de Málaga
“El artero Viriato”
por
Isidoro Margués
De este modo, lograron los absolutistas impedir la correcta transmisión con la Comisión Ejecutiva de Gibraltar.
En septiembre, Torrijos ya había recibido y contestado varias cartas de su supuesto amigo de Málaga, el misterioso Viriato, es decir, del propio González Moreno. Éste le sugería Málaga como punto para el desembarco, ofreciéndole tropas de apoyo. Para desgracia de Torrijos, a partir de ese momento, su único contacto en esta ciudad fue el propio gobernador absolutista. De este modo, se puso en marcha el Plan Viriato a través del gobernador de Málaga, con la propuesta al Consejo de Ministros y su aprobación, el 5 de octubre, de capturar a Torrijos por sorpresa o engaño.
El 14 de octubre, Torrijos y Flores Calderón se trasladaron a casa del comerciante Ángel Bonfante, manteniendo con sus compañeros sólo un contacto epistolar.
La mayoría del resto de la Junta estaban ocultos o en la plaza o en la bahía, excepto los que podían moverse legalmente.
La definitiva planificación del golpe no se perfiló hasta finales del mes de octubre.
El 14 de noviembre Torrijos y Flores Calderón se trasladaron a la bahía.
Ya embarcados decidieron que la expedición saldría definitivamente el 30 de noviembre.
Mientras tanto, entre octubre y noviembre, Viriato había desarticulado las juntas andaluzas y del litoral cartagenero, alicantino y valenciano.
(Según Irene Castells): […]. Estas pérdidas dificultaron más las últimas comunicaciones con los del interior y forzaron a Torrijos a confiar a fondo en la operación de Málaga. No se permitió, seguramente, a sí mismo el dudar. Quizá sea esto lo que explique que no tomara en cuenta los varios avisos que recibió para disuadirle del desembarco.
[…]. Torrijos y Flores Calderón esperaban, en circunstancias cada vez más adversas, a bordo del bergantín americano Virginia las últimas instrucciones de Viriato.
Cartas de Miniussir a Torrijos (24 y 29 de octubre de 1831).
(Ver en blogcoloma: Transcripción y explicación de 2 Cartas de Miniussir a Torrijos en 1831).
Se trata de copias de dos cartas halladas entre los papeles de Torrijos, tras su detención y fusilamiento, escritas desde París por su cuñado Miniussir.
Resumen de la primera carta: remitida por Miniussir a Torrijos desde París, el día 24 de octubre de 1831.
1º. Miniussir da cuenta del intento de venta de unos fusiles, difíciles de colocar.
2º. Miniussir expresa la dificultad de obtener fondos para el sostenimiento de la esposa de Torrijos (Luisa) y el hijo de Flores Calderón (Lorenzo), que están a su cargo.
3º. Miniussir solicita soluciones pecuniarias a Francisco Javier de Istúriz Montero, mientras que éste se muestra evasivo.
4º. Por el contrario, Istúriz se queja de haber sido incluido en una lista como emigrado de España en 1823. Exasperado, Miniussir tiene que intervenir para que sea eliminado de la misma.
5º. Más lamentos de Miniussir ante la precaria situación monetaria y las deudas contraídas.
6º. Miniussir informa, a Torrijos, acerca de una sesión parlamentaria francesa que va a tener lugar el día siguiente, en la que diputados proliberales van a recriminar a los que rehúsan prestar ayuda a los liberales españoles.
7º. Miniussir informa de los contactos que ha mantenido con el representante de Pedro IV de Portugal, para solicitar financiación.
8º. Miniussir se despide mandando recuerdos hacia el grupo que se ha desplazado a Gibraltar con motivo de iniciar el levantamiento.
Resumen de la segunda carta: remitida por Miniussir a Torrijos desde París, el día 29 de octubre de 1831.
1º. Miniussir reitera a Torrijos la imposibilidad de vender los fusiles, aunque podrían servir para su propósito al poseer bayonetas.
2º. Miniussir reitera la gran dificultad para obtener fondos. De hecho, proporciona ejemplos de esta limitación mencionando: los apuros, sufridos por un jefe de sociedad secreta, para ayudar a salir del hoyo económico al general Lafayette y otro para financiar una expedición informativa de Valdés al Pirineo. Por ello, lamenta las injustas quejas de Torrijos hacia su gestión.
3º. Miniussir recuerda a Torrijos que, desde que salió de Londres tres meses atrás, está viviendo de prestado, mencionando, además, quiénes son sus prestamistas.
4º. Miniussir vuelve a asociar la obtención de fondos, para solventar la asignación mensual destinada a la manutención de la esposa de Torrijos (Luisa) y el hijo de Flores Calderón (Lorenzo), con las gestiones encargadas a Francisco Javier Istúriz Montero. Aunque éste le da largas, Miniussir piensa que al final cumplirá con su cometido.
5º. Miniussir enumera los impresos y revistas que ha ido remitiendo a Torrijos, en los que se han ido seleccionando aquellos que comentan los asuntos que se han debatido en la Cámara de Diputados francesa.
6º. Miniussir describe la situación política francesa basándose en un discurso de su amigo y diputado Goly y otro de Louis Thiers en los que proponen, al general Lamarque, la movilización de 300 batallones para la reserva.
7º. Miniussir profetiza acerca de la imposibilidad de que los belgas queden satisfechos con las propuestas formuladas por las grandes potencias y que, al final, serán la causa de una guerra general.
8º. Miniussir narra sus conversaciones con: el Marqués de Palmela (representante de Pedro IV de Portugal), con Almeyda y con Pereyra, llegando a la conclusión de que D. Pedro había prometido a Inglaterra y a Francia no mezclar la causa de su hija María con la de los emigrados españoles, imposibilitando hablar abiertamente con nosotros. Miniussir insiste sobre el hecho inconcebible de que los liberales portugueses se mostrasen indiferentes ante la ayuda que se les ofrecía por parte de los liberales españoles y; más aún, teniendo en cuenta la postura de apoyo, por parte del rey absolutista español Fernando VII, hacia las pretensiones al trono del totalitario Miguel de Portugal, hermano de D. Pedro. Ante esta exposición, Palmela se mostró comprensivo; aunque, como buen político, sólo otorgó, entre vagas promesas, trasmitir estas inquietudes a D. Pedro.
9º. Miniussir dice a Torrijos que ha comunicado, a su esposa Luisa, su disposición, para él acertada, de emitir bonos sobre el préstamo.
10º. Miniussir recomienda a Torrijos no trasladar a su esposa todos los apuros que está sufriendo; pues ésta, se siente triste y desesperada.
El golpe en Málaga.
La noche del día 30 de noviembre de 1831, los 60 hombres de Torrijos se distribuyeron en dos embarcaciones y se dirigieron hacia las costas de Málaga.
(Según Irene Castells): […]. Eran víctimas de una escandalosa y burda trama urdida por el absolutismo español para exterminar definitivamente a los liberales de Gibraltar, los que habían llevado hasta sus últimas consecuencias el proyecto insurreccional de la década ominosa.
Aspecto del Peñón de Gibraltar en 1810
[…]. Cuando ya estaban en aguas malagueñas, fueron atacados por dos barcos españoles. Se vieron entonces obligados a desembarcar precipitadamente a la altura de Fuengirola y se internaron en dirección a la sierra de Mijas.
[…]. Aún no se imaginaban la envergadura de las delaciones y traiciones en la que estaban envueltos.
[…]. La mayoría consiguió llegar a la Alquería, a 20 kilómetros de Málaga. Allí tuvieron que resistir la agresión de las tropas realistas durante la noche del 3 al 4, con las que consiguieron parlamentar. Fue inútil.
[…]. El fuego cesó el día 4, a la llegada del propio González Moreno.
[…]. Las negociaciones para la capitulación definitiva duraron todavía hasta la mañana del día 5.
[…]. Todos los que se encontraban en la Alquería, fueron conducidos a la cárcel de Málaga, excepto Torrijos, trasladado al cuartel donde se hallaba el Regimiento de Infantería 4º de La Línea.
[…]. El día 8 de diciembre se expidió una orden por el Ministerio de la Guerra, según la cual se mandaba fusilar al grupo revolucionario. La sentencia se hizo pública en Málaga a las cuatro de la tarde del 10 de diciembre.
[…]. En la tarde del mismo día 10, Torrijos fue conducido al convento del Carmen, donde ya se encontraban sus compañeros, y juntos escucharon su condena a muerte para la mañana siguiente, la del domingo 11 de diciembre.
[…]. En la cárcel de Málaga entraron 60 individuos de la “gavilla de Torrijos”, de los que fueron ejecutados 49.
[…]. A las once y media de la mañana del 11 de diciembre de 1831, fueron conducidos a la orilla del mar, en las playas de San Andrés, fusilados en dos grupos los 49 y trasladados sus cuerpos en carros de basura, conducidos por presidiarios, al cementerio.
[…]. La hermana de Torrijos y esposa de Miniussir, Carmen, que habitaba en Málaga, recogió el cuerpo de aquél.
[…]. Los restos de los de los otros 46 fueron trasladados en 1842, junto con los de Torrijos y López Pinto, al monumento funerario que el Ayuntamiento de Málaga erigió en su memoria.
[…]. Aún no se imaginaban la envergadura de las delaciones y traiciones en la que estaban envueltos.
[…]. La mayoría consiguió llegar a la Alquería, a 20 kilómetros de Málaga. Allí tuvieron que resistir la agresión de las tropas realistas durante la noche del 3 al 4, con las que consiguieron parlamentar. Fue inútil.
[…]. El fuego cesó el día 4, a la llegada del propio González Moreno.
[…]. Las negociaciones para la capitulación definitiva duraron todavía hasta la mañana del día 5.
[…]. Todos los que se encontraban en la Alquería, fueron conducidos a la cárcel de Málaga, excepto Torrijos, trasladado al cuartel donde se hallaba el Regimiento de Infantería 4º de La Línea.
[…]. El día 8 de diciembre se expidió una orden por el Ministerio de la Guerra, según la cual se mandaba fusilar al grupo revolucionario. La sentencia se hizo pública en Málaga a las cuatro de la tarde del 10 de diciembre.
[…]. En la tarde del mismo día 10, Torrijos fue conducido al convento del Carmen, donde ya se encontraban sus compañeros, y juntos escucharon su condena a muerte para la mañana siguiente, la del domingo 11 de diciembre.
[…]. En la cárcel de Málaga entraron 60 individuos de la “gavilla de Torrijos”, de los que fueron ejecutados 49.
[…]. A las once y media de la mañana del 11 de diciembre de 1831, fueron conducidos a la orilla del mar, en las playas de San Andrés, fusilados en dos grupos los 49 y trasladados sus cuerpos en carros de basura, conducidos por presidiarios, al cementerio.
[…]. La hermana de Torrijos y esposa de Miniussir, Carmen, que habitaba en Málaga, recogió el cuerpo de aquél.
[…]. Los restos de los de los otros 46 fueron trasladados en 1842, junto con los de Torrijos y López Pinto, al monumento funerario que el Ayuntamiento de Málaga erigió en su memoria.
Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga
por
Antonio Gisbert Pérez
(de izq. a der.): Robert Boyd, Juan López Pinto, Manuel Flores Calderón y José María de Torrijos y Uriarte
Efectos del fusilamiento.
Las noticias del suceso no llegaron a París hasta 6 días después, por lo que fue imposible gestionar las negociaciones de indulto alguno. Pero la prensa se hizo eco inmediato denunciando el, rastrero y poco honorable, procedimiento del gobierno absolutista, llevado a cabo para detener a los sublevados. Hubo condena general de la Europa liberal, poniendo en evidencia los signos de un régimen en sus últimos estertores.
Los supervivientes se propusieron vengar de algún modo a sus compañeros y escribieron a Miniussir y López Pinto (hermano del fusilado) para que movilizaran a los medios liberales de Francia e Inglaterra.
Por su parte, Luisa de Torrijos se dedicó, desde ese momento, a perpetuar la memoria de su esposo y a desacreditar las noticias falsas y manipuladas que circularon desde entonces. En 1837 se le concedió el título de condesa de Torrijos y en 1838, el de vizcondesa de Fuengirola. Al no tener descendientes directos, el título de “conde de Torrijos” pasó a su sobrino político, D. Fernando de Torrijos y García Vinuesa, segundo conde de Torrijos, y, posteriormente, al hijo de su otra sobrina Isabel Fernández de las Peñas y Torrijos (hija del primer matrimonio de la hermana de Torrijos, Carmen), casada con Dionisio Alcalá Galiano.
(Según datos del Armario Reservado, leg. 63): […] El 1 de enero de 1832 informaba el conde de Ofalia de las gestiones emprendidas por el cuñado de Torrijos, Miniussir alias “el Cazolete”, en Londres, junto con Sterling, para la vindicación de las víctimas de Málaga y la denuncia del gobierno español.
Como es de suponer, el fusilamiento de su cuñado debió de afectar tremendamente al estado de ánimo de Nicolás. Esta amargura se deja traslucir en las líneas escritas por él en el periódico “el Filántropo” (París, 29 de mayo de 1832). Se trataba de una publicación con formato pequeño que utilizó Miniussir, junto con otros dos notables liberales, para poder remitir a España en cartas cerradas. (Ver en blogcoloma: Mariscal de Campo Nicolás de Miniussir y Giorgeta [Origen de los Giorgeta de Valencia]. Biografía General).
Fin del absolutismo y regreso de Miniussir.
A partir de los fusilamientos de Málaga, las conspiraciones, aunque siguieron produciéndose, ninguna llegó a materializarse desde entonces.
A pesar de que Fernando VII murió el mes de septiembre de 1833, todavía tuvieron que pasar algunos años más, antes de que se instaurase en España un régimen constitucional.
Entre los años 1833 y 1837 se fue fraguando, lentamente y con dificultad, el régimen liberal, aunando voluntades entre los miembros absolutistas y constitucionalistas.
Con Torrijos, sus románticas insurrecciones y su dramático desenlace final, concluye en España la fase del pronunciamiento como solución del movimiento liberal contra el absolutismo.
(Como narra la Biografía Oficial de Miniussir redactada por el Ejército): […]. Sonó por fin la hora en que el partido liberal iba a levantar su abatida cabeza, y la sanción del Estatuto real en abril de 1834 devolvió a la España los proscriptos liberales que se hallaban en la emigración.
Por entonces, Miniussir estaba empleado en la embajada de España en París, desde principios de este año 1834, tras ser nombrado embajador el duque de Frías.
Nicolás de Miniussir y Giorgeta, tras sufrir 11 años de exilio, salió de París el 23 de octubre con pliegos para el gobierno y llegó a Madrid el 1 de noviembre del año 1834.
Fuentes
-La utopía insurreccional del Liberalismo. Torrijos y las conspiraciones liberales de la Década Ominosa. Irene Castells. Editorial Crítica. 1989.
-Mariscal de Campo Nicolás de Miniussir y Giorgeta (Origen de los Giorgeta de Valencia). Biografía General (blogcoloma).
-Miniussir y Giorgeta: Dos Cartas de Miniussir a Torrijos (1831) (blogcoloma).
-Vida del general don José María de Torrijos y Uriarte. Luisa Sáenz de Viniegra, condesa de Torrijos. 2 vols., Madrid, 1860.
-Ministerio de Justicia, Subdirección General de Documentación y Publicaciones. Armario Reservado. Causa contra Torrijos. Cartas de Miniussir a Torrijos. Legajo 7965.
-Nicolás Miniussir y Giorgeta, el héroe de Waterloo que se instaló en Almagro a mediados del siglo XIX.
Francisco José Martínez Carrión. Revista de Arte y Pensamiento de Campo de Calatrava. I Época. Nº 5. Diciembre. 2014 (181-199).
No hay comentarios:
Publicar un comentario